Reforma eléctrica

Victoria nuclear francesa y otras cuatro claves para entender la ansiada reforma eléctrica europea

Todos los reactores se podrán beneficiar de los contratos a destajo ya largo plazo que prevé la nueva normativa

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La ministra de Energía española, Teresa Ribera, tratando de convencer a sus homólogos europeos en el Consejo de la UE de este martes.

BruselasLa guerra de Ucrania evidenció la dependencia energética de la Unión Europea con Rusia e hizo saltar las alarmas del bloque europeo: eran necesarias medidas excepcionales de forma inmediata y, a largo plazo, una reforma estructural del mercado eléctrico. Sin embargo, al final el invierno no fue tan duro como se esperaba y lo que parecía de una gran urgencia ha acabado con unas negociaciones lentas y maratonianas. Así, este martes los estados miembros han llegado finalmente a un acuerdo de la reforma eléctrica de mínimos en el Consejo de Energía de la UE y sólo ha votado en contra del texto consensuado el sospechoso habitual, Hungría.

Precios a largo plazo

El principal cambio de la reforma es el punto que prevé que los estados puedan acordar un precio estable a largo plazo de la compraventa de la electricidad con una compañía energética, y que se devuelva la diferencia en función de si del precio ha sido mayor o más bajo de lo previsto y pactado. De esta forma, se busca que los consumidores tengan que recurrir cada vez menos al sistema de subasta diario, que se conoce como marginalista y establece que la tecnología más cara (normalmente el gas) marca el precio de todo lo demás (como la nuclear o la hidráulica) aunque sean más baratas. Aunque los Estados miembros no apuestan por acabar con el sistema marginalista, sí quieren que deje de ser el mercado principal y se reduzca o acabe con los denominadosbeneficios caídos del cielo, que son las ganancias que realizan las compañías eléctricas al cobrar a precio de gas la energía que generan con, por ejemplo, las renovables.

Apuesta renovable

El hecho de acordar los precios de la energía a largo plazo prevé estabilizar y reducir el precio final de la factura eléctrica de los consumidores e incentivar el despliegue de las renovables. Al asegurar a las compañías una compra concreta de energía ya un precio más o menos estable a años vista, las compañías pueden asegurarse la viabilidad de invertir en nuevos parques eólicos y solares. Además, el aumento de instalaciones de generación de energía renovable es clave para la lucha contra el cambio climático y permite a la Unión Europea depender menos de socios terceros poco fiables, como Rusia.

Francia tuerce el brazo de Alemania

El principal escollo ha vuelto a ser la guerra franco-germánica por la nuclear y el papel que debe jugar esta energía. Por un lado, Francia ha hecho de las centrales nucleares casi un símbolo nacional; y, por otro, Alemania defiende el cierre para luchar contra el cambio climático. En ese contexto, París quería que todas las instalaciones, las ya construidas también, pudieran beneficiarse de estos contratos a largo plazo.

Alemania rechazaba esta petición por su rechazo a las nucleares y, además, consideraba que esto podría suponer una ventaja competitiva de la industria francesa respecto a la alemana, que es una gran consumidora de energía (sobre todo del gas ruso, hasta antes) de la guerra). Por último, la ministra de energía española, Teresa Ribera, como presidenta de turno de este Consejo de la UE, ha planteado que se puedan adherir a los contratos a largo plazo todas las instalaciones, las ya construidas y las que estén por construir, y que, por tanto, la nuclear se vea beneficiada. Berlín lo ha acabado aceptando con una serie de condiciones.

Lo que se ha perdido por el camino

La reforma del mercado energético descarta cualquier nueva fórmula de fijación de precios,tal y como pedían Francia o España, y se limita a incentivar el despliegue de las renovables, tal y como querían Alemania y sus aliados habituales (Países Bajos y los nórdicos). Tampoco plantea que un organismo público fije el precio de la electricidad generada a través de la energía hidráulica y la nuclear, que era una propuesta del gobierno español.

Además, la reforma no incluye todas las medidas de intervención en el mercado energético que se han aprobado de manera urgente y excepcional durante la crisis energética del pasado invierno, como la excepción ibérica, el tope a los beneficios de las renovables y la nuclear,el límite a la cotización del gaso la tasa a los beneficios extraordinarios de las empresas petrolerías y gasistas.

El camino recorrido y el que falta

En plena crisis energética, la Comisión Europea presentó una propuesta legislativa impulsada por Berlín, que es la capital que arrastró a la UE a la dependencia con el régimen de Vladimir Putin. El texto sobre el que los Estados miembros han negociado ya se limitaba a incentivar la firma de contratos energéticos a largo plazo y potenciar las inversiones en parques solares o eólicos.

Ahora, tras el consenso de los Veintisiete, sólo falta que los estados miembros negocien el texto legislativo con el Parlamento Europeo y ambas instituciones den su visto bueno definitivo. Sin embargo, tampoco se prevén grandes cambios y, por ejemplo, la ministra de energía francesa, Agnès Pannier-Runacher, ya ha advertido que "el equilibrio" entre los intereses franceses y los alemanes acordado este martes, especialmente en lo que se refiere a la nuclear, "se deberá preservar de forma estricta" en el texto final.

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