Macron, contra las cuerdas frente a unas elecciones cruciales para su futuro

Las legislativas francesas pueden marcar el principio del fin del macronismo

4 min
El presidente francés, Emmanuel Macron.

ParísAl principio de la campaña de las elecciones legislativas francesas se hizo viral un vídeo. Se ve al primer ministro, Gabriel Attal, con su sonrisa tímida haciendo campaña en la calle. Un vecino se detiene para saludarle y le habla con una sinceridad que deja a Attal sin apenas palabras. "Usted es bueno, pero habría que decirle al presidente que cierre la boca [...]. Es él quien nos está jodiendo", le espeta. Attal sólo logra decir que son elecciones para elegir al primer ministro, no al presidente.

Las palabras que pronuncia el ciudadano frente a Attal parecen reflejar un sentimiento mayoritario, incluso entre aquellos electores que votaron por Emmanuel Macron en las presidenciales. Siete años después de su llegada al Elíseo, el presidente de la República pasa por horas bajas y acusa más que nunca el desgaste. El descontento y el malestar por su gestión se ha instalado entre muchos ciudadanos, cada vez más. El primer aviso fueron las elecciones europeas, en las que la extrema derecha de Marine Le Pen logró un resultado histórico, con un porcentaje de voto (31,4%) muy superior al de la coalición del presidente (14,6%). El segundo aviso puede ser este domingo en la primera vuelta de las legislativas.

Cuando decidió adelantar las elecciones, previstas inicialmente para 2027, el presidente de la República quería provocar un electrochoque entre el electorado. Pretendía abrir los ojos a los electores frente al auge de la extrema derecha y por eso apeló a la "responsabilidad" de los ciudadanos ya la preservación de los valores republicanos. "Ser francés es estar siempre a la altura de los hechos cuando es necesario, saber el precio del voto y el gusto de la libertad, actuar con responsabilidad sean cuales sean las circunstancias", dijo Emmanuel Macron en su alocución para anunciar la convocatoria de elecciones.

Los analistas creen que Macron pretendía dar un golpe en la mesa para despertar a los franceses y poder recuperar la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. "Es la convicción de que si cambias el relato con un giro de guión, con una sacudida de este tipo, conseguirás cambiar también la realidad", sostiene el politólogo y ensayista de la Fundación Jean Jaurès Raphaël Llorca. Pero la estrategia puede resultar fallida si se confirman las encuestas, que auguran una victoria de la extrema derecha y apuntan al hundimiento de la coalición de Macron, que sólo lograría ser la tercera fuerza en la Asamblea, por detrás de Le Pen y del Nuevo Frente Popular (NFP), la alianza de las izquierdas.

Campaña sin la cara del presidente

Muchos candidatos a diputado de la coalición presidencial han realizado la campaña con carteles y programas electorales sin la foto del presidente. En las otras elecciones, su cara siempre estaba ahí. Incluso Attal ha decidido prescindir de ellos. Por primera vez, el presidente resta y no suma. El jefe del Estado, además, ha recibido críticas también de personas de su entorno y de socios de su mayoría presidencial. La prensa francesa asegura que la decisión generó mucho malestar a su primer ministro, al que no habría consultado antes de convocar a los comicios. "Existe la sensación de que el capital simbólico de la marca Macron se ha evaporado por completo", afirma el politólogo.

Ante las encuestas que le son desfavorables, el inquilino del Elíseo ha optado por atizar el miedo de la extrema derecha, pero también del Nuevo Frente Popular, a quien el presidente francés acusa de ser de extrema izquierda, aunque entre los partidos que lo integran están los socialistas y los ecologistas. Emmanuel Macron ha llegado a decir que sus propuestas electorales conducirán a "una guerra civil" y presenta su coalición presidencial como la única opción para frenar a "los extremos" y preservar los valores republicanos. Macron parece decir a los ciudadanos: o me votáis a mí, o será el caos, poniendo en el mismo saco Le Pen y partidos moderados o de izquierda radical, como La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon.

La participación, clave

El jefe del estado se juega el futuro en las elecciones de este domingo y del 7 de julio. Muchos le acusan de haber servido en bandeja al gobierno en la extrema derecha de Le Pen y le señalarán como culpable si, dentro de una semana, Reagrupament Nacional es la primera fuerza de la Asamblea. Si se cumplen las encuestas, Macron quedará extremadamente debilitado. Su idea de convocar elecciones anticipadas para crear un choque puede resultar en el principio del fin del macronismo. "Él pensaba que, al igual que en otras ocasiones, saldría adelante con una jugada genial. Pero muchos temen, también a sus íntimos, que lo que ha hecho en realidad le dejará fuera de la historia", apunta Llorca.

Pero los analistas consideran que Le Pen no lo tiene todo hecho. Hay muchas variables que pueden frenar su victoria, como la participación, que podría ser mayor que en las últimas legislativas. También puede ser clave si, tras la primera vuelta, el presidente de la República hace un llamamiento a votar a cualquier candidato que no sea de extrema derecha y, por tanto, a votar la alianza de las izquierdas. En un sistema de doble vuelta hay muchas incertidumbres. "En muchas circunscripciones la bola cae hacia un lado o hacia otro por pocos votos. Es como en la película Match point de Woody Allen. La movilización entre ambas vueltas será esencial", sostiene Raphaël Llorca. Emmanuel Macron aún no lo tiene todo perdido.

stats