Hoy hablamos de
Una imagen de 'Jerry Springer: Peleas, cámara, ¡acción!'.
Periodista i crítica de televisió
2 min
Regala este articulo

Podría parecer complicado decidir cuál ha sido el peor programa de televisión de todos los tiempos. Cada país tiene el suyo. Pero en Estados Unidos la famosa revista de actualidad televisiva TV Guide lo tuvo claro: The Jerry Springer Show, estrenado en la NBC a principios de los 90. Se considera una de las semillas más prolíficas de la telebasura y en Netflix encontraréis un documental que os acercará a las miserias de este programa. Lo hace a través de su ideólogo y productor ejecutivo, Richard Dominick, un profesional sin escrúpulos que movía los hilos de lo que la audiencia veía en la pantalla. Jerry Springer: peleas, cámara, ¡acción! son dos capítulos de cincuenta minutos que, una vez más, dilatan en exceso una historia que podría explicarse en poco más de una hora. Pero vale la pena verlos para entender los mecanismos de captación de la audiencia, la capacidad del medio para convertirse en una hoguera de las vanidades y el legado que ha dejado este tipo de televisión basura.

Jerry Springer murió en el 2023, pero el documental utiliza al creador de su programa, Richard Dominick, como un personaje oscuro al que confronta con sus propios contenidos. A medida que va explicando circunstancias del programa, va viendo imágenes de archivo y hace gala de la misma chulería y cinismo que le hicieron triunfar. Supo arrastrar a Springer del mundo de los informativos al del espectáculo más lamentable, y convirtió un programa mediocre y residual de entrevistas de madrugada en el firme competidor de Oprah Winfrey, el formato de mayor éxito de la televisión estadounidense. Pero no lo hizo a cualquier precio. De la obscenidad más extrema a la crueldad más insospechada, Dominick explotaba el cuerpo de las mujeres, las denigraba y las convertía en objetos a los que vejar en directo. Buscaba las circunstancias de vida más sórdidas, los conflictos más lamentables y primarios para transformarlos en un estallido de violencia insólito donde el fascismo, la homofobia, el machismo y la transfobia eran el anzuelo habitual. El documental cuenta con la presencia de tres trabajadores del programa que se dedicaban a captar invitados y manipularlos para asegurarse de que garantizarían el drama. Les mentían y los amenazaban para que ofrecieran en pantalla el máximo esperpento. El documental incluye también las críticas televisivas de la época y la mirada de los directivos y expertos, retratando la hipocresía que a menudo rodea los buenos resultados televisivos: los datos sostenían lo injustificable. Mientras, se hace un análisis del papel de Springer, un títere acomodado en la fama que se mantenía indiferente y ajeno a la basura que presentaba con la excusa de que "solo es televisión". Pero en el inicio del segundo capítulo arranca una historia que demuestra que era mucho más que eso.

Jerry Springer: peleas, cámara, ¡acción! pone el foco en un caso concreto pero sirve para reflexionar sobre toda la telebasura que ha triunfado en televisión. Demuestra cómo funciona el medio y las excusas que, todavía ahora, rodean la perpetuación de estos contenidos.

stats