Los cambios que piensa la UE para funcionar mejor

La mayoría de estados presionan para retirar la unanimidad en algunos campos y prepararse para la próxima gran ampliación

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Scholz, Von der Leyen y Macron en una imagen de archivo del Consejo Europeo sobre los Balcanes.

BruselasUno de los platos fuertes de la anterior legislatura debía ser la gran reforma de la Unión Europea para intentar mejorar el funcionamiento del blog, sobre todo ante una potencial adhesión de Ucrania, Moldavia, Georgia y los Balcanes Occidentales. Pero la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha tenido que afrontar una pandemia y la invasión de Ucrania, ha evitado abrir esta caja de pandora y ha sacado el balón hacia delante hasta el próximo mandato, en el que se prevé –esta vez sí– que la UE salga adelante los esperados cambios estructurales para mejorar (o al menos no reducir) su eficiencia, aunque se absorban un buen puñado de nuevos estados miembros.

De hecho, quien más ha presionado a Bruselas en este sentido ha sido el eje franco-germánico. Tanto Alemania como Francia, que son los dos países más grandes e influyentes del bloque, consideran necesaria una remodelación de la UE y subrayan en la conveniencia de que un solo país pueda entorpecer la voluntad de todo el club europeo, como ocurre a menudo con Hungría. Por eso, proponen acabar con el requisito de unanimidad en algunos campos para que se puedan tramitar iniciativas pese a la negativa de Budapest, que suele nadar a contracorriente del resto de socios.

La obligación de alcanzar la unanimidad no sólo alarga las negociaciones y hace retrasar la puesta en marcha de algunas normativas de carácter urgente, como ocurre con los apoyos en Ucrania, sino que también permite que gobiernos como el del euroescéptico y ultraderechista Viktor Orbán puedan extraer contrapartidas de Bruselas o de los demás estados miembros a cambio de su sí. Esto ha pasado recientemente, por ejemplo, cuando Hungría logró que la Comisión Europea le descongelara los fondos europeos que le tenía bloqueados por su deriva antidemocrática porque permitió que la UE ampliara las ayudas a Kiiv.

El mayor miedo de la UE es, sin embargo, que otros países sigan las huellas de Hungría y se hagan suya la estrategia de Orbán. De hecho, antes de que Donald Tusk volviera a tomar las riendas del gobierno de Polonia, Varsovia era otra de las capitales que ponía a menudo bastones en las ruedas en el bloque. Y se teme que algunos de los socios recién llegados, con el tiempo, puedan acabar haciendo lo mismo o incluso, como en el caso de Hungría, que caigan bajo las garras del régimen de Vladimir Putin y, en la práctica, se acabe poniendo al enemigo dentro de casa.

En este sentido, uno de los casos sintomáticos es Georgia. Aunque existe un apoyo mayoritario entre la población para acercarse a la UE, el gobierno georgiano –controlado por el oligarca proruso Bídzina Ivanixvili– ha tramitado una medida conocida como la "ley rusa". Este gesto, por supuesto, acerca a Georgia al Kremlin y hace que crezcan los recelos dentro de los estados miembros para acelerar la admisión del país georgiano.

Una UE a diferentes velocidades

Otra de las propuestas que Alemania y Francia hacen es crear cuatro círculos concéntricos de unión. En primer lugar, los países más históricamente integrados, que tienen el euro como moneda y forman parte de la zona de libre circulación Schengen. En segundo lugar, todos los Estados miembros que forman parte de la Unión Europea. Después, ya sólo con una simple "asociación", principalmente económica, estaría los países amigos del blog y geográficamente más cercanos, como Suiza o Reino Unido. Por último, todos los estados occidentales que forman parte de la nueva Comunidad Política Europea, una plataforma recientemente creada por el presidente francés, Emmanuel Macron, que más allá de la UE también contiene los Balcanes, todas las repúblicas exsoviéticas e incluso Turquía.

Por otra parte, el eje franco-germánico también opta por reducir el número de comisarios europeos –una figura similar a los ministros españoles o los consejeros catalanes– que configuran el ejecutivo comunitario. Ahora mismo, contando la presidenta Von der Leyen y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, son 27. Es decir, uno por cada estado miembro.

Una gran parte de los Estados miembros quieren ahora que, tal y como ya recoge el tratado de Lisboa, deje de ser obligatorio que cada país tenga un representante en la Comisión Europea y que, en todo caso, sí haya cargos de segunda línea que continúen siendo de todos los estados. De esta forma, se conseguiría que los encuentros del Colegio de Comisarios, que es donde acuerdan las grandes decisiones, sean más eficientes y, si se amplía la UE, no se acaben formando ejecutivos multitudinarios de treinta o más miembros .

Con el mismo objetivo de reducir representantes, los socios europeos también han puesto sobre la mesa limitar el número máximo de eurodiputados que podría llegar a alcanzar el Parlamento Europeo, aunque la UE crezca en número de estados y habitantes . Los comicios de este domingo ya se eligen 720 y la propuesta de Francia y Alemania, que secundan a gran parte de los estados miembros y Bruselas, es poner el tope en un máximo de 751.

El esfuerzo económico de aceptar Ucrania

A estas alturas, aparte de Hungría, ningún país pone en duda el apoyo militar y financiero que la UE envía a Ucrania ni su candidatura como próximo nuevo estado miembro del blog. Ahora bien, todos los países quieren estar preparados para recibirla, sobre todo económicamente, y evitar que afecte demasiado a sus intereses nacionales.

Uno de los países que, por ejemplo, ha mostrado más inquietudes es Francia. Uno de los principales proyectos del blog es la política agrícola común (PAC), que supone una tercera parte de todo el presupuesto de la UE, y el sector agrícola galo es uno de los máximos beneficiados. Con la potencial entrada de Ucrania, París ve peligrar la cantidad de dinero que le llega de Bruselas para su campesinado y ya insiste en prepararse financieramente para reconstruir Ucrania y, especialmente, ayudar al campo ucraniano una vez terminada la guerra, así como ampliar el presupuesto de la UE y de la PAC.

En este sentido, aunque el ejecutivo de Von der Leyen se ha limitado a recoger estas propuestas de los estados en un documento que presentó justo antes de terminar esta legislatura, diferentes dirigentes comunitarios le han presionado para que arranque el proceso de la próxima gran reforma de la UE. La propia presidenta del Parlamento Europeo, la también conservadora Roberta Metsola, alertó en el pleno del discurso del Estado de la Unión de que el "blog no puede funcionar más tal y como lo conocemos ahora" y que debe modificarse si quiere llegar a tener 32, 33 o incluso 35 estados miembros.

Són partidaris de la gran ampliació de la UE?
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