"Johnson mintió en el Parlamento", dice su ex asesor principal, Dominic Cummings

Johnson lo niega "categóricamente" en su primera entrevista en siete días, en la que aparece abatido y como si supiera que está en el final del camino

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Boris Johnson y Dominic Cummings, el septiembre del 2019, cuando eran amigos, aliados y amos del gobierno

LondresNuevo capítulo diario del Partygate, el escándalo de las fiestas bajo el confinamiento en Downing Street, que amenaza con acabar con la carrera política de Boris Johnson. Un capítulo que, una vez más, ha escrito Dominic Cummings. El ex asesor de Johnson y hombre clave a la hora de llevarlo a Downing Street –primero con la campaña del referéndum del Brexit y más tarde con las elecciones generales de 2019– ha escrito en su blog que Johnson mintió conscientemente en el Parlamento.

La nueva carga de profundidad contra el premier ha llegado a última hora del lunes, cuando Cummings, que fue despedido en noviembre de 2020 en medio de una crisis de gobierno, y que desde entonces no ha dejado de socavar la posición de Johnson, ha escrito que este sabía que la reunión a la que asistió en el jardín de Downing Street el 20 de mayo de 2020, en pleno confinamiento, era una fiesta con bebida. "Se le dijo; el primer ministro mintió en el Parlamento", ha escrito el ex asesor. El pasado miércoles, en el Parlamento, el premier admitió que fue al encuentro, pero solo "durante 25 minutos", y que "implícitamente creía que se trataba de una reunión de trabajo". El correo electrónico con el que su secretario privado convocó la fiesta, enviado a más de cien personas, lo desmiente, puesto que invitaba a "llevar la propia bebida". Con posterioridad a la intervención de Johnson se conocieron también las dos celebraciones en Downing Street, hasta muy entrada la madrugada, el 16 de abril de 2021, cuando el país estaba de luto por la muerte del príncipe de Edimburgo.

Pero Johnson ha contestado este mediodía, en la primera entrevista en la que aparece desde su poco creíble disculpa del pasado miércoles en la Cámara de los Comunes. En una entrevista en pool, emitida en primer lugar por Sky News, el premier ha negado "categóricamente" que le advirtieran, con antelación, que el encuentro, con mesa, bebidas y comida, contraviniera las reglas. Preguntado una y otra vez sobre la cuestión, Johnson ha afirmado: "Estoy diciendo categóricamente que nadie me lo dijo, nadie dijo que [la fiesta del 20 de mayo de 2020] iba en contra de las reglas, que era algo que no fuera un acontecimiento laboral porque, francamente, no me imagino por qué habría salido adelante o se habría permitido que saliese adelante si hubiera sido en contra de las reglas".

Las palabras, sin embargo, no han podido evitar el tono ni el ademán. Johnson ha sido interrogado durante casi quince minutos y tanto sus gestos como el lenguaje no verbal, y en algún momento casi los ojos, eran los de un hombre que se sabe al final del camino porque las pruebas en su contra, las pruebas de los desmadres en Downing Street, son apabullantes.

En la convención política británica, si se demuestra que el premier ha mentido en la Cámara de los Comunes, la única salida honorable que le quedaría sería renunciar al cargo. Pero, de momento, Johnson se resiste a hacerlo, y en la entrevista se ha limitado a pedir tiempo hasta que se conozca el contenido del informe que elabora sobre el Partygate la alta funcionaria del Estado Sue Gray.

El pulso entre Johnson y Cummings es tan fascinante como aleccionador sobre los mecanismos del poder y las cuchilladas que se reparten. Un cargo electo, populista y demagogo, sobre el que se conocen todo tipo de datos de su falta de honestidad, tanto en su etapa como periodista como en la posterior, ya formando parte de la élite política, lucha para sobrevivir a las embestidas de Cummings, un spin doctor que ha movido siempre los hilos de los poderosos –antes de hacerlo para Johnson había trabajado a las órdenes de Michael Gove, otro de los ministros del gobierno– y que se ha mostrado clave a la hora de construirlo y de proporcionarle los mensajes adecuados para calar en la sociedad británica.

El serial, de momento, no parece que se tenga que parar. Porque el propio Cummings ha asegurado, también en su blog –subscribirse para poderlo leer tiene un coste que no es nada barato, diez libras al mes–, que hay fotos pendientes de publicarse de algunas de las ya famosas fiestas de Downing Street.

Mientras tanto, la popularidad del primer ministro sigue desplomándose y el Partido Conservador sigue haciendo cálculos sobre si ha llegado la hora de deshacerse de Johnson o si merece todavía otra oportunidad. Cuando se haga público el contenido del informe de Gray, a finales de esta semana o principios de la próxima, quizás habrá llegado la hora del golpe de gracia definitivo.

El Partygate es ya tan popular en el Reino Unido que la cadena de información británica TLDR News se ha querido aprovechar de ello comercializando, por 16 libras (algo menos de 20 euros), camisetas como las de las giras de una banda de rock en las que en la espalda figuran las fechas de las celebraciones que han tenido lugar en el número 10 de Downing Street, y de las cuales se ha informado mucho. En la parte de delante se puede leer: "BYOB Garden Parties" (las siglas en inglés de "Llevad vuestras propias bebidas" a las fiestas del jardín), en referencia al famoso email del todavía secretario privado de Johnson, Martin Reynolds.

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