Balcanes

"Nos van a matar": el presidente de Serbia se prepara para endurecer la represión contra los manifestantes

Las protestas, lideradas por estudiantes, se han vuelto violentas después de nueve meses

Manifestaciones estudiantiles en Belgrado, el 15 de agosto.
ARA
18/08/2025
2 min

BarcelonaEl presidente nacionalista de Serbia, Aleksandar Vučić, ha anunciado que aplicará "medidas sorprendentes" contra los manifestantes que llevan nueve meses protestando contra su gobierno. El pasado miércoles, 13 de agosto, las protestas, hasta entonces mayoritariamente pacíficas, se volvieron violentas con enfrentamientos entre manifestantes y los cuerpos de seguridad y se saldaron con ataques a diferentes sedes del Partido Progresista Serbio (SNS, en sus siglas en serbio), el partido de Vučić, y con el incendio de un incendio.

En este contexto, el presidente serbio, acusado por varias ONG de intentar ahogar las protestas con métodos represivos, comparó este lunes los manifestantes con nazis y declaró que sus acciones son "auténtico terrorismo". Por el momento, niega que quiera instaurar el estado de excepción, pero ha dicho que se pueden tomar otras medidas. Si bien no las especificó, sí adelantó que está preparando el terreno jurídico para una "reacción". "Verá la determinación del estado serbio. Haremos todo lo posible para restablecer el orden y la paz", ha dicho Vučić, y ha añadido que "si no damos pasos decididos, nos matarán".

Desde el pasado miércoles, las protestas han dejado a cientos de heridos, entre ellos 120 policías, y decenas de detenidos —este domingo, la Fiscalía anunció que se habían arrestado a 56 manifestantes—. De hecho, las protestas dieron este giro violento después de que "matones" del SNS y de la policía hirieran a 80 manifestantes en una protesta, según denunciaron. El gobierno insiste en hacer recaer la responsabilidad en los manifestantes, a los que acusa de estar en connivencia con países occidentales.

Nueve meses de protestas

Las protestas contra el gobierno de Vučić empezaron después de que el 1 de noviembre del año pasado 16 personas perdieran la vida a raíz del derrumbe de una marquesina que acababa de ser remodelada en una estación de tren en Novi Sad. En un principio, las manifestaciones, lideradas por estudiantes, pedían responsabilidades por el incidente, pero fueron adoptando un mensaje antigubernamental, y acusan al ejecutivo de autoritario y corrupto.

A finales de noviembre, el ministro de Construcción, Goran Vesic, dimitió y fue detenido por crímenes contra la seguridad pública. La presión de los manifestantes también ha provocado diversas remodelaciones del gobierno, pero los estudiantes siguen pidiendo elecciones anticipadas y han persistido durante nueve meses en las movilizaciones, que en marzo batieron un récord histórico en el país: reunieron a entre 500.000 y 700.000 personas, según la organización.

El gobierno de Vučić mantiene estrechos vínculos con Rusia y China, pero a pesar de ello y sus políticas autoritarias, no ha renunciado a acceder a la Unión Europea. El comisario de derechos humanos del Consejo de Europa, Michael O'Flaherty, condenó el viernes el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía y se mostró preocupado por el estado de los derechos humanos en Serbia. Rusia, en cambio, ha ofrecido apoyo a Vučić para "controlar los movimientos violentos".

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