La dirigente de extrema derecha Marine Le Pen en el telediario de TF1 del lunes por la noche, tras ser condenada.
01/04/2025
3 min

¿Ha llegado la hora en la que Donald Trump y la extrema derecha europea se ponen ya abiertamente en sintonía? La justicia francesa ha dejado fuera de juego electoral a Marine Le Pen, cuando parecía que se acercaba a tocar el cielo de la V República –la presidencia– y los colegas europeos de la candidata suben por las paredes. El caso de malversación es tan evidente –dinero europeo para utilizar en Bruselas dedicados a contratos y gastos corrientes del partido en Francia– que la crítica jurídica tiene poco recorrido, y la extrema derecha ya ha saltado directamente a la impugnación del sistema. Escándalo democrático, golpe de estado institucional, es la cantinela que resuena por la Europa de Orbán –"Yo soy Marine"– y de las ultraderechas que siguen día a día el ritual trumpista de desautorización de la legalidad democrática.

Trump justo acababa de anunciar una nueva maniobra sobre las instituciones americanas, explicando su intención de buscar un tercer mandato, violentando los procedimientos tanto como sea necesario, cuando el revuelo pro Le Pen se ha desplegado con los argumentos recurrentes que el presidente americano va repitiendo por el voto por el judicial ni el hambre, que los jueces están contaminados y que esto no es democracia. De hecho, no debe sorprender que un presidente que ha llegado al poder con veinticuatro cargas judiciales no quiera entender lo ocurrido con Le Pen. Y no podemos descartar que se entre en una etapa en la que se puede producir, sin eufemismo alguno, la incorporación de la derecha europea al trumpismo, y, por tanto, la multiplicación de las campañas para desprestigiar el poder judicial y para emprender un proceso de descarada politización de cualquier decisión que les afecte.

De modo que tras la condena de Marine Le Pen se abre un doble interrogante. Primero, cómo repercutirá este caso en la política francesa y en la que se traducirá a escala europea. ¿El impacto jugará a favor de Reagrupament Nacional en particular y de la extrema derecha europea en general, o pasados ​​los momentos iniciales de tensión se diluirá y se impondrá cierto principio de realidad? Segundo: ¿hasta qué punto un aumento de la radicalización llevaría a la extrema derecha europea a alinearse abiertamente con el trumpismo, incorporando a Europa las prácticas destructivas de la democracia que Trump anuncia y legitima cada día?

En parte, todo depende de Francia. ¿Tendrá efecto el señalamiento judicial de Le Pen sobre el mapa político francés? ¿Reaccionarán el sector de votantes en la frontera entre la extrema derecha y la derecha a favor de la acusada, o más bien actuarán conservadoramente con el respeto al poder judicial? Evidentemente, Le Pen intentará capitalizar la indignación, por lo que probablemente se retrasará el cambio de liderazgo dentro del partido. ¿Tendrá suficiente fuerza para dar credibilidad a su irritación? En el otro lado –la derecha convencional– no hay personalidad alguna con autoridad y carisma para poder reconducir las cosas y reconstruir el espacio moderado. La tentación radical puede tener cierto recorrido.

El otro factor viene de América. Con una incógnita: ¿desde Estados Unidos se leerá como una oportunidad de hacer agujero directamente en Francia y por extensión en Europa? ¿O Trump, que en el fondo solo piensa en sí mismo, les tratará con condescendencia, dando por hecho que estarán a sus órdenes, pero manteniendo las distancias con los europeos, siempre sospechosos de intenciones perversas, de intereses propios que llevan a la traición?

Ya hace un tiempo que la palabra miedo se repite de forma inusual en las conversaciones. ¿Cuántas veces oímos decir cada día "Estoy preocupado porque no sé dónde irá a parar todo"? La derecha sigue desplazándose hacia la extrema derecha en toda Europa, engordándola con el voto. ¿Tendrá premio la victimización de Le Pen? ¿Saltará fronteras? El riesgo está ahí. Francia no está en un momento para enfrentar un envite de este tipo después de que Macron se perdiera en la politiquería y quedara atrapado apostando por gobiernos en minoría. Si la extrema derecha capitaliza esta crisis, puede hacer bola de nieve. Y Europa dar un gran paso atrás. A mayor gloria de Trump.

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