El ataque ruso en Ucrania

Zelenski sobre el final de la guerra: "Antes hablábamos de paz, ahora de victoria"

El presidente aprovecha el Día de la Independencia para reiterar que Kiev quiere recuperar todo el territorio ocupado

ARA
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El presidente Volodímir Zelenski entrega flores con su mujer Olena al muro a la memoria de los Defensores Caídos de Ucrania.

Barcelona"¿Qué es para nosotros el final de la guerra? Antes hablábamos de paz, ahora hablamos de victoria". La frase es del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y la ha pronunciado durante su comparecencia de este miércoles, el día que Ucrania celebra el 31.º aniversario de su independencia y que, además, se cumplen seis meses desde el inicio de la invasión orquestada por Vladímir Putin. Vestido con el habitual verde militar y desde delante del principal monumento a la independencia de Kiev, el presidente ha admitido que la paz ya no es suficiente y que el objetivo de su gobierno es la victoria ante "las fuerzas invasoras" del Kremlin.

Zelenski, que cree que estos seis meses "han cambiado la historia y el mundo", ha rememorado aquel 24 de febrero: "Hace seis meses, Rusia nos declaró la guerra. Toda Ucrania sintió explosiones y disparos. (...) El 24 de febrero nos dijeron que no teníamos ninguna posibilidad. Pero el 24 de agosto decimos: ¡Feliz Día de la Independencia, Ucrania!".

El tono del discurso, pues, vuelve a mostrar al Zelenski más desacomplejado, más desafiante, que ha querido subrayar a los ucranianos y al mundo que su intención es "luchar hasta el final" para recuperar todo el territorio ocupado. "Para nosotros, Ucrania es toda Ucrania, las 25 regiones. Sin ninguna concesión", ha apuntado el presidente, que hace días afirmó que la guerra solo se acabaría con la liberación de la región de Crimea, anexionada ilegalmente por Moscú el 2014. El martes, tanto Estados Unidos como Europa aplaudían el "esto empezó con Crimea y acabará con Crimea" de Zelenski, y recordaban que Kiev tendrá su apoyo hasta que haga falta. "Nunca reconoceremos la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol por Rusia", señalaba la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante un acto organizado por Kiev el martes y en el que participaron mandatarios de más de 60 países y de organismos internacionales como la OTAN o las Naciones Unidas.

Pero la realidad es que los seis meses de ofensiva rusa llegan en un momento de incertidumbre acentuada. Descartada bien pronto la operación relámpago que Putin había imaginado y después de la retirada de las tropas rusas del frente norte –renunciando a Kiev–, la guerra se ha enquistado al este del país, donde los adelantos de los soldados del Kremlin tampoco son tan claros como se podía pensar.

Por ahora no se ve una salida al conflicto ni condiciones para negociar un alto el fuego: Ucrania sabe que cualquier concesión territorial solo será una tregua que permitirá al invasor recuperar fuerzas para una nueva embestida. Y para Putin, que ha ligado su destino a la victoria en esta guerra, es inimaginable una retirada. Varios expertos auguran que la llegada del frío podría volver a acelerar los acontecimientos. Kiev, que continúa reclamando a Occidente más armas, teme que Putin aproveche su poder energético para presionar a Europa durante el invierno y que traduzca esta estrategia híbrida para incrementar, también, las ofensivas sobre el terreno.

La amenaza de Moscú

Mientras, la jornada de este miércoles también está marcada por un nivel de alarma más elevado de lo habitual en todo el territorio ucraniano. Durante esta semana, el propio Zelenski había alertado que Moscú quería aprovechar la doble efeméride –tanto del día de la Independencia como de los seis meses del inicio de la invasión– para lanzar una oleada "de ataques especiales" contra los ucranianos. Por este motivo, Kiev había pedido a la población máxima alerta, porque consideraba que los supuestos ataques del Kremlin podían tener como objetivo infraestructuras civiles, hecho que había llevado a muchos habitantes de la capital ucraniana a abandonar la ciudad por precaución.

La embajada de Estados Unidos emitió el martes un comunicado en el que instaba a sus ciudadanos a abandonar Ucrania cuanto antes mejor. "El Departamento de Estado tiene información de que Rusia está incrementando sus esfuerzos para atacar en los días próximos infraestructuras e instalaciones gubernamentales", advertía el documento. Otras embajadas, como la del Pakistán, clamaban lo mismo. Las autoridades ucranianas han tomado algunas medidas, como ordenar el teletrabajo a los funcionarios de Kiev, volver a habilitar el metro de la capital por si se tiene que utilizar de refugio antiaéreo, o en Járkov, víctima ininterrumpida de bombardeos casi diarios del ejército ruso, se ha decretado un toque de queda de 36 horas.

También se había especulado que el gobierno de Vladímir Putin tiene previsto responder a los llamamientos a la revancha que se escuchan desde los sectores del ultranacionalismo ruso después del asesinato de la propagandista Daria Dugina. Moscú responsabilizó a Kiev del atentado en coche bomba que tuvo lugar la noche de sábado, a pesar de que el ejecutivo de Zelenski ha insistido que no tiene nada que ver y que todo ello son estrategias del Kremlin.

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