Europa, preocupada por la variante británica del covid-19

Según el diario 'Bild', Angela Merkel cree que hacen falta "8 o 10 semanas más" de restricciones duras

Albert Castellví Roca
4 min
La cancellera alemanya, Angela Merkel

SabadellLa variante británica del virus del covid-19 puede hacer empeorar la ya complicada situación de la pandemia en Europa y podría obligar a imponer restricciones duras durante más tiempo del previsto. Lo ha avisado la cancillera alemana, Angela Merkel, en una reunión con los diputados de su partido. "Hacen falta ocho o diez semanas más de medidas duras", les ha dicho Merkel, según el diario Bild. Esto implicaría que las restricciones actuales en el país germánico, que en principio se tenían que levantar el 31 de enero, continuarían en vigor aproximadamente hasta finales de marzo, a las puertas de Semana Santa. Ahora bien, según la agencia Reuters, tres de los participantes en el encuentro han matizado que la cancillera no ha explicitado que hubiera que alargar las restricciones, sino que ha advertido de que "las próximas ocho o diez semanas pueden ser muy duras si la variante británica se esparce por Alemania".

El diario también asegura que Merkel ha dicho a sus compañeros de partido que si no se actúa la nueva versión del coronavirus puede provocar que por Semana Santa la incidencia del covid-19 en Alemania se haya multiplicado por diez. Nuevamente las fuentes de Reuters han rebajado el grado de alarma, asegurando que la cancillera se ha referido al hecho de que el número de contagios se ha multiplicado por diez en Irlanda como consecuencia de la llegada de la nueva cepa al país.

Después de haber superado con un éxito notable la primera oleada, en otoño Alemania vio cómo sus cifras de contagio se disparaban. Esto hizo que a principios de noviembre se empezaran a imponer restricciones importantes, pero las medidas se revelaron insuficientes y a mediados de diciembre se subió el listón: se evitó el confinamiento domiciliario, pero se cerraron las escuelas y todos los comercios no esenciales, además de la hostelería y las instalaciones deportivas y culturales, que ya no funcionaban desde la fase anterior. Estas medidas, que afectaron las fiestas de Navidad, se tenían que levantar el 10 de enero, pero la semana pasada se decidió mantenerlas en vigor hasta final de este mes. Ahora su vigencia se podría alargar todavía dos meses más.

A pesar de las importantes restricciones a la movilidad de las últimas semanas, Alemania se encuentra ahora mismo en el momento más crítico de la pandemia. El 30 de diciembre reportó la cifra más alta de nuevos contagios (49.044), y el 7 de enero la segunda más elevada (45.333). Ese día también se registró el número más alto de muertos por covid-19 en el país, con 1.152.

La amenaza se extiende

A pesar de que todavía no hay estudios concluyentes que lo confirmen, la variante británica del coronavirus, detectada a mediados de diciembre, se considera más contagiosa que el original (el gobierno británico habló de un grado de transmisibilidad hasta un 70% más elevado). Cuando se detectó, muchos países restringieron temporalmente la llegada de viajeros procedentes del Reino Unido, pero esto no ha impedido que la nueva cepa se haya ido esparciendo por Europa y por el resto del mundo. La semana pasada, por ejemplo, se detectó el primer caso en Catalunya. No se puede descartar, pues, que la preocupación de Merkel por la llegada de la nueva forma del virus a Alemania se extienda al resto del continente.

La nueva cepa ha disparado los índices de contagio en el Reino Unido, que durante las dos últimas semanas se ha situado cada día por encima de los 50.000 diagnósticos diarios y el viernes llegó a un pico de más de 68.000, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia. Desde el 4 de enero el país vive un nuevo confinamiento domiciliario: solo se puede salir de casa para comprar alimentos, por motivos médicos, para hacer ejercicio una vez al día o para ir a trabajar si no hay opción de hacerlo a distancia.

Además de la variante británica, en diciembre se detectó otra en Suráfrica que también ha disparado la incidencia del virus en ese país hasta los niveles más altos hasta ahora. Este lunes Japón identificó otra variación del virus en cuatro personas procedentes de Brasil. Los expertos sitúan estas mutaciones dentro del comportamiento previsible del virus y consideran que probablemente las vacunas existentes son eficaces también contra estas nuevas variantes. Incluso en caso de que no lo fueran, sin embargo, las vacunas se tendrían que poder adaptar rápidamente para que ofrezcan inmunidad contra estas variaciones.

Alemania compró vacunas al margen de la UE

Además del posible alargamiento de las restricciones, Alemania también busca la manera de parar los pies al virus con la ayuda de las vacunas. En este sentido, la semana pasada Reuters reveló que el gobierno de Angela Merkel había negociado directamente con las empresas alemanas CureVac y BioNTech para comprarles, en conjunto, 50 millones de dosis de sus respectivas vacunas. Los acuerdos se firmaron al margen de la Unión Europea, a pesar de que los Veintisiete habían pactado que los estados no negociarían directamente con los laboratorios y que dejaban esta responsabilidad exclusivamente en manos de Bruselas.

Según un funcionario del ministerio de Salud alemán (y tal como consta también en un documento al cual ha tenido acceso la agencia de noticias), el 31 de agosto el gobierno de Merkel firmó un acuerdo con CureVac para la adquisición de 20 millones de unidades de la vacuna que la empresa estaba desarrollando, y el 8 de septiembre firmó otro con BioNTech para asegurarse 30 millones de dosis de la vacuna que el laboratorio alemán había creado junto con Pfizer. En los dos casos se establecía que estas dosis no se distribuirían hasta que la UE no hubiera recibido las que le correspondieran en función de sus acuerdos de compra.

Los dos acuerdos se firmaron mientras la Comisión Europea negociaba con las dos compañías, unas conversaciones que concluyeron en noviembre con la compra anticipada por parte de la UE de 300 millones de dosis de Pfizer-BioNTech (que se empezaron a administrar el 27 de diciembre en toda la Unión) y de 405 millones de CureVac, un prototipo que todavía no ha sido aprobado.

El mismo viernes la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, subrayó que "ningún estado miembro está autorizado a negociar [la compra de vacunas] en paralelo", pero fuentes comunitarias se negaron a valorar si los acuerdos del gobierno alemán con los laboratorios entraban en contradicción con lo que se había pactado en Bruselas.

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