La sombra de Putin en Georgia y Moldavia pone en peligro la gran ampliación de la UE
Bruselas y Moscú se disputan la influencia sobre las repúblicas exsoviéticas, que están en vías de adhesión al club europeo
BarcelonaLa Unión Europea hace tiempo que se plantea crecer hacia ex repúblicas soviéticas, como Moldavia y Georgia, y los Balcanes Occidentales, sobre todo a raíz de la invasión rusa en Ucrania. El régimen de Vladimir Putin, sin embargo, no quiere dar esos territorios por perdidos y tropieza su acercamiento al club europeo para tratar de mantenerlos bajo su área de influencia. De hecho, se trata de una pugna histórica entre el bloque occidental y Moscú que ha acentuado la guerra de Ucrania, y se ha vuelto a evidenciar en las elecciones georgianas y moldavas de estos últimos días.
El caso de Georgia es sintomático. Según varias encuestas de centros de investigación internacionales, el 80% de los georgianos quiere adherirse a la Unión Europea. Sin embargo, los comicios de la semana pasada los ganó con más del 50% de los votos Somni Georgià, que es un partido controlado por un oligarca proruso. Toda la oposición en bloque, que es europeísta, denunció "fraude electoral" y los observadores internacionales aseguran que vio "irregularidades".
A partir de ahí, la polémica está servida. La Unión Europea pide "investigar deprisa" las "presuntas irregularidades", mientras que el principado aliado de Putin dentro del bloque europeo, el húngaro Viktor Orbán, ha dado ya por buenos los resultados. En la misma línea, el Kremlin negó las acusaciones de injerencias y pide que se respete la victoria del partido georgiano proruso.
El referéndum de Moldavia levantó polvareda por motivos similares. El sí en la Unión Europea ganó por los pelos entre acusaciones de injerencias rusas de la propia presidenta moldava, Maya Sandu, y de la líder de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. En cambio, el Kremlin no sólo lo negó, sino que aseguró que las autoridades moldavas habían manipulado los resultados.
Y este fin de semana se prevé que la historia se repita. Se da la segunda vuelta de las presidenciales este domingo y se interpretarán como un plebiscito entre la actual presidenta, que es europeísta, y el jefe de la oposición, Alexandr Stoianoglo, que ya ha dicho que si gana una de las primeras cosas que quiere hacer es entrevistarse con Putin.
El miedo a otro caballo de Troya
Aunque la adhesión a la UE en estos países mantiene un apoyo popular mayoritario, Rusia está consiguiendo ya su objetivo: complicar el camino hacia el club europeo de estos países candidatos. En el caso de Georgia, por ejemplo, distintos estados miembros de la UE han emitido un comunicado conjunto en el que aseguran que un país no puede aspirar a entrar en el bloque comunitario entre acusaciones de fraude electoral. Además, los dirigentes comunitarios ya han discutido en más de una ocasión sobre si mantener el estatus de país candidato a la UE de Georgia después de que su gobierno aprobara la denominada "ley rusa", que se inspira en la legislación del Kremlin y pretende atemorizar a la oposición y los medios de comunicación.
De hecho, uno de los principales temores de los líderes europeos a la hora de valorar la próxima gran ampliación de la UE es que Georgia y Moldavia, así como los países de los Balcanes occidentales, sigana misma evolución que Hungría y se acaben convirtiendo otro caballo de Troya. Orbán solo a contracorriente del resto de sus homólogos, especialmente en lo que se refiere a la guerra de Ucrania, ya es un quebradero de cabeza para la UE; pero la suma de más dirigentes como el ultraderechista húngaro podrían encallar en serio el funcionamiento del blog.
Además, diferentes estados miembros y Bruselas plantean modificar los tratados para prepararse para una gran ampliación potencial. Y una de las medidas que está sobre la mesa, es retirar la condición de que se necesite unanimidad para aprobar iniciativas de según qué campos. De esta forma, quieren curarse en salud y evitar que uno solo o pocos países puedan vetar algunas tramitaciones, como hace a menudo Orbán.
Una ampliación geopolítica
La invasión rusa de Ucrania hizo acelerar los trámites para la futurible gran ampliación. Bruselas sabe que, si no se espabila, corre el peligro de que estos países se vayan decantando cada vez más hacia la órbita rusa y que, por tanto, el régimen de Putin gane poder y tenga controlado de forma indirecta más territorio colindante con el club comunitario. Por eso, la propia Von der Leyen en más de una ocasión ha calificado la voluntad de crecer del bloque europeo de "estrategia geopolítica" y el pasado lunes defendió como la única manera de evitar "más guerra e inestabilidad" en las fronteras de la Unión Europea.
Pese a este objetivo, la UE no se la quiere jugar y presiona a los países candidatos a entrar en el club comunitario para que tomen un firme compromiso europeísta. Fue muy claro el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que este miércoles en una rueda de prensa sobre la ampliación les recordó que no puede estar en misa y repicando. Los instó a dejarse de ambigüedades y, en un contexto de guerra en Europa, atreverse a elegir de bando definitivamente.
Habrá que ver de qué lado acaban cayendo todos estos países que, como Moldavia y Georgia, se encuentran en estos momentos entre dos aguas. Y, en este sentido, pueden ser claves el desarrollo de las investigaciones de las acusaciones de fraude electoral de los comicios georgianos de la semana pasada y sus consecuencias, y la segunda vuelta de las presidenciales moldavas de este domingo. "No se puede tener relación con Rusia como si nada y esperar a que tu país forme parte de la UE. Es una cosa o la otra", les ha recordado Borrell.