La oportunidad inesperada de la izquierda francesa
La victoria en las elecciones legislativas puede reavivar a los partidos progresistas, en crisis desde la presidencia de Hollande
ParísNi el carismático y polémico líder de La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, ni ningún otro de los líderes de los partidos de la izquierda francesa aliados en el Nuevo Frente Popular (NFP) se esperaban ganar las elecciones legislativas. Tenían la esperanza, pero sabían que era una misión casi imposible: todas las encuestas auguraban la victoria de la extrema derecha de Marine Le Pen. El domingo 7 de julio por la noche llegaba la sorpresa. El NFP –formado por los insumisos, los socialistas, los ecologistas y los comunistas– había obtenido 182 escaños en la Asamblea Nacional, lejos de la mayoría absoluta pero más que cualquier otro bloque. La izquierda será la primera fuerza parlamentaria, por delante de los macronistas y de Le Pen. "Hemos logrado un resultado que nos decían que era imposible", afirmaba Mélenchon en la noche electoral.
El cordón sanitario contra la extrema derecha que impulsaron conjuntamente la alianza de las izquierdas y los macronistas ha contribuido al éxito electoral del NFP, pero el resultado, si bien no supone una victoria rotunda, puede suponer un revulsivo y un empujón para una izquierda francesa que lleva años en una profunda crisis. "Es una victoria moral relativa: no cabe duda de que es la alianza mayoritaria, pero no tiene ninguna posibilidad de formar una mayoría absoluta", apunta el investigador y docente experto en movimientos sociales en Francia de la Universidad de Lausana Aldo Rubert .
Sin embargo, según el sociólogo, "haber detenido la extrema derecha ya es una victoria, y haber terminado en primera posición es simbólicamente importante". Rupert, además, destaca que el cordón sanitario ha funcionado sobre todo gracias a los votantes de izquierda.
Rotura del electorado con Hollande
Por primera vez desde 2012, el primer grupo en la Asamblea Nacional es de izquierdas. En 2012 François Hollande acababa de ser elegido presidente y el Partido Socialista logró una sólida mayoría absoluta con casi 300 escaños. Desde entonces, la izquierda francesa no levanta cabeza. La presidencia de Hollande, a la que se acusa de haber gobernado con políticas demasiado escoradas a la derecha, supuso una rotura con los votantes socialistas y hundió al partido.
Con los ecologistas también en crisis y con la llegada de Emmanuel Macron ocupando el espacio del centro, la izquierda había quedado prácticamente anulada, en estado de muerte cerebral, sólo con la excepción de La Francia Insumisa. Mélenchon recogió el voto de los progresistas descontentos e intentó capitalizar el voto de protestas históricas como la de los chalecos amarillas.
Nuevo inicio
Las elecciones legislativas del 7 de julio pueden ser un nuevo inicio para la izquierda y especialmente para los socialistas, que comienzan a recuperar a votantes. También para los ecologistas, que parecen revivir de la mano de su nueva líder, Marine Tondelier. Después de 2012, el único partido del bloque de las izquierdas que había logrado cierto éxito era LFI, considerado en Francia un partido de izquierda radical. Pero en las elecciones legislativas los socialistas han logrado 65 escaños, muy pocos menos que los insumisos (75). "El papel del Nuevo Frente Popular, de su corazón, de nuestra familia socialista, es refundar un proyecto colectivo para nuestro país", aseguraba la noche electoral el líder socialista, Olivier Faure.
"Los resultados del 7 de julio podrían ser una oportunidad, porque uno de los grandes problemas que tiene la izquierda cuando está en minoría es que tiene muchas dificultades para hacerse escuchar. Siempre aparece desunida y se le escucha poco" , sostiene Rupert. Sin embargo, el sociólogo advierte que la clave para salir de la crisis es que la izquierda logre ensanchar su base electoral. "Quien vea una muerte o un renacimiento se equivoca. Desde el 2017 el voto está estancado en torno al 30%", explica. En la primera vuelta de las legislativas, el NFP no alcanzó el 28% de los votos.
Recuperar a votantes
El politólogo Philippe Marlière, profesor de la Escuela Universitaria de Londres, también considera que la clave es ensanchar la base electoral recuperando a los votantes que se marcharon tras la presidencia de Hollande. "Para ganar, ahora deben quitarle este electorado a Macron", afirma. Sin embargo, Marlière sostiene que esto no ocurrirá hasta que los socialistas –una formación más moderada que LFI– recuperen terreno y dominen las izquierdas, como está a punto de ocurrir.
"LFI ha perdido votantes en las europeas y en las legislativas, mientras que los socialistas han crecido. En muchos países europeos, los partidos de izquierda radical están en crisis, como Podemos en España o Syriza en Grecia. En Francia la dominación de LFI está a punto de terminarse", afirma el politólogo.
Unión de la izquierda
La enorme fragmentación de la izquierda y un sistema político que no es proporcional ponen las cosas difíciles en el blog, sobre todo cuando no hay un partido moderado que lidere a la izquierda o cuando los partidos no se alían. "Una de las lecciones que hemos sacado es que la izquierda sólo puede ser competitiva si está unida, si presenta candidatos únicos como ha hecho en las legislativas", destaca Marlière. Pero uno de los problemas es la lucha y las desavenencias ideológicas y políticas entre los partidos.
La anterior coalición electoral, NUPES, apenas duró unos meses. Ahora habrá que ver si el Nuevo Frente Popular sobrevive en la legislatura. Las dificultades para ponerse de acuerdo sobre el nombre de su candidato a primer ministro están volviendo a poner en evidencia las dificultades de los partidos de izquierdas para entenderse.