Los hospitales de París, con el agua al cuello
Se desprograman el 40% de las intervenciones no urgentes para liberar camas de UCI para los enfermos de covid-19
ParísUn año después del inicio de la pandemia de covid-19, la situación en los hospitales franceses, principalmente en la región parisiense, es muy preocupante. El personal sanitario arrastra una sobrecarga que tiene que trampear haciendo malabarismos con el goteo de nuevos pacientes con coronavirus, en aumento desde hace unas semanas a pesar de que bares, restaurantes, salas de deporte, cines, museos y teatros siguen cerrados. Algunos se preguntan cuál es el impacto de la medida, en vigor desde el 16 de enero, que impone una reclusión domiciliaria desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana.
La Agencia Regional de Salud (ARS) ha dado la orden “firme e inmediata” a los hospitales y clínicas de la región, tanto públicos como privados, de desprogramar el 40% de las operaciones que no sean urgentes para aumentar el número de camas en las unidades de cuidados intensivos, actualmente 1.050, para destinarlas a los enfermos de covid-19. El objetivo es disponer de 1.557 camas de cara a la semana próxima. El flujo es ahora de entre 70 y 80 entradas al día en cuidados intensivos. El responsable regional de salud Aurélien Rousseau ha reconocido que la situación es de “tensión muy fuerte”. En total, la ARS contabilizó ayer, martes, 1.032 pacientes con coronavirus en las UCI –el lunes eran 984–, una cifra que no se había superado desde noviembre, en medio del segundo confinamiento.
A escala estatal, las UCI también están cada vez más llenas. Este martes había 3.918 enfermos, 69 más que el lunes, según las últimas cifras de Salud Pública. Es el nivel más alto que se ha alcanzado desde finales de noviembre, a pesar de que es inferior al pico de la segunda oleada del otoño, que fue de 4.900 pacientes en las UCI, y del de la primera oleada, de 7.000.
El personal médico critica la gestión de la pandemia. “No tenemos el mismo punto de vista que los políticos. Para ellos el confinamiento es un fracaso. Para nosotros lo es el crecimiento de la ocupación de las UCI, que es lento pero inexorable”, lamentaba el jefe del servicio de enfermedades infecciosas de la Hospital Tenon de París, Gilles Pialoux, en declaraciones a la emisora Franceinfo.
Polémica por el confinamiento
Y es que el gobierno descarta, de momento, un nuevo confinamiento en la región parisiense, “una medida de último recurso”, según el director general de Salud, Jérôme Salomon. La estrategia del ejecutivo es ganar tiempo, confiando en que la aceleración de la campaña de vacunación haga efecto cuanto antes mejor. El primer ministro, Jean Castex, aseguraba la semana pasada que 20 millones de personas se vacunarán de aquí a mediados de mayo. Hoy por hoy, sin embargo, solo cuatro millones han recibido la primera dosis de la vacuna y dos millones han sido vacunados con las dos. Es decir, menos del 6% y del 3% de la población total del país, respectivamente.
A diferencia de Niza, del área metropolitana de Dunkerque y del departamento de Pas-de-Calais, donde se ha impuesto un confinamiento los fines de semana, la Isla de Francia se ha salvado de esta medida de momento, no sin polémica. La propuesta estaba encima de la mesa del gobierno, pero la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se opone porque la considera “inhumana”. Se tendrá que ver hasta dónde llega la resistencia con el agotamiento del personal sanitario.
De hecho, los desacuerdos entre el gobierno presidido por Emmanuel Macron e Hidalgo son cada vez más patentes, con el trasfondo de las elecciones presidenciales del año próximo, a las que la alcaldesa podría presentarse por primera vez. Es un ejemplo la evacuación policial de los muelles del Sena del sábado, cuando estaban llenos de parisienses que aprovechaban la tregua meteorológica. Desde la jefatura de policía de la ciudad –que depende del ministerio del Interior– lo justificaron argumentando que no se respetaban las medidas de distanciamiento social ni el uso de las mascarillas, pero a Hidalgo no le gustó lo más mínimo la intervención, principalmente porque no estaba al corriente de ella. “Soy la alcaldesa de París, ver cómo se evacuan los muelles sin prevenirme me choca. Las cosas se tienen que hacer con el respeto a todas las autoridades, incluyendo la mía”, espetó.