Reino Unido

Farage abre el curso político británico con la promesa de "deportaciones masivas"

El líder del Partido Reformista, que lidera las encuestas, hace responsables de todos los males del Reino Unido a las personas llegadas en patera

El número 2 del Partido Reformista, Zia Yusuf, y el líder, Nigel Farage, en el hangar del aeropuerto de Oxford donde han presentado su plan de deportaciones masivas.
26/08/2025
5 min

LondresNuevo pim-pam-pum contra los migrantes. El trumpismo y la extrema derecha avanzan a marchas forzadas en Reino Unido. Mirando en las políticas de Estados Unidos, el líder del Partido Reformista, Nigel Farage, ha dado este martes un paso más para culpabilizar de todos los males del país a las personas que llegan a las islas en patera y sin documentación a través del canal de la Mancha.

Con una bandera británica gigantesca detrás de ella, y desde el interior de un hangar del aeropuerto de Oxford, Farage ha prometido lanzar una "campaña masiva de deportaciones" para combatir lo que ha llamado "azote de la inmigración ilegal". Deportaciones a países como Afganistán, Eritrea e Irán o expulsiones a países como Ruanda o Albania, con los que debería llegarse a convenios a cambio de incentivos económicos.

Las pateras, ha dicho, provocan "una verdadera emergencia nacional" a la que piensa remediar en caso de que llegue al gobierno en las próximas elecciones generales, previstas para 2029. Entre carcajadas del público asistente, Farage ha insinuado que el premier, Keir Starmer, no podrá terminar la legislatura, y que la deriva actual del gobierno laborista le obligará a convocarlas antes.

Diez días antes de que se vuelva a reunir el Parlamento después de las vacaciones de verano, Farage ha abierto el curso político con su tema preferido: los extranjeros y cómo echarlos.

En los hipotéticos primeros cinco años de su mandato, la cifra de deportados podría alcanzar los 600.000, con la intención de un máximo anual de 288.000. Sin embargo, unas cifras que Peter Walsh, investigador del Migration Observatory y profesor en Oxford, considera que son "mucho más fáciles de enumerar que de alcanzar".

Sea como fuere, en caso de conquistar Downing Street, el Partido Reformista pondría en marcha la Operación Restaurar la Justicia, un plan de cinco años para "rastrear, detener y deportar a todos los inmigrantes ilegales". También se crearía el Mando de Deportación del Reino Unido para llevar a cabo el plan, y se habilitarían a centros como bases militares para detener, como en una cárcel, hasta a 24.000 personas a la vez.

Con tono apocalíptico, el líder populista ha insistido en que las pateras "amenazan la seguridad nacional" y que la llegada de los migrantes puede provocar "el desorden civil" en las islas, ya que muchas de las personas que entran son jóvenes sin papeles. "Provienen de países donde las mujeres no tienen derechos y podrían representar un riesgo cultural y de terrorismo", una forma de insinuar que todos los migrantes son potenciales violadores o potenciales yihadistas. "Si no se pone remedio ahora mismo, no sabemos cómo será este país dentro de diez años", ha llegado a decir.

Diferencia con los partidos tradicionales

En su parlamento, Farage ha acusado a los gobiernos conservadores de no haber hecho nada efectivo desde 2018, momento en que se empezó a detectar un aumento progresivo de llegada de migrantes por el canal de la Mancha, y de fracasar en planes como el de Ruanda, donde los tories querían enviar a los solicitantes de asilo. Y también ha criticado tanto a Rishi Sunak como a Keir Starmer por no afrontar los obstáculos legales que impiden las deportaciones. Farage ha defendido que la "invasión" podrá detenerse no sólo con "detenciones y expulsiones inmediatas", sino también con la salida del Reino Unido de los tratados internacionales de derechos humanos que, a su juicio, dan cobertura legal a los migrantes.

Pero estos cambios legislativos no tendrían lugar "de un día para otro", ha recordado Walsh en declaraciones a la BBC: "Hay mucho trabajo legal por hacer primero antes de derogar la Convención de Refugiados de 1951 y salir del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que está profundamente incrustado".

El número 2 del partido, Zia Yusuf, que también ha intervenido para detallar la serie de medidas que pondrían en marcha lo que es un plan de limpieza, ha dicho que, "si bien es imposible contar lo incontable, al menos hay un millón de inmigrantes ilegales" en Reino Unido. El partido ha denunciado también que los migrantes son "premiados" con alojamiento en hoteles, comidas gratuitas e incluso "entradas en el cine o en el safari [sic]", mientras que "los abogados de derechos humanos impiden deportar incluso a delincuentes condenados".

El coste del plan sería de 10.000 millones de libras en cinco años, pero el Partido Reformista dice que generará un ahorro neto de 17.000 millones en ese mismo periodo y devolverá estos recursos a "las familias trabajadoras, las escuelas y el Servicio Nacional de Salud (NHS)", ha dicho Yusuf. Una promesa que evoca la de los 350 millones de libras a la semana para el Servicio Nacional de Salud que debía resultar del Brexit y nunca se concretó. Nueve años después del referéndum, Farage y su escudero han recuperado el viejo eslogan para abombar su campaña: hace falta "el control total de las fronteras".

El especialista de Oxford ve, además de problemas legales, cuestiones logísticas que dificultarían la planeada expulsión masiva. "La cuestión clave es si países como Afganistán, Eritrea e Irán aceptarían el regreso de sus propios ciudadanos".

Campaña contra el crimen

El nuevo empuje de Farage contra los migrantes ha aprovechado un verano caliente de protestas en distintas localidades de las islas contra la mencionada presencia de los recién llegados que esperan la resolución de sus expedientes de asilo en hoteles, y que según las estadísticas oficiales tiene un coste anual de 7.000 millones de libras. A mediados de julio, el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales dictaminó de forma cautelar que el Bell Hotel de Epping, en las afueras de Londres, no podría alojar a solicitantes de asilo, y que deberían ser desalojados antes del 12 de septiembre.

La decisión fue motivada por un recurso legal del consejo del distrito, después de que los vecinos denunciaran inseguridad para que uno de los migrantes que se alojaba fuera procesado por, presuntamente, abusos sexuales contra una adolescente. Desde entonces ha habido otras protestas en diferentes ciudades de las islas, donde se ha visto la bandera inglesa y se han escuchado reclamos como "Inglaterra para los ingleses".

La populista formación de Farage cuenta de momento con cuatro diputados en los Comunes. Pero Farage lidera las encuestas, y en las elecciones locales inglesas de primeros de mayo propició un severo correctivo tanto al Partido Laborista como a los conservadores.

Manifestación en Epping contra la presencia de migrantes en el Bell Hotel de Epping Forest, en el norte de Londres, el pasado julio.

La inmigración es vista por Farage como un activo electoral, en tanto que cabeza de turco de problemas estructurales del país muy difíciles de resolver, como falta de productividad y salarios bajos, inflación continuada, falta endémica de viviendas y precios de los alquileres elevadísimos imposibles de asumir para los jóvenes, infra, aumento de impuestos en otoño para, entre otras cosas, hacer frente al gasto militar en el que se han embarcado tanto Reino Unido como Europa.

El único tema del que habla Farage, sin embargo, son las pateras. Los medios de comunicación y las redes amplifican su mensaje y, si no actúa, el Partido Laborista y, por extensión, las demás formaciones tradicionales pueden ver cómo el sistema británico muta. Farage ha dicho que "el orden público está amenazado" por las pateras, pero lo que hace su discurso es enfrentar a los sectores más débiles de la sociedad y poner una amenaza directa contra la democracia británica. El trumpismo tiene en el Reino Unido una peligrosa cabeza de puente.

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