MoscúEl patrón se repite: como ya ocurrió en agosto, Vladímir Putin ha logrado desactivar un ultimátum de Donald Trump para que detenga la guerra con una reunión entre presidentes. Pero si la cumbre de Alaska terminó sin progresos y con el líder estadounidense exasperado ante una condescendiente lección de historia sobre la unidad del pueblo ruso y el ucraniano, ¿por qué el encuentro de Budapest debería ser diferente? Esa es la conclusión a la que llegó el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, tras hablar con el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y constatar que las posiciones de Rusia no se han movido ni un milímetro desde entonces.
La previa de aquella cita también vino acompañada de filtraciones sobre las supuestas cesiones territoriales que Putin estaba dispuesto a hacer. Funcionarios de la Casa Blanca afirman que, en privado, el líder ruso se habría abierto a negociar un alto el fuego a cambio del control del Donbás, y que eso habría espoleado a Trump a concertar la reunión, pero esta condición no era verosímil hace dos meses ni lo es ahora.
En público, el Kremlin mantiene sus demandas maximalistas. Nada ha cambiado desde la primera llamada entre Washington y Moscú de febrero. Lavrov lo dejó claro el martes cuando afirmó que frenar los combates en la línea de frente actual implicaría que Ucrania quedara "bajo un régimen nazi". Es decir, Putin lanzó la invasión con el objetivo de devolver a Kiiv a la órbita rusa e instalar un gobierno afín, un extremo que supondría la rendición de Volodímir Zelenski.
El control de las regiones ucranianas que Rusia se anexionó a la Constitución es sólo una de las "causas fundamentales" del conflicto, pero ni mucho menos la más importante. Lavrov enumeró las exigencias restantes: "poner fin al genocidio de facto de la población rusa y de habla rusa" y "garantizar el estatus neutral y libre de armas nucleares de Ucrania, lo que presupone el abandono de cualquier intento de atraerla a la OTAN". Irónicamente, el memorando por el que Ucrania se comprometió a entregar a su arsenal atómico y independencia, la soberanía y las fronteras existentes del país vecino, se firmó en Budapest en 1994.
¿Por qué Putin negocia a pesar de todo?
Entonces, si las demandas de Moscú son del todo inasumibles para Kiiv y Putin no muestra ningún signo de querer pactar una tregua, ¿por qué se empeña en negociar con Trump? El presidente ruso busca conciliar un difícil equilibrio: ganar tiempo para seguir avanzando en el frente, debilitar el apoyo militar a Kiiv, fracturar la unidad entre Estados Unidos y Europa, y rehacer las relaciones diplomáticas con la Casa Blanca.
Con la última llamada al presidente estadounidense, Putin dio la vuelta semanas de acercamiento retórico entre Trump y Zelenski, y enterró la promesa de los misiles Tomahawk de largo alcance para Ucrania, al igual que con la cumbre de Alaska había alejado la amenaza de sanciones. La presunta oferta del Kremlin de ceder partes de Zaporíjia y Kherson a cambio del Donbás también es una invitación para que el presidente ucraniano la rechace y contrarie al líder de Estados Unidos y su enviado especial, Steve Witkoff, especialmente receptivo al relato según el que Rusia tiene aspiraciones legítimas sobre las provincias de la provincia de la provincia.
Putin está interesado en un proceso de negociación estructurado con Washington que deje al margen a la Unión Europea y en el que la resolución de la guerra sea una carpeta más pero no una condición indispensable. Ahora bien, hasta ahora se ha topado con la prisa de la Casa Blanca para poner fin a las hostilidades lo antes posible. Así, como Trump quiere la paz para hacer negocios, Putin no le basta con la promesa de negocios para hacer la paz.
Ante la autoconfianza del mandatario estadounidense y de Witkoff, acostumbrados a cerrar acuerdos cara a cara, el líder del Kremlin sabe que las cumbres deben venir precedidas de meses de preparación técnica. De hecho, ésta ha sido la posición de Moscú desde la primavera, y lo sigue siendo en estos momentos. Si Putin transige a reunirse es porque sabe que a Trump se le acaba la paciencia y porque calcula que saldrá airoso, pero la realidad es que en ocho meses Rusia no ha hecho ninguna concesión real que acerque la paz.
Al fin y al cabo, la estrategia de Moscú no ha variado durante este tiempo: Putin no cancelará la cumbre de Budapest, pero tampoco rebajará sus demandas, al igual que en marzo se abrió a discutir un alto el fuego pero con unas exigencias imposibles. Rusia seguirá sacando pecho de ser quien más trabaja por la paz e insistirá en presentar a Ucrania ya los aliados europeos como los boicoteadores de los esfuerzos estadounidenses para poner fin al baño de sangre. Tanto si Trump tira la toalla y le deja vía libre como si fuerza a Zelenski a aceptar una tregua en falso, Putin habrá salido con la suya.
Al menos seis muertos por bombardeos rusos en Ucrania
Este miércoles el ejército ruso ha bombardeado varias ciudades ucranianas en una ola de ataques con drones y misiles que han dejado seis muertos, entre ellos dos criaturas, provocando cortes de corriente en todo el país. En Kiiv fallecieron dos personas, mientras que las otras cuatro habrían muerto en la región circundante, según los servicios de emergencias de Ucrania.
Como ya es habitual, los ataques han afectado especialmente a las infraestructuras energéticas del país y, por ello, se han producido cortes de energía de emergencia en la mayoría de las regiones. En la de Poltava, en el centro del país, también han quedado dañadas las instalaciones de petróleo y gas a consecuencia del ataque.
Mientras, Volodímir Zelenski sigue buscando alianzas para hacer frente a los ataques y para remediar los cortes de suministro de Washington. Este miércoles está en Suecia para discutir un posible acuerdo de exportación con la empresa de defensa sueca Saab. Es el fabricante del caza JAS 39 Gripen, el avión de vigilancia GlobalEye, sistemas de misiles, armas de infantería antitanques y otros equipos. "Toda la reunión tendrá lugar en Saab, en Linköping –dijo Kristersson en la radio sueca–. Vamos a discutir un posible acuerdo importante de exportación sueca".