Lukashenko inicia un séptimo mandato de poder absoluto en Bielorrusia
Ha sido reelegido con un 87,6% de los votos en una mascarada electoral con todos los opositores en prisión o en el exilio
BarcelonaCon los opositores más destacados y miles de otros disidentes encerrados en prisión o en el exilio, este domingo Bielorrusia, la última dictadura de Europa, ha celebrado una mascarada electoral. La única duda era con qué porcentaje de voto ganaría Aleksandr Lukashenko. Según los sondeos oficiales a pie de urna, fue reelegido con un 87,6% de los votos. De esta forma, con 70 años, el aliado más cercano de Vladímir Putin pone en marcha su séptimo mandato de poder absoluto en el país. Si la termina, superará los 35 años en el poder, más que ningún otro dirigente europeo. La líder de la oposición en el exilio, Sviatlana Tsikhanóuskaia, ha tildado las elecciones de "farsa" y las ha descritas como "un proceso más militar que democrático". La Unión Europea y Estados Unidos también han dejado claro que estos comicios no cumplen con las garantías democráticas.
Lukashenko no se enfrentaba a ningún rival independiente, pese a que en las papeletas había otros cuatro candidatos. Tampoco se han habilitado urnas en el extranjero. "Ha registrado candidatos que supuestamente son oposición, pero sólo compiten por ver quién le apoya más", dice al ARA el exdiplomático bielorruso Pavel Slunkin.
"Estas elecciones estarán tan manipuladas como las anteriores; ya está decidido qué porcentaje de voto debe recibir Lukashenko", dice Carmen Claudín, del Cidob. Los sondeos oficiales aseguraban que un 82,5% de los bielorrusos votaría al presidente. Las autoridades electorales han prohibido tomar fotos en las papeletas, el método que permitió confirmar la falsificación de los resultados de las últimas elecciones.
Slunkin considera que las condiciones son las peores de toda la historia reciente de Bielorrusia, desde que Lukashenko tomó el poder en 1994, las únicas que los observadores internacionales consideran que fueron libres. "Son las peores en términos de democracia y, sin duda, las más represivas. Son las peores en términos de miedo, en términos de la posibilidad de la gente de participar". "Estas elecciones son una broma incluso en comparación con las elecciones tradicionales de Lukashenko, que nunca han sido democráticas ni reales", sentencia.
La cita de este domingo llega cuatro años y medio después de las manifestaciones masivas contra la falsificación de los últimos comicios. La reelección de Lukashenko, en agosto del 2020, considerada ilegítima y no reconocida por los países occidentales, derivó en meses de protestas en las calles queintensificaron la represión hasta niveles nunca vistos. Claudín subraya que "el sistema represivo ya existía, pero el nivel al que ha llegado el régimen para aplastar a este movimiento popular es infinitamente mayor". "Lukashenko ha cambiado su régimen autoritario hacia una forma más totalitaria; es, sin duda, el régimen más totalitario que ha habido nunca en Bielorrusia", considera Slunkin.
"En este momento, la principal tarea de los bielorrusos es preservarse. El régimen castiga de forma mucho más severa cualquier manifestación de pensamiento libre, así que ahora no es el momento de hacerse notar", dice un bielorruso que vive en Cataluña, con quien el ARA contacta a través de la Asociación Razam Bielorrusos de Cataluña. Su presidenta, Alena Turava, argumenta que las elecciones "no son más que una formalidad necesaria para el régimen" y cree que ahora "no tiene ningún sentido plantearse hacerle frente" porque "cualquier iniciativa es condenada a desaparecer en cuestión de horas". Una bielorrusa que vive en Minsk, con la que también hemos contactado a través de la asociación catalana, constata que dentro del país "no se ve ningún tipo de resistencia".
Más de mil presos políticos
Según la ONU, durante el año posterior a las últimas elecciones se detuvieron a más de 35.000 personas de forma arbitraria, unos arrestos que no se han detenido. El miedo a las represalias ha provocado que decenas de miles de bielorrusos se hayan marchado del país. La organización pro derechos humanos Viasna calcula que existen unos 1.250 presos políticos. Uno de los más destacados es el bloguero Sergei Tikhanovski, que era el principal opositor en las elecciones del 2020, que fue arrestado pocas semanas antes de los comicios y que cumple ahora una condena de 18 años de cárcel. Tras su detención, su esposa, Sviatlana Tsikhanóuskaia, se convirtió en la principal candidata a sustituir al presidente bielorruso en las elecciones del 2020, y ahora vive en el exilio. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU considera que existen "motivos razonables para creer que se han podido haber cometido el crimen contra la humanidad de la persecución".
Indultos antes de las elecciones
Durante los últimos meses, Lukashenko ha indultado a unos 250 presos políticos, la mayoría enfermos, viejos oa punto de cumplir las sentencias. Los analistas consideran que es un gesto para intentar acercar posiciones con los países occidentales, que han impuesto sanciones a Bielorrusia por los ataques a los derechos humanos y el apoyo a Rusia en la guerra contra Ucrania. "Ha ocurrido a menudo antes de las elecciones para intentar que en Occidente se vea como un gesto de liberalización. Pero no creo que detrás de esto haya un proyecto político más allá de quedar bien", considera Claudín.
Tsikhanóuskaia coincide. En una entrevista a Reuters, considera que el presidente juega a su "juego habitual" de liberar a prisioneros por goteo con la esperanza de ganar recompensas de Occidente. Algunos analistas señalan que ahora Lukashenko ve más urgente este proceso, frente a unas hipotéticas negociaciones impulsadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para acabar con la guerra en Ucrania.
Dependencia de Putin
Cuando las manifestaciones del 2020 hicieron tambalear como nunca el trono de Lukashenko, el régimen se salvó gracias a la ayuda de Putin, que le prometió "asistencia integral para garantizar la seguridad" de Bielorrusia. "Si no, todo apuntaba a que caería", dice Claudín. A cambio, Lukashenko ha puesto al país al servicio del Kremlin: soldados rusos se desplegaron en el sur de Bielorrusia para invadir Ucrania en febrero del 2022 y Putin ha instalado armas nucleares en territorio bielorruso, que hace frontera con Ucrania y Polonia.
"Creo que Lukashenko, o su régimen, se mantendrán estables si tienen el Kremlin estable. Por tanto, no sólo se trata de Putin o Lukashenko, se trata sobre todo del sistema que han construido", dice Slunkin. "El destino de Bielorrusia está totalmente ligado al del Kremlin: mientras haya Putin habrá Lukashenko", coincide Claudín, que añade que el presidente ruso le ha quitado el título del "último dictador de Europa" a su homólogo bielorruso. "Ya no es el único; Putin lucha por el primer puesto", concluye. BK_SLT_LNA~