Putin y Trump: ¿quién entabana a quien en las negociaciones para Ucrania?
La llamada de ambos mandatarios es una victoria para Moscú, pero todavía no es un fracaso para las intenciones de Washington


BarcelonaDonald Trump y Vladimir Putin estuvieron ayer en el teléfono más de hora y media. El presidente de Estados Unidos quería que el líder ruso accediera a la tregua de 30 días que ya estaba pactada con Ucrania. Pero a pesar de su larga conversación, Putin no accedió. La única concesión fue un supuesto paro de 30 días en los ataques sobre infraestructuras energéticas, una promesa que al día siguiente habría roto, según denunciaba Ucrania esta mañana. Fue suficiente para no hacer saltar por los aires el proceso puesto en marcha por Trump y poder seguir hablando, pero dejó claro que la paz en Ucrania -incluso la tregua inicial- está todavía muy lejos. Pero eso -quizás con la única excepción de Trump- todo el mundo lo sabía.
El resultado de la llamada se ha vendido como una victoria de Putin dentro de Rusia, y ciertamente lo es porque el líder ruso ha logrado "hacer pelotazo adelante" sin comprometerse a nada significativo y "al mismo tiempo inflar el ego de Trump dándole la impresión de que son amigos y trabajan en sintonía", apunta Abel Riu, del Catalonia.
Para no romper la pelea, Putin hizo una pequeña cesión, la de detener los ataques al sistema energético, "que además es un punto que le beneficia, porque los ataques de Ucrania se están centrando últimamente precisamente en los centros de refinería y petroleros de Rusia", como es el caso del ataque de esta madrugada al sur de Rusia, apunta José Antonio Gurpegui, investigador del Instituto Franklin. Puede hablarse de victoria de Putin, pero no está tan claro que sea un fracaso de Trump, porque la conversación "es un primer paso y al menos se han iniciado unas conversaciones" para tratar de detener la guerra, dice Gurpegui.
Ahora bien, como alerta el analista, "esta guerra representa cosas distintas para Trump y Putin". "Para Trump, ésta es una guerra coyuntural, como era la guerra de Corea para el presidente Dwight Eisenhower, que la quiso resolver con un armisticio (aún vigente hoy) para centrarse en lo que consideraba el problema real, que era la URSS y la Guerra Fría. Ahora, para Trump la principal preocupación es China y esta guerra no le importa qué le pueda suceder a Ucrania], pero para Putin, en cambio, es una guerra estructural como lo es para Ucrania", afirma Gurpequi.
Por eso, la primera línea roja de Putin sigue siendo la entrada de Ucrania en la OTAN. Pero en la llamada del martes con Trump, además, Putin puso sobre la mesa sus condiciones para aceptar la tregua de 30 días, unas peticiones "que parecen pensadas para que sean totalmente inaceptables para Ucrania", apunta Abel Riu. Putin reclama que, mientras dure la tregua, Ucrania deje de recibir armas tanto de Estados Unidos como de Europa, deje de recibir datos de inteligencia -punto aún más clave- y que también detenga todo reclutamiento de soldados, pero no ofrece lo mismo por parte del ejército ruso, que podría seguir movilizando reclutas y rearmándose. "Ucrania ya ha aceptado un alto el fuego sin condiciones previas, pero ahora Rusia dice que sí quiere unas condiciones previas y son éstas, inaceptables para Ucrania", dice Río.
"Putin tiene muchos menos incentivos que Zelenski por un alto el fuego" porque "el equilibrio de fuerzas en el campo de batalla" le juega a favor, remarca el director del Instituto Catalán Internacional por la Paz (ICIP), Kristian Herbolzheimer. Pero aún así, Trump podría forzarle a negociar "con incentivos económicos como la retirada de las sanciones o la promesa de inversiones", apunta el analista.
"El estilo de mediación puede funcionar, el actor (Trump) probablemente no"
"Efectivamente, el estilo de negociación lo definió el secretario de Estado, Marco Rubio, y es el de la zanahoria y el palo", dice el director del ICIP, y cree que esta mediación a través de la amenaza y la coerción, en lugar del rol habitual conciliador que tienen los mediadores de conflictos, es una estrategia que puede funcionar con " , tres cualidades que con Donald Trump están en entredicho. "Hay que diferenciar el estilo [de negociación] del actor, el estilo de mediación a través del poder sí podría funcionar si el actor fuera coherente, perseverante y ecuánime, pero como Trump no lo es, tengo serias dudas en este proceso", añade Herbolzheimer.
"No diría que ha sido un fracaso, sino más bien un choque de Trump con la realidad, porque su promesa electoral de acabar con el conflicto en 24 horas era lamentable, reflejaba un desconocimiento total de la realidad de una negociación para poner fin a una guerra", apunta José Maria Peredo, catedrático de Política Internacional.
Pero Peredo considera positivo que se haya "restablecido el hilo de comunicación entre Washington y Moscú" que se había roto durante la etapa de Joe Biden en la Casa Blanca, quien "mantenía un enfrentamiento casi visceral con Putin". Para el experto, la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Rusia, el objetivo secundario de la llamada de este miércoles, "no es mala: por mucho que se vea a Putin como el agresor que lo es, y como agente de desestabilización europea, que lo es, es positivo que se rehagan los puentes y que se hable en lugar de". Sin embargo, alerta de que "el segundo objetivo de Putin, después de Ucrania, es el de debilitar a Europa y fortalecerse como potencia internacional" y eso el acercamiento de Donald Trump lo está "facilitando".
Quien sale perdiendo probablemente es Zelenski, al que le queda poco margen de maniobra. Peredo ve claro que tendrá que hacer concesiones y apunta especialmente a Crimea, "ya estaba en manos de Rusia antes de la guerra y, de hecho, hay que entender que era un territorio originalmente ruso donde además tienen una base naval, la de Sebastopol, que es estratégica para Rusia". Queda por ver qué parte del resto de territorio ocupado por Rusia (el 20% de Ucrania actualmente) tendrá que ceder.