Hoy hablamos de
'Manual para señoritas'.
Periodista i crítica de televisió
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Netflix acaba de estrenar Manual para señoritas, una comedieta de época romántico-ramplona que imita Los Bridgerton, tanto en la forma como en el contenido. En esta versión, la protagonista es la Señorita Bianda, una joven que se gana la vida haciendo de dama de compañía de chicas en edad de casarse para garantizar que los hombres que eligen respetarán su honor. Un viudo la contratará para gestionar la vida sentimental de sus tres hijas. Y un ahijado ocioso será el último en discordia en todo tipo de triangulaciones y enredos erótico-festivos. Ahora bien, si alguien espera ver los culos, los senos, las exhalaciones de placer y las cabalgatas intensas dentro de los carruajes, que no se haga ilusiones para que éste Manual para señoritas es más pudoroso que su referente norteamericana. Esta serie tiene los efluvios de la literatura de Benito Pérez Galdós, con intrigas matrimoniales, discusiones entre hermanas, conflictos reputacionales y estrategias para mantener el status. Un cóctel mal mezclado de Fortunata y Jacinta, La de Bringas y Tormento. Como es habitual en este tipo de argumentos, se busca el diálogo ingenioso, el sarcasmo picante, la coquetería traviesa y el decoro impostado. Ahora bien, las tramas son extremadamente previsibles y busca seducir a la audiencia más adocenada por el cosquilleo de los flirteos que por el espíritu crítico y la audacia para construir conflictos.

El contexto de época no tiene ningún rigor y, respecto a Los Brigerton, no se han atrevido a dibujar una sociedad tan imaginariamente diversa y multirracial. Tampoco se han atrevido a hacer uso del mismo desenfreno sexual, sino que se han limitado a la insinuación y la convención, con alguna pincelada de lesbianismo para parecer más atrevidos. Eso sí, mientras en Los Bridgerton originales era muy difícil que las mujeres se quedaran embarazadas para garantizar un espectáculo con el máximo de cópulas posibles, Manual para señoritas la puntería es apresurada, y la fertilidad, extrema. Es casi una advertencia de castigo para damas alocadas.

Donde la copia es más ajustada es en la ambientación y el planteamiento fílmico. Se recurre a la artificialidad de jardines barrocos y parques de un verde intenso apretados de buganvillas, con laberintos y arbustos en forma de corazón. Para las majestuosas mansiones hacen uso de la arquitectura modernista, retocando los diferentes edificios del Hospital de Sant Pau hasta convertirlos en magníficas casas del centro de una ciudad imaginaria de aire aristocrático madrileño, o convirtiendo la capilla del cementerio de la Almudena en una cálida. Todo, pasado por el esplendoroso filtro digital, hasta convertir la serie en una imitación baratita para entretener a damiselas.

Lo que da pereza vuelve a ser el pretexto de las series de época con música contemporánea para vendernos el sexismo más tronado y casposo como una forma erótica y emocionante de relacionarse. En un contexto social como el que vivimos ahora, éste Manual para señoritas parece la producción ideal de la extrema derecha para convencer a la audiencia femenina acrítica de las virtudes del conservadurismo.

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