Migraciones

La inmigración, la nueva arma de Lukashenko contra la Unión Europea

Lituania acusa a Bielorrusia de fomentar la entrada de extranjeros a su territorio y refuerza la frontera con una valla y con soldados

El presidente del Consejo  Europeo, Charles Michel, y la primera ministra de Lituania, Ingrida Simonyte, visitando la frontera entre Lituania y Bielorrusia, este martes
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SabadellEntre el 1 y el 8 de julio, 885 personas cruzaron ilegalmente la frontera entre Bielorrusia y Lituania (o, lo que es lo mismo, entre Bielorrusia y la Unión Europea). Entre el 1 de enero de 2017 y el 31 de diciembre de 2020 lo habían hecho 284 personas. Es decir, en ocho días entraron en territorio lituano procedentes de Bielorrusia el triple de personas que en los cuatro años anteriores. Estas cifras, difundidas por el servicio estatal de vigilancia de fronteras de Lituania, demuestran que el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, hablaba seriamente cuando dijo: "Antes parábamos drogas y migrantes. Ahora os los comeréis vosotros y los tendréis que atrapar a solas". El mandatario envió este aviso a las autoridades europeas el 28 de mayo, tres días después de que los Veintisiete aprobaran sancionar el régimen bielorruso por haber forzado a aterrizar en Minsk un avión (que se dirigía precisamente a Lituania) para detener al periodista opositor Roman Protasevich. Pero las palabras de Lukashenko no se quedaron aquí: esta semana, cuando ya era evidente que Bielorrusia estaba, como mínimo, facilitando el paso a través de sus 679 kilómetros de frontera con Lituania, el hombre fuerte de Minsk aseguró: "No retendremos a nadie. Al fin y al cabo, nosotros no somos su destino final: van hacia la ilustrada, cálida y acogedora Europa".

Las autoridades lituanas, sin embargo, denuncian que Bielorrusia no se ha limitado simplemente a hacer la vista gorda en la frontera, sino que está incentivando activamente la entrada de migrantes en territorio de la UE, incluso trayéndoles expresamente desde terceros países hasta Minsk para que, desde ahí, emprendan el camino hacia Lituania. "Hay vuelos directos que conectan Minsk con Bagdad, por ejemplo, y hay agencias de viajes tanto en Bielorrusia como en otros países que atraen turistas hacia Minsk", ha denunciado la primera ministra lituana, Ingrida Simonyte, en declaraciones a Reuters. Según el ministerio lituano de Asuntos exteriores, además de la capital iraquí el otro gran punto de origen de estos vuelos (que son operados por Belavia, la compañía aérea estatal bielorrusa) es Estambul.

La existencia de estas agencias, que además tramitan la solicitud de visados turísticos para los migrantes, queda demostrada por los documentos que llevaban algunas de las personas que fueron paradas por la guardia fronteriza lituana. Aún así, las autoridades bielorrusas han negado, en declaraciones a Euronews, que tengan nada que ver, y atribuyen el incremento de la llegada de inmigrantes a la apertura de fronteras de sus países de origen después de las restricciones impuestas por la pandemia de covid-19.

En todo el año pasado, los agentes fronterizos de Lituania detuvieron solo a 81 personas que intentaban entrar ilegalmente en el país desde Bielorrusia, y en 2019 habían sido 46. El primer trimestre de este año las cifras se mantuvieron relativamente bajas, con 41 personas en total, pero entonces ya se notó un incremento sustancial: tanto en abril como en mayo fueron más de 70. Ahora bien, el gran salto llegó en junio, justo después del estallido del caso Protasevich: en 30 días entraron en el país 473 personas. En solo una semana de julio esta cifra se superó con creces.

Hasta finales de junio, aproximadamente el 70% de las personas que habían cruzado ilegalmente la frontera este año tenían (o aseguraban tener, puesto que muchos llegan indocumentados) nacionalidad iraquí, y el resto eran principalmente iraníes y sirios. Los últimos días, sin embargo, se ha detectado un número importante de personas procedentes de países africanos como el Congo, Camerún o Guinea. También han entrado en Lituania una cincuentena de bielorrusos, una cifra que representa un porcentaje muy pequeño del total pero que supera de largo los 18 que se detectaron en conjunto en 2020.

Más controles

En la frontera lituana la situación empieza a ser preocupante. Los centros de acogida de extranjeros ya están llenos y a mediados de junio se habilitaron dos campos con un total de 350 plazas para poder recibir más. Pero pronto esto puede ser insuficiente. "De momento parece que tenemos suficiente capacidad para recibir inmigrantes ilegales, pero el número de llegadas crece cada día y en cualquier momento puede superar nuestras posibilidades", ha avisado a Euronews Lina Laurinaityte-Grigiene, asesora del ministerio del Interior. "Si la gente continúa llegando en estas cantidades, centenares cada día, la situación será grave. Será complicado encontrar alojamiento y poder atender las necesidades humanitarias y ofrecer servicios adecuados a esta gente", ha dicho, en declaraciones a Reuters, Egle Samuchovaite, miembro de la Cruz Roja lituana.

Por eso, miércoles Simonyte anunció el despliegue de tropas en la frontera y la construcción de una "barrera física adicional", que sirva como elemento "disuasorio" para los "organizadores de los flujos de inmigración ilegal". El primer tramo de la valla, de 500 metros, se ha empezado a construir este viernes y consiste en una alambrada espinosa de 1,8 metros de altura con concertinas. Mientras tanto, el ministerio de Exteriores lituano ya ha llamado a consultas al embajador bielorruso para pedirle formalmente que se pare el envío de inmigrantes, y está preparando visitas a Bagdad y Ankara para abordar la cuestión.

Bruselas, por su parte, también se ha implicado. Frontex, la agencia europea de control de fronteras, ha enviado efectivos a Lituania para apoyar a los agentes locales, y también lo ha hecho la policía de Estonia. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, acompañó a Simonyte este martes en una visita en la frontera, expresó la "solidaridad" de la UE con el gobierno lituano y "condenó" la actitud de Minsk. "Las autoridades bielorrusas están usando la inmigración irregular para intentar presionar a la Unión Europea", denunció Michel, que recordó que "las fronteras de Lituania son las fronteras de Europa".

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