Huelga general en Francia contra el plan de Macron para alargar la jubilación a los 64 años
Las previsiones apuntan a un seguimiento amplio de la protesta y el gobierno moviliza a 10.000 policías
ParísMientras Emmanuel Macron está en Barcelona este jueves para participar en la cumbre hispano-francesa, Francia se moviliza contra la reforma más importante del último quinquenio del presidente de la República, la de las pensiones. Todos los sindicatos han convocado una huelga general –en Francia oficialmente se le denomina huelga intersindical– que se espera que tenga un seguimiento muy amplio. Es la primera de una serie de protestas que los sindicatos y los partidos de izquierdas tienen previsto impulsar en las semanas próximas. Quieren que el gobierno retire el proyecto de ley de reforma de las pensiones, que probablemente se aprobará en el consejo de ministros de la semana que viene. El texto prevé alargar la edad de jubilación de los actuales 62 años a los 64 y también el periodo de cotización mínima para poder optar a la pensión máxima, que se ampliará hasta los 43 años.
Ante el riesgo de fuertes perturbaciones en los transportes públicos y en sectores como el de la educación, el gobierno ha pedido que no se paralice el país. "Es un movimiento que corresponde a una expresión democrática, que evidentemente respetamos. Esperamos que esta expresión popular no se convierta en un bloqueo", afirmaba este miércoles el portavoz gubernamental, Olivier Véran. Ante la posibilidad de que se produzcan incidentes en las protestas en la calle, el ejecutivo ha movilizado a 10.000 policías en todo el país, de los cuales 3.500 están desplegados en París, donde a partir de las 14 h está prevista una manifestación por el centro de la ciudad.
En París, la mayoría de líneas de metro están cerradas o solo funcionan en las horas punta, mientras que la mayoría de trenes de cercanías no circulan (la previsión por ahora es que solo funcione uno de cada diez). Solo habrá un TGV de cada tres, a pesar de que en algunas líneas solo funcionará uno de cada cinco. En Francia no hay servicios mínimos en el sector del transporte y este hecho provoca que muchos trabajadores que no quieren hacer huelga no tengan ningún transporte público para llegar al trabajo. El gobierno ha hecho un llamamiento a teletrabajar siempre que sea posible y a evitar los desplazamientos.
Muchos alumnos también se han tenido que quedar en casa: según los sindicatos, en las escuelas de infantil y primaria el seguimiento de la huelga se sitúa en alrededor al 70%, mientras que en los institutos es del 50%. El sector eléctrico también contará con un gran seguimiento de la huelga. Los sindicatos incluso habían amenazado con cortes de electricidad, pero por ahora solo ha habido una bajada de la producción eléctrica que no ha afectado a los hogares. También hay un seguimiento elevado a las refinerías, sector que protagonizó una huelga histórica en octubre que dejó sin carburante a gran parte de las gasolineras de Francia.
Grave retroceso social
La reforma de las pensiones ha provocado críticas tanto desde partidos de izquierdas como de extrema derecha. Este miércoles Macron denunció durante el consejo de ministros las "mentiras" y "contraverdades" de la izquierda contra su proyecto de ley. La semana pasada, el líder de la izquierda radical, Jean-Luc Mélenchon, había calificado la reforma de "grave retroceso social" y había hecho un llamamiento a la movilización. Este jueves, Mélenchon ha asegurado que el gobierno "ya ha perdido la primera batalla, la de convencer" y ha pedido que escuche a la calle y dé marcha atrás con la reforma. "Los años de Thatcher y Blair se han acabado. Los listos que llevan a cabo el súper liberalismo y que están orgullosos de enfrentarse a toda la población... eso se ha acabado, ya no se puede hacer así", ha dicho el líder de La Francia Insumisa.
El ejecutivo francés espera que la situación no se inflame y se alargue en el tiempo, un hecho que podría acabar con una contestación social similar a la que protagonizó en 2018 el movimiento de los chalecos amarillos. Según un sondeo publicado por la cadena BFMTV, un 66% de los franceses están en contra de la reforma.