Habla el reportero de Gaza al que Israel le ha matado a la familia

Wael Dahdouh fue herido pero siguió trabajando para documentar la barbarie en la Franja

Lola Bañon Castellón
4 min
Wael Al-Dahdouh

ValenciaWael Dahdouh es un periodista mítico en el mundo árabe. Jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, hace siete meses predijo una nueva guerra y se lo dijo a su esposa, Amna. No sospechaba que sería así de larga –el 7 de abril hizo siete meses que empezó– y mucho menos que el destino abriría un cráter infernal en su vida. Dahdouh ha perdido a la mitad de la familia, decenas de compañeros y la salud. Todo el mundo se pregunta cómo puede salir adelante con este calvario personal.

Ahora está herido en la mano derecha, a consecuencia del propio bombardeo sobre una escuela de Khan Yunis donde murió su operador de imagen, Samer Abu Daqqa. Aprovechando su visita a Valencia de dos días, recibió tratamiento de un fisioterapeuta. Y también reconocimientos: el pasado miércoles recibió el premio de la Unión de Periodistas de la Comunidad Valenciana y otro de la Coordinadora Valenciana de ONG. Dos días antes, en Córdoba, recibió el premio Julio Anguita Parrado, en memoria del periodista deEl Mundo fallecido en 2003 por un misil iraquí durante la invasión promovida por George W. Bush y Tony Blair, y apoyada por José María Aznar.

El 25 de octubre salió en los informativos de casi todo el mundo mientras recibía la noticia de que una bomba se había caído en su casa. "Mi familia no estaba en nuestra casa de Gaza; los llevé a Nuseirat, una zona que Israel dijo que no atacaría. Me pasaron un teléfono, era mi hija Julud y me olvidé de que estaba en directo y que estaba delante de miles de personas", recuerda el periodista.

Dahdouh tiene 53 años y ya es abuelo. El pequeño Adán, de dieciséis meses, fue el primer cuerpo que encontró: "Le llevé a una ambulancia con la esperanza de reanimarle, pero no había nada que hacer. Llegué a la zona de noche, va ser un choque. La casa estaba en ruinas y todo era oscuridad. Nadie me contestaba. Sham, la más pequeña de mis hijas.

Abdisalam Farah, el presentador del informativo en árabe de la cadena qatarí, lloró cuando tuvo que leer la noticia de la tragedia del reportero. Dahdouh presidió el funeral de las cuatro víctimas vestido con el chaleco de periodista. Al lado, con la cabeza vendada por las graves heridas, estaba Yahia, de 12 años. "Para mí era inconcebible dejar de trabajar cuando mi familia era mártir. Ellos fueron atacados por mi profesión, y porque eran mi esposa y mis hijos. Siempre se sacrificaron; yo era un periodista con largas ausencias de casa . Pero, para mí, el periodismo es una misión humanitaria.

La guerra más mortífera para los informadores

Dahdouh enterró a sus seres queridos y se puso ante la cámara inmediatamente después, pese a que cada día seguían muriendo periodistas. Gaza se ha convertido en la guerra más mortífera para los informadores. Solo dos meses después de la primera tragedia, murió su operador de imagen, Samer Abu Daqqa, en el mismo ataque en el que a él le destrozaron la mano.

El 7 de enero, Hamza Dahdouh, el hijo mayor de Dahdouh, también periodista, de 27 años, fue asesinado cuando un dron israelí atacó el coche en el que viajaba con otro reportero, Mustafa Thuraya, que también murió. Un tercer pasajero del vehículo, Hazem Rajab, resultó herido. Un día antes del desastre, Hamza Dahdouh había escrito en X un elogio al padre: "No desesperes, tú eres paciente". Este nuevo golpe noqueó a Dahdouh. Era el hijo que había heredado la vocación, su gran orgullo. "Yo no he querido hablar de mi duelo, he intentado informar de forma profesional", asegura.

La mano destrozada llena de vendajes todavía tuvo movimiento para acariciar la de su hijo fallecido. Abrazando a una de sus hijas, así se despidió, también sin abandonar su chaleco de miembro de la prensa. Y, de nuevo, después del funeral se puso ante el micrófono; esta vez tenía que cogerla con la mano izquierda. A principios de enero, su estado no mejoraba y Al Jazeera le trasladó a Doha para que recibiera tratamiento. "Pasé por una operación de nueve horas, muy complicada. El nervio estaba seccionado y los cirujanos actuaron también haciendo extracciones de la pierna para los injertos. No recuperaré toda la movilidad. Ya me han dicho que tengo para un año , pero quiero volver a trabajar sobre el terreno de inmediato". Mientras estaba ingresado murió su madre.

A Valencia le ofrecieron como regalo un pastel inmenso en el que en la parte central había una foto de él, con su casco y su chaleco antibalas azul con las letras en inglés”press" (prensa). Todo rodeado de merengue y quema. Era un pequeño detalle para endulzar su vida. Pero el periodista se negó a comer. "Mi cabeza no come", se justificó. Demasiado dolor acumulado.

Siete años en prisión

Dahdouh es musulmán practicante. El Aid al Fitr, que marca el fin del Ramadán, coincidió con la segunda jornada de su visita a Valencia. Fue a la mezquita. La fe le ayuda a ser fuerte. Y su historia, como la de la mayoría de palestinos, es un proceso de sufrimiento. Nacido en Gaza, pasó siete años en las prisiones israelíes por participar en la Intifada (1987-1993), la rebelión popular palestina. Durante un tiempo tenía ilusión de cursar medicina, pero Israel no le dio permiso para viajar y estudiar al extranjero, así que se decantó por el periodismo.

Tras la oración en la mezquita, Dahdouh fue a la playa en Valencia. La otra orilla del mismo mar que ve desde Gaza. Visitó también la Albufera. Y renació el Dahdouh periodista, curioso: interrogó al barquero que surca las aguas a golpe de perchero.

En el Centro Cultural La Beneficència tuvo lugar el pasado miércoles la entrega del premio de la Unión de Periodistas. El acto tuvo que trasladarse a un espacio más grande del que se había programado inicialmente. Pero aún así hubo gente que se quedó en la calle. Dahdouh fue recibido con gran emoción. Algunos de los asistentes lloraban al verle. Su historia visibiliza el sufrimiento palestino. Recogió el galardón y, como hizo en Córdoba, se lo dedicó a los colegas que se han quedado en Gaza. En las últimas horas en Valencia recibió también, de manos de representantes de organizaciones sociales, el premio de la Coordinadora Valenciana de ONG. Con el corazón roto y la mano derecha destrozada, Dahdouh volverá a trabajar cuando la mano le dé la oportunidad. Tiene un año largo de recuperación.

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