Francia

Macron da marcha atrás ante los independentistas de Nueva Caledonia

El presidente viaja al archipiélago para dejar en suspenso la polémica reforma electoral y abrir un diálogo

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El presidente francés, Emmanuel Macron, llegando a Nueva Caledonia.

ParísEl presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, intenta calmar las aguas en Nueva Caledonia, donde una nueva revuelta de los independentistas ha provocado un estallido de violencia que ha dejado un balance de seis personas fallecidas, casi 300 detenidos, más de 400 comercios incendiados o arrasados, unos ochenta policías heridos y carreteras cortadas por los manifestantes. Macron, que ha visitado la isla por sorpresa, ha anunciado este jueves que deja en vilo al cambio a la Constitución francesa que prevé ampliar el cuerpo electoral en el archipiélago de Nueva Caledonia en favor de los ciudadanos no nativos, la mayoría franceses procedentes de el Hexágono. La condición que pone es que acaben los cortes de carreteras y que devuelva "el orden" al archipiélago.

El presidente ha querido hacer un gesto con el movimiento independentista, formado esencialmente por la población nativa, los canacos, en un intento de poner fin a los disturbios. En una alocución desde Nueva Caledonia, Macron se comprometió a "no imponer" la reforma constitucional, aprobada ya por el Parlamento y pendiente sólo del último paso, la aprobación en una sesión conjunta y solemne de las dos cámaras , prevista inicialmente para finales de junio.

"Nos daremos algunas semanas que permitan volver a la tranquilidad y reanudar el diálogo con vistas a un acuerdo global" que tenga cabida en la carta magna francesa, ha declarado Macron. Aunque el presidente de la República no ha estado muy claro sobre el futuro de la reforma, se entiende que por ahora la deja en vilo pero que podría aprobarla definitivamente si "el acuerdo global" no llega a buen puerto o si continúan los disturbios. En Nueva Caledonia la mayoría de partidos piden un aplazamiento formal de la sesión conjunta de la Asamblea Nacional y el Senado por dado el visto bueno al cambio constitucional, el llamado Congreso.

No a renegociar el tercer referéndum

El presidente de la República ha precisado que el acuerdo político sobre el futuro del archipiélago deberá ser validado por los ciudadanos de Nueva Caledonia y que no negociará que se repita el tercer y último referendo de independencia, que se celebró en 2020 ignorando las peticiones de los partidos independentistas, que pedían un aplazamiento y acabaron boicoteando la consulta. La participación cayó considerablemente y movilizó sólo a los ciudadanos favorables a seguir bajo la tutela de Francia. Los independentistas reclaman que se repita.

Nueva Caledonia es un territorio francés situado –literalmente– en la otra punta de mundo, en el océano Pacífico, entre Australia y las islas Fiji, que fue colonizado por Francia en 1853. Actualmente la población autóctona ya es minoría : los canacos representan un 41,2% de los 270.000 habitantes. El cambio constitucional supondría añadir al censo electoral a 25.000 personas llegadas en los últimos años a las islas. Actualmente sólo tienen derecho a voto en las elecciones provinciales y en los referendos los ciudadanos inscritos en el censo de Nueva Caledonia antes de 1998, gracias a un acuerdo entre París y Nouméa que preveía también la celebración de los tres referendos. El Frente de Liberación Nacional Canaco y Socialista (FLNKS), integrado por ambos partidos independentistas, advierte que si se hace efectivo la ampliación del censo supondrá "minorizar aún más" a los canacos.

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