Suecia

Suecia registra más emigrantes que inmigrantes por primera vez en 50 años

El ejecutivo celebra el cambio de tendencia migratoria en el que se reducen las solicitudes de asilo y la inmigración

Òscar Gelis
4 min
Refugiados en Suecia

CopenhaguePor primera vez en 50 años Suecia ha dejado de ser un país que recibe mayor inmigración de la que emite. Lejos quedan los días en los que el primer ministro de Suecia en 2015, el socialdemócrata Stefan Löfven, hacía un llamamiento para que el país "haga un esfuerzo" para acoger a los refugiados que huían, en ese momento, de conflictos como la guerra de Siria . Nueve años después, el país nórdico saca pecho de haber dejado de ser un sitio de acogida para los extranjeros, sean solicitantes de asilo o inmigrantes venidos desde fuera de Europa. Así lo expresaba la ministra de Migración, Maria Malmer Stenergard, en una rueda de prensa en la que el gobierno reveló que preveía para el año 2024 que el número de personas que saldrán de Suecia superará el número de personas que se establecen en el país escandinavo: lo que se llama una emigración limpia.

Según la ministra Stenergard, este cambio se debe a la tendencia ya los esfuerzos del ejecutivo para reducir el número de peticiones de solicitud de asilo aceptadas y de permisos de residencia concedidos: "Según la previsión de la Agencia Sueca de Migraciones, Suecia recibirá el menor número de solicitantes de asilo desde 1997 y, por primera vez en más de 50 años, Suecia tiene una emigración limpia", afirmó la ministra. Stenergard también señaló que, si bien en la Unión Europea el número de solicitudes de asilo sigue aumentando año tras año, "Suecia sigue el camino opuesto y las cifras de solicitudes de asilo disminuyen".

Según los datos del ministerio, en los siete primeros meses del año 2024, el país recibió 5.600 solicitudes de asilo, y se ha garantizado la protección en 1.922 casos, lo que representa un 27% menos que en el mismo período del año anterior. A finales de año, el gobierno prevé que recibirá 10.000 solicitudes de asilo, el menor número en las últimas tres décadas. En comparación, en 2015 el país recibió 162.915 solicitudes, un número que se rebajó hasta alrededor de las 40.000 solicitudes anuales en los siguientes años. "Suecia ha dejado de ser un país de inmigración para personas refugiadas", sentenciaba la ministra.

Los datos del ministerio de Migración también revelaban que durante 2024 el número de inmigrantes que llegaban a Suecia se había reducido un 15%, mientras que por primera vez la emigración aumentaba un 60%. La ministra Stenergard recalcó que, entre las personas que habían decidido marcharse del país nórdico, habían aumentado de forma significativa las que habían nacido en Siria, Irak y Somalia. Stenergard no dudó en atribuir los datos migratorios a la acción de la coalición del gobierno conservador, que se apoya en el apoyo de la extrema derecha desde el año 2022: "El trabajo del gobierno está dando resultados", dijo. "Este desarrollo hacia una inmigración sostenible es necesario para que podamos reforzar la integración y reducir la exclusión", aseguró.

Endurecimiento de la política migratoria

El ejecutivo sueco anunció en julio la última de las medidas que han servido para endurecer y cambiar de rumbo las políticas migratorias del país. El gobierno hizo público que estudiará cómo restringir los permisos de reunificación familiar para personas refugiadas, revisando las normas y realizando una investigación exhaustiva en cada caso, incluso con pruebas de ADN para verificar el parentesco biológico entre los solicitantes. Otras medidas que ha implementado hasta ahora el gobierno han sido limitar las prestaciones sociales para los inmigrantes extracomunitarios, reducir la temporalidad de los permisos de residencia para refugiados e incentivar las deportaciones voluntarias.

Estas medidas forman parte del "cambio de paradigma" en políticas migratorias que el ejecutivo sueco está decidido a llevar a cabo y por el que ganó las elecciones hace dos años. El primer ministro del partido de los moderados, Ulf Kristersson, ganó los comicios bajo la promesa de poner fin a "una política de inmigración irresponsable y una fallida integración" que Suecia ha llevado a cabo durante años, según considera el actual gobierno. El Ejecutivo justifica que las políticas migratorias que se han aplicado en el pasado han contribuido hoy al aumento de la criminalidad, la radicalidad religiosa, la creación de sociedades paralelas y el debilitamiento de la lengua sueca. Actualmente, el 20% de los 10 millones de habitantes del país han nacido en el extranjero y el debate migratorio ha sido uno de los temas más candentes de la política sueca en los últimos diez años. Este debate ha ido acompañado del crecimiento del partido de ultraderecha Demócratas de Suecia, que en las últimas elecciones generales llegó a ser la segunda fuerza más votada.

La investigadora en geografía humana en la Universidad de Uppsala Irene Molina contradice el argumento de que la integración ha fracasado en Suecia. "Lo que han fracasado son las políticas que en los últimos 30 años no han priorizado la integración y han desmantelado los servicios sociales delegando cosas tan básicas como los cursos de lengua o los servicios de inserción laboral en las ONG", ejemplifica. Para Molina, el hecho de que ahora se marchen más personas de Suecia de las que llegan "nunca puede ser una buena noticia para el país". De hecho, algunos analistas ya han alertado del efecto que esto puede tener en la crisis por la falta de trabajadores que arrastra al país.

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