La misión imposible de salir de Afganistán por tierra
Una cincuentena de mujeres se manifiestan para exigir respeto a sus derechos
SabadellLa culminación de la retirada de las tropas norteamericanas del aeropuerto de Kabul, el lunes por la noche, marcó el fin de una operación de evacuación que dejó en tierra a miles de civiles afganos que querían huir de los talibanes. Cerrada esta puerta, muchos buscan ahora, desesperadamente, vías alternativas de salida de Afganistán, pero marcharse del país por tierra es, ahora mismo, una misión prácticamente imposible.
Pakistán, que comparte 2.670 kilómetros de frontera con Afganistán, ha avisado de que no aceptará la entrada de más refugiados afganos en su territorio y ha cerrado la mayoría de los pasos fronterizos ante la llegada masiva de personas que los quieren atravesar. Uno de los pocos lugares donde sí se permite el paso entre los dos países es en Espín Boldak, unos 100 kilómetros al sur de Kandahar y el segundo más transitado. Según explica la CNN, las autoridades paquistaníes solo permiten que crucen este paso las personas que necesiten tratamiento médico o que acrediten que residen habitualmente en Pakistán, pero aún así se han acumulado miles de afganos que esperan poder entrar en el país vecino.
Este miércoles, la acumulación de personas y la tensión de la situación desembocaron en una estampida que dejó, como mínimo, una víctima mortal, según el mismo medio, que cita a un funcionario paquistaní según el cual el miércoles se denegó la entrada en el país a un mínimo de 5.000 afganos solo en este paso fronterizo. Se da por hecho, sin embargo, que otros muchos han conseguido atravesarlo ilegalmente, ayudados por traficantes de personas.
Según los registros oficiales del ACNUR, en Pakistán viven actualmente 1,4 millones de refugiados afganos, que han llegado a lo largo de las últimas cuatro décadas, marcadas por una sucesión inacabable de guerras. Ahora bien, se calcula que la cifra real se puede acercar a los tres millones de personas. "Somos el país con un número más grande de refugiados afganos. No queremos más", ha dicho Asim Ahmad, portavoz del ministerio de Asuntos exteriores de Pakistán, en declaraciones recogidas por el diario Wall Street Journal. Durante la segunda quincena de agosto, unos 9.000 afganos aterrizaron en Pakistán procedentes del aeropuerto de Kabul, pero prácticamente todos siguieron después el viaje hacia otros países.
Miles de personas se han acumulado también en la frontera con Irán, que tampoco está dispuesto a acoger a más refugiados afganos y solo deja pasar a los que dispongan de visado o algún documento similar. Irán es el segundo país del mundo con una presencia mayor de refugiados afganos: oficialmente hay 780.000, pero el ACNUR admite que probablemente la cifra real supera los tres millones.
El resto de vecinos de Afganistán (el Turkmenistán, el Uzbekistán y el Tayikistán) también han dejado claro que no están dispuestos a asumir refugiados, pero como máximo han accedido a permitirles una estancia temporal hasta que sean acogidos por otros países. En el caso de Uzbekistán, por ejemplo, se ha comprometido a permitir que, una vez reabra el aeropuerto de Kabul, aterricen en su territorio los afganos que formen parte de la lista de personas consideradas en situación de riesgo por el gobierno alemán, y que inmediatamente tendrán que volar hacia el país europeo.
De momento no hay fecha para que el aeropuerto de la capital afgana vuelva a entrar en funcionamiento, a pesar de que este jueves el gobierno de Catar ha anunciado que está trabajando conjuntamente con los talibanes para poder reabrirlo "cuanto antes mejor". En la operación participaría también Turquía, que aportaría "apoyo técnico", mientras que el gobierno holandés ha anunciado que está dispuesto a aportar un millón de euros y personal calificado para poder reabrir el aeropuerto y retomar las tareas de evacuación.
El nuevo gobierno
Mientras, los talibanes se preparan para hacer públicos los nombres de los miembros del nuevo gobierno de Afganistán, un anuncio que podría tener lugar este mismo viernes. La composición del ejecutivo y las políticas que implemente serán claves para determinar el grado de reconocimiento y de colaboración que pueda esperar por parte de los países occidentales, que ya hace días que dejan claro que los talibanes serán juzgados por sus hechos, y no por sus palabras, y que el respeto por los derechos humanos (especialmente en el caso de las mujeres) y el hecho de ofrecer un paso seguro a quienes quieran salir del país serán líneas rojas en este sentido.
A la espera de conocer quién formará el nuevo gobierno, este jueves una cincuentena de mujeres se han manifestado en Herat, la tercera ciudad del país, para exigir que se respeten sus derechos y que haya presencia femenina en el ejecutivo. Esta posibilidad parece remota, especialmente después de que un líder de los talibanes, Sher Mohammad Abbas Stanikzai, haya dicho a la BBC que se permitirá que las mujeres trabajen, pero que "puede ser" que no haya ninguna ni en el gobierno ni en otros cargos de responsabilidad. "Un gobierno sin presencia de mujeres no durará y no será estable. No aceptaremos un gobierno sin participación de mujeres y nos opondremos a ello", ha dicho a Efe una de las manifestantes, Basira Taheri.