La UE fija el camino para tener un certificado de vacunación en verano

Bruselas necesita como mínimo tres meses para desarrollarlo, y algunos países todavía son escépticos al respecto

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BruselasLa necesidad de empezar a desconfinar y salvar la temporada turística ha impulsado el debate por el certificado de vacunación europeo. Los jefes de estado y de gobierno de los 27 socios de la Unión Europea se dan tres meses para terminar los detalles técnicos de esta herramienta que permitan tenerla en marcha en verano. Los líderes han abordado la cuestión este jueves en una videocumbre centrada en la pandemia, marcada por la expansión de las nuevas variantes, las dificultades en el arranque de la campaña de vacunación y la gestión de las fronteras. El consenso para crear el certificado existe, pero queda la cuestión más importante por perfilar: qué funciones darle.

Hace semanas que países como Grecia, Chipre y España presionan para acelerar el debate con la voluntad de encontrar una manera de salvar la temporada turística. Otros, como Alemania y Francia, en cambio, pulsan el freno y lo consideran un debate prematuro porque todavía quedan incógnitas científicas por resolver, como si una persona vacunada puede seguir contagiando el virus. Ahora bien, la presión no solo viene del sur. Dinamarca anunció a principios de febrero planes para crear un certificado digital propio; Grecia ya tiene acuerdos con Israel y los estudia con el Reino Unido, y los países del Grupo de Visegrad (Polonia, la República Checa, Eslovaquia y Hungría) también han impulsado su propia iniciativa. Estos movimientos en solitario obligan al conjunto de la UE a avanzar para que no se acabe generando un caos de certificados nacionales que acabe discriminante y permitiendo la entrada de unos europeos y dificultando la de otros. En la reunión, el presidente español, Pedro Sánchez, ha defendido que hay que "evitar que cada país elabore su propia fórmula, prevenir situaciones injustas y garantizar la protección de los datos personales".

"Obviamente hay que trabajar más en la digitalización del certificado, pero esta noche hemos notado más convergencia", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. La prudencia del belga se explica porque algunos gobiernos, como el neerlandés, se mantienen escépticos. Se ha acordado qué información tiene que contener el certificado: las vacunas, los tests negativos y la presencia de anticuerpos. Pero hay que acabar de pulir cómo aplicarlo. Lo más previsible, decían fuentes diplomáticas, es que se convierta en una alternativa a las PCR o a los tests de antígenos para moverse o hacer actividades como ir a conciertos, por ejemplo.

La Comisión Europea dice que necesita tres meses para concluir el trabajo técnico, pero estos meses también servirán para intentar resolver las incógnitas políticas y científicas que acompañan la medida: "Como mínimo hacen falta tres meses. Es importante para que las expectativas no se eleven mucho y muy deprisa. Los gobiernos tendrán que moverse rápido si quieren que el certificado esté listo en verano", ha dicho la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Toque de atención a las farmacéuticas

Una de las claves para determinar si se pueden empezar a utilizar certificados a modo de pasaporte y disipar el escepticismo de neerlandeses y franceses es conseguir inmunizar a un porcentaje significativo de la población, de tal manera que sirva no solo para asegurar una protección más elevada sino también para tener más información sobre la efectividad de las vacunas contra las nuevas variantes y en la prevención del contagio. Von der Leyen ha mencionado los datos de Israel, donde ya se ha vacunado un porcentaje significativo de la población y donde un estudio indicaría que una vez recibidas las dos dosis de la vacuna de Pfizer se deja de contagiar el virus.

Pero para que la Unión pueda empezar a compararse con Israel es clave aumentar la producción de vacunas. De aquí el toque de atención que los líderes europeos han enviado a las farmacéuticas en su comunicado final: "Las empresas tienen que asegurar la predictibilidad de su producción de vacunas y respetar el calendario de entrega. Hay que mejorar la transparencia".

Desde el lío con AstraZeneca, que este primer trimestre entregará menos de la mitad de las dosis comprometidas, la Comisión ha intensificado las conversaciones con el sector para incrementar la fabricación de vacunas en Europa e incluso algunos estados, entre los cuales España, se han mostrado partidarios de dar más ayudas a estas compañías. Mientras los líderes discutían, los directivos de las farmacéuticas principales comparecían en la Eurocámara. El consejero delegado de AstraZeneca, Pascal Soriot, ha asegurado que se pondrán al día en la producción y entrega de vacunas en el segundo trimestre. Soriot se ha justificado varias veces en la falta de tiempo para llevar a cabo un proceso que habitualmente tarda "años".

Según ha explicado Von der Leyen, esta semana se habrán distribuido 50 millones de vacunas a la UE y se habrá vacunado a un 6,4% de la población. El objetivo es haber vacunado a un 70% de la ciudadanía en verano y, para hacerlo, es vital que a partir del segundo trimestre empiecen a llegar las dosis pactadas. Mientras este hito no se acerque, los líderes reiteran que hay que mantener las restricciones.

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