UE

El Parlamento Europeo aprueba la reforma eléctrica (y potencia la nuclear)

La normativa pretende estabilizar los precios de la energía e incentivar el despliegue de las renovables

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El hidrógeno obtenido con electricidad de la red reduciría emisiones.

BruselasLa guerra de Ucrania y el chantaje del régimen de Vladimir Putin con el gas hizo tomar decisiones en la Unión Europea que meses antes parecían imposibles, como la intervención del mercado eléctricoc, y se puso sobre la mesa una gran reforma para alcanzar la ansiada autonomía energética, que no ha resultado ser una prioridad real hasta que Moscú cerró el grifo en seco. Y, con este objetivo, aunque se acordó más lentamente de lo que se aspiraba y ha acabado siendo menos ambiciosa que de un principio, la Unión Europea acordó la reforma eléctrica el pasado diciembre y el Parlamento Europeo la ha ratificado este jueves por una amplia mayoría (473 votos a favor, 80 en contra y 27 abstenciones).

Uno de los principales puntos de la reforma es que los Estados miembros puedan acordar un precio estable a largo plazo de la compraventa de la electricidad con una compañía energética, y que se devuelva la diferencia en función de si el precio ha sido más alto o más bajo de lo previsto y pactado. De esta forma, se busca que los consumidores tengan que recurrir cada vez menos al sistema de subasta diario, que se conoce como marginalista y establece que la tecnología más cara (normalmente el gas) marca el precio de todo lo demás (como la nuclear o la hidráulica) aunque sean más baratas.

Pese a que los Estados miembros no apuestan por acabar con el sistema marginalista, sí quieren que deje de ser el mercado principal y se reduzca o acabe con los denominadosbeneficios caídos del cielo, que son las ganancias que obtienen las compañías eléctricas cuando cobran a precio de gas la energía que generan con, por ejemplo, las renovables.

El hecho de acordar los precios de la energía a largo plazo se prevé que estabilice y reduzca el precio final de la factura eléctrica de los consumidores e incentive el despliegue de las renovables. Asegurando a las compañías una concreta compra de energía ya un precio más o menos estable a años vista, obtienen una garantía de la viabilidad de invertir en nuevos parques eólicos y solares.

La batalla franco-germánica por la nuclear

Uno de los puntos más polémicos y que dificultó las negociaciones fue las habituales diferencias entre Francia y Alemania por la nuclear y el papel que debe jugar esa energía. Por un lado, Francia, quería que todas las instalaciones, las ya construidas y las nucleares también, pudieran beneficiarse de estos contratos a largo plazo. Y, por otro, Alemania se oponía a esta petición por su tradicional rechazo a las nucleares y, además, consideraba que esto podría suponer una ventaja competitiva de la industria francesa respecto a la alemana, que es una gran consumidora de energía (sobre todo del gas ruso, hasta antes de la guerra).

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