La ómicron pone en evidencia el fracaso de Covax y reaviva el debate de las patentes

La plataforma global de donación de vacunas no ha entregado ni el 14% de las dosis comprometidas

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Un trabajador sanitario habla con una mujer que hace cola para una prueba de PCR Covid -19 al laboratorio Lancet de Johannesburgo

Bruselas"Vacunar el mundo". Este es uno de los eslóganes que la Comisión Europea usa cada vez que anuncia una donación de dosis de las vacunas contra el coronavirus para la plataforma Covax, destinada a hacer llegar viales a los países con menos recursos. Pero la detección de la temida variante ómicron en Sudáfrica ha puesto en evidencia la desigualdad en la vacunación. La baja tasa de inmunización de los países de la región demuestra el fracaso de Covax y reaviva inevitablemente el debate sobre el acceso a las vacunas de los países con menos recursos. Covax no ha entregado ni un 14% de todas las dosis que fabricantes y países han comprometido, según las últimas cifras de la base de datos que recoge la Unicef.

Mientras los países ricos ya han empezado a pinchar por tercera vez a sus ciudadanos y algunos gobiernos acumulan dosis sobrantes en las neveras, los países del continente africano no han podido vacunar ni al 10% de su población. La plataforma, impulsada por la Alianza para las Vacunas (Gavi), la Coalición para la Innovación en la Preparación para Epidemias (CEPI), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef, se comprometió a entregar 2.000 millones de vacunas este 2021, pero el septiembre pasado renunció a cumplir el objetivo. Ahora Covax no prevé lograr el hito hasta el primer trimestre del año que viene, y de momento calcula que antes de que acabe este año podrá entregar entre 1.300 y 1.400 millones. Según la misma fuente, hasta ahora se han entregado (que no quiere decir administrado) 580 millones de dosis, una cifra que es el 41% de las prometidas antes de que acabe el año y el 13,3% del total de 4.274 millones de todas las apalabradas.

El objetivo primero de Covax era distribuir suficientes dosis gratuitas o subvencionadas para inmunizar al 20% de la población de los 92 países con menos recursos del mundo. Del total de 580 millones de viales entregados, un 33% son donaciones y el resto provienen de este mecanismo de adquisición subvencionada. Los datos de compromisos y entregas de Covax son difíciles de aclarar, varían en función de la fuente y la plataforma no las proporciona en bruto. Además, gobiernos de todas partes han ido anunciando compromisos con cifras de varios ceros de donaciones que se mezclan a menudo con las cifras de viales prometidos a través otros esquemas, como por ejemplo la adquisición a precio de coste, a la cual las farmacéuticas y las grandes potencias se comprometieron al inicio de la pandemia.

Liberar las patentes

Si nos fijamos por países, Estados Unidos se ha comprometido a proporcionar 1.000 millones de vacunas a Covax, pero de momento ha entregado solo 110 millones. A su vez, la Comisión Europea ha apalabrado 3.911 millones, pero para finales del 2021 solo se ha comprometido a haber entregado 300 millones. Todo ello pone sobre la mesa de nuevo el debate sobre la desigualdad en el acceso a las vacunas que el director general de la OMS, Thedros Adhanom Ghebreyesus, entre otros muchos expertos y organizaciones de la sociedad civil, no se ha cansado de denunciar: "No me quedaré callado mientras las empresas y los países que controlan el suministro global de vacunas creen que los más pobres se tienen que conformar con las sobras", decía Adhanom a principios de septiembre.

"No podemos creer que pondremos fin a una pandemia mundial con donaciones, hacen falta otras estrategias que aseguren la producción necesaria", reclama Irene Bernal, responsable de acceso a medicamentos de la organización Salud por Derecho. Bernal cree que Covax ha tenido dos debilidades de entrada, primero una "infrafinanciación" de nacimiento y después que no se lo ha presentado como un "comprador prioritario". "Los países ricos hemos acaparado dosis porque sale bien por anticipado vender al precio que compramos", dice. Además, Covax ha pulsado el acelerador en los últimos meses del año para intentar acercarse a su objetivo, cosa que puede provocar problemas logísticos, como apunta Bernal, para los países receptores, que tienen que preparar la infraestructura y también garantizar que no se les caducarán las dosis que lleguen.

Bernal recuerda que Sudáfrica y India ya hace más de un año que reclamaron liberar las patentes, una iniciativa bloqueada en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC) por, entre otros, la Unión Europea. Esta semana se tenía que celebrar una reunión ministerial de Comercio, que se aplazó justamente por la ómicron, pero el vicepresidente de la Comisión Europea a cargo de la cartera comercial, Valdis Dombrovskis, dijo en una entrevista en el Financial Times que la UE podría moverse a favor de flexibilizar de una manera excepcional y muy selectiva las normas de propiedad intelectual para favorecer la descentralización de la producción. Las voces que claman en esta dirección son cada vez más, una sesentena de países, la Eurocámara e iniciativas varias, como por ejemplo la de más de dos millones de enfermeras de 28 países de todo el mundo, que han presentado una queja formal ante las Naciones Unidas porque consideran que los países que bloquean la liberación de las patentes están atentando contra los derechos humanos y su aviso, anterior a la aparición de la ómicron, es significativo: "La distribución desigual de las vacunas no es solo una gran injusticia para las personas que viven en países con menos recursos, también abre la puerta a la posibilidad que aparezcan nuevas variantes que ponen en riesgo la ciudadanía de todo el mundo".

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