El trono de Von der Leyen tiembla (y Draghi se deja querer)

Macron juega con el futuro de la dirigente alemana y unge al expresidente del BCE como posible presidente del ejecutivo comunitario

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Von der Leyen, Draghi, Metsola, Mitsotakis y Lagharde.

BruselasA Ursula von der Leyen se le complica cada vez más la revalidación de mandato a la cabeza de la Comisión Europea. Lo mismo que la apuntaló hace cinco años, Emmanuel Macron, ahora se plantea derribarla, y cada vez suenan con más bastantes nombres alternativos, especialmente el de una de las grandes figuras de consenso que tiene ahora mismo la Unión Europea, Mario Draghi. "Es espectacular el respeto y la confianza que genera en casi todo el mundo, sea cual sea la nacionalidad e incluso la corriente ideológica", constata un diplomático de la UE.

Diferentes medios internacionales aseguran que Macron ya está volviendo a mover hilos y preparando las negociaciones con el resto de Estados miembros sobre quién poner al timón de Bruselas tras las próximas elecciones europeas del 9 de junio. Por el momento, según Bloomberg, el presidente francés ya se ha puesto en contacto con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y le ha puesto el nombre del expresidente del Banco Central Europeo (BCE) sobre la mesa.

Meloni, que a escala europea es una líder emergente y que se prevé que arrase en los comicios del Parlamento Europeo, está enviando señales claras de que vería con buenos ojos el potencial nombramiento de Draghi en la Comisión Europea. Y en las instituciones europeas todo el mundo recuerda la gran habilidad negociadora de Italia a la hora de colocar a compatriotas suyos en altos cargos de la UE, aún más si cuenta con personalidades tan potentes como la del exbanquero.

De hecho, Draghi también aparece en las quinielas para presidir el Consejo Europeo. Ahora bien, si la Comisión Europea la sigue dominando la familia conservadora, que es lo más probable, se prevé que el Consejo lo acabe liderando un nombre de los socialdemócratas. Uno de ellos podría ser elex primer ministro portugués António Costa, tal y como defendió públicamente esta semana el mismo presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa. Algunas quinielas incluso apuestan por Pedro Sánchez, sobre todo después de que haya dejado en el aire su futuro como presidente del gobierno español.

La cara más reconocible de la UE, en horas bajas

De esta forma, aunque Von der Leyen se ha erigido en la gran líder de la Unión Europea como hacía años que ningún dirigente comunitario conseguía, no tiene asegurada su reelección. Las encuestas constatan que los ciudadanos comunitarios valoran positivamente la gestión del ejecutivo presidido por la alemana sobre todo en la guerra de Ucrania y la crisis derivada de la pandemia. Además, durante su mandato se han roto numerosos tabúes en la UE, como intervenir en el mercado eléctrico, la entrada masiva de refugiados ucranianos, la compra conjunta de vacunas, los fondos de recuperación cóvido o la apuesta por la remilitarización, y el apoyo popular en el blog ha incrementado.

Sin embargo, su posicionamiento inequívoco junto a Israel en la guerra de Gaza y las acusaciones intentar favorecer el nombramiento de un compañero de partido en un cargo muy bien remunerado de la UE en plena precampaña -un terreno abonado para las críticas- hacen temblar su trono. Los propios comisarios europeos, que están por debajo de ellos, se han rebelado contra su gestión.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha criticado muy duramente su posicionamiento prosionista y le ha acusado de no representar al conjunto de sensibilidades de los Veintisiete en el conflicto entre Israel y Palestina. También le ha reprochado su voluntad deabarcar carteras que no le corresponden, como la de Exteriores o la de Defensa, así como su liderazgo personalista.

Ahora bien, mientras algunas voces creen que estos son los puntos más flacos de Von der Leyen, también los hay que consideran que es su gran éxito. Encuentran positivo que la UE tenga por fin una cara más o menos reconocible entre sus propios ciudadanos y que juegue —o al menos lo intente— un papel más relevante en la escena internacional, sobre todo en la guerra de Ucrania. Es decir, que no ocurra lo que criticaba al exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, que no sabía a quién iba a llamar cuando quería hablar con la verdadera dirigente del blog.

En cuanto al último escándalo, diferentes comisarios socialdemócratas y liberales también han criticado públicamente que Von der Leyen supuestamente favoreciese el nombramiento del eurodiputado del propio partido Markus Pieper (CDU) como representante de las pequeñas y medianas empresas de la UE. El cargo cuenta con un salario de unos 20.000 euros brutos al mes, lo que ha alimentado aún más la polémica. El Parlamento Europeo también lo reprobó por una mayoría abrumadora y solo votó en contra al grupo parlamentario de Von der Leyen, el Partido Popular Europeo (PPE).

Pese a que Pieper finalmente renunciara al cargo, el fallido nombramiento ha desgastado a la dirigente alemana y ha vuelto a hacer evidente que no cuenta con mucho apoyo en el Parlamento Europeo. En este sentido, cabe recordar que son los Estados miembros los que negocian y deciden qué nombres ponen al frente de las principales instituciones europeas después de las elecciones, pero la Eurocámara debe ratificar sus nombramientos. Y, hace cinco años, Von der Leyen obtuvo el visto bueno de la cámara comunitaria por los pelos, solo por nueve votos de diferencia.

Por eso, la candidata del PPE a las elecciones europeas no puede ponerse el Parlamento Europeo aún más en contra y, por si acaso, ya ha abierto la puerta a pactar con partidos de extrema derecha que sean contrarios al imperialismo ruso y favorables a la OTAN. Esto significa, en la práctica, que no tendría ningún tipo de reticencias en aceptar los apoyos de la formación de Meloni, con quien ha mostrado muy buena sintonía, especialmente en lo que se refiere a las políticas migratorias.

La buena relación con Meloni, claro, también se enmarca en la intención de Von der Leyen de ir allanando el camino de su reelección, pero la irrupción de Draghi en la carrera por liderar la Comisión Europea le ha estropeado los planes. Roma, por mucho que tenga buenas relaciones con la líder alemana, es previsible que luche, y mucho, por un nombre italiano. Además, Von der Leyen tampoco cuenta con un apoyo inequívoco de su gobierno estatal, liderado por el socialdemócrata Olaf Scholz, que se encuentra cada vez más debilitado, tanto a nivel alemán como de la UE.

Es en este contexto que Macron ha olfateado la sangre. Sabe que es lo que puede hacer decantar la balanza por una de las dos opciones y que tiene las de ganar, impulse a Draghi o Von der Leyen. En caso de que el italiano se convierta en el próximo presidente del ejecutivo comunitario, deberá recordar el apoyo francés, que seguro que no será gratuito. Y lo mismo ocurre si al final París apuesta por Von der Leyen: tampoco lo hará sin ninguna contrapartida a cambio.

La carta de presentación de Draghi

Tampoco es casualidad que esté previsto que Draghi presente un gran informe sobre competitividad de la UE justo después de las elecciones al Parlamento Europeo, cuando empezarán a negociarse en serio los altos cargos de las instituciones europeas. Y, la semana pasada, el expresidente del BCE ya avanzó en una comparecencia que abogaría por un gran cambio del bloque comunitario y que Europa necesita "una enorme cantidad de dinero" para ser competitiva, sobre todo frente a Estados Unidos y China .

Estas palabras, tampoco por casualidad, son precisamente las que usó Macron este jueves en su segundo discurso de la Universidad de la Sorbona (París) sobre cuáles deben ser los próximos pasos del proyecto europeo. En general, el presidente de la República cargó indirectamente contra el mandato de Von der Leyen, sobre todo contra su plan ecologista –muy criticado por el campesinado francés y por el conjunto de la UE–, y se acercó a los postulados de Draghi: más inversión para ser autónomos en todos los campos, también el militar, y grandes medidas e inversiones para protegerse de la supuesta competencia desleal de Pekín y Washington.

Ante todo esto, Draghi, a la edad de 76 años, se sigue dejando querer y alimenta las especulaciones sobre su futuro. Y Von der Leyen, que ha sido la dirigente más destacada de los últimos tiempos de la Unión Europea, cada vez tiene menos apoyos claros entre los Estados miembros y se va debilitando a medida que se avecinan las elecciones europeas.

Los otros nombres que aparecen en las quinielas

Más allá de Draghi, se especula con nombres de todo tipo de nacionalidades y familias políticas. Y, realmente, aunque todavía sea demasiado pronto, en las negociaciones sobre los altos cargos de la UE no se puede descartar nada, sobre todo después de que hace cinco años Von der Leyen –entonces ministra de Defensa alemana– se convirtiera en presidenta de la Comisión Europea totalmente por sorpresa.

En este sentido, algunas quinielas apuestan por la expresidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y actual presidenta del BCE, Christine Lagarde, quien cuenta con el apoyo de Macron y que tiene experiencia en el liderazgo de organizaciones internacionales. Otra de las personalidades es la presidenta del Parlamento Europeo, la conservadora maltesa Roberta Metsola, que es también una figura de consenso, o la del primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, que es un dirigente emergente del Partido Popular Europeo, si bien el el hecho de ser griego no le juega a favor en unas negociaciones en las que los que suelen salir bien parados son los grandes estados y los más ricos.

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