¿Qué ha pasado con los soldados que defendían Al Asad?

El nuevo gobierno ha hecho un llamamiento a todos los antiguos miembros de las fuerzas armadas de Siria para que entreguen sus identificaciones, armas y vehículos

Milicianos de HTS, ahora en el poder de Siria, formaban filas esta semana en Damasco.
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Damasco (Siria)El advenimiento de la nueva Siria no ha terminado con largas colas para el pan, pero las filas han aparecido ahora en un lugar inédito: en las comisarías y otros edificios de las fuerzas de seguridad, antes temidos por ser centros de brutales torturas. Los que ahora ocupan estas dependencias son los combatientes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), la milicia que lideró el ofensiva relámpago que derrocó al dictador Bashar el Asad hace un mes, y quienes se arremolinan ante las puertas son policías, soldados y oficiales del ejército durante el antiguo régimen en la búsqueda de una especie de amnistía.

Pocos días después de su triunfal entrada en Damasco, los responsables del nuevo gobierno interino nombrado por HTS hicieron un llamamiento a través de las redes sociales y de la televisión a todos los antiguos miembros de las fuerzas armadas sirias, incluidos los sanitarios, para que entregaran sus identificaciones, armas y vehículos. Los centros donde deben registrarse están distribuidos por todo el país y, durante las últimas semanas, se ha podido ver cómo cientos de personas se apresuraban por regularizar su situación.

En los centros más concurridos, los soldados deben esperar al raso durante horas para conseguir un número. Una vez dentro de las dependencias, el proceso siempre es el mismo. Primero, un policía del nuevo gobierno registra su nombre y, después de haberles tomado una foto delante de una pared blanca, crea una nueva tarjeta de identificación para ellos. Posteriormente, pasan a otra sala donde deben entregar su arma. En algunas fotografías de estos centros publicadas por la prensa y las agencias de noticias, se pueden ver apiladas decenas de pistolas y kaláshnikov.

"En Siria, los miembros de las fuerzas de seguridad no tenían un carné de identificación normal, sino militar. Por eso, sin el nuevo carné civil que reciben por un período de tres meses, no podrían moverse por el país", explica Muhsen Mustafa , experto en seguridad del think tank sirio Omran Studies. Esta acción, que el gobierno llama "de reconciliación", es una de las primeras medidas destinadas a recoger las decenas de miles de armas ligeras que circulan en el país después de más de trece años de guerra civil.Para las nuevas autoridades, restablecer la seguridad es una de las prioridades.

"De ninguna forma permitiremos que haya armas en el país fuera del control del estado, ya sea por parte de facciones revolucionarias, como de facciones presentes en el área de las SDF [las Fuerzas Democráticas de Siria]", ha declarado el nuevo líder sirio, Ahmed al Sharaa. Mientras que varias milicias islamistas ya han firmado un acuerdo para disolverse e integrarse las fuerzas de seguridad, las SDF, el ejército de la entidad autónoma en la región kurda, al igual que las milicias de la minoría drusa, se han negado a disolverse. Antes, exigen garantías de que se respetarán sus derechos culturales y religiosos.

Hasta ahora, las nuevas autoridades de Damasco han priorizado el diálogo, pero Turquía no descarta el uso de la fuerza. Esta semana, Ankara, muy influyente entre las milicias islamistas, ha lanzado una amenaza a las SDF: el ejército turco llevará a cabo una amplia ofensiva si no se expulsa de Siria a los miembros del PKK, el movimiento insurgente kurdo en Turquía.

Investigaciones sobre crímenes de guerra

La donación del armamento a las nuevas autoridades no garantiza la amnistía, una medida de gracia que sólo podrá llegar después de una investigación para verificar que aquel expolicía o ex soldado no cometió crímenes de guerra. De ser así, en principio, podría incluso reintegrarse a su antigua posición. Por el momento, se insta a todos aquellos registrados a volver a las mismas dependencias pasados ​​un par o tres de meses para tener noticias sobre el futuro.

Si bien la mayoría de los que se han registrado en este proceso de reconciliación son soldados de baja graduación, también existe algún miembro de la antigua cúpula militar, como Talal Makhlouf, general de la Guardia Republicana acusado de haber reprimido con extrema dureza numerosas protestas pacíficas en el 2011. De hecho, por ello, Makhlouf, miembro de la familia de la madre de Bashar el Asad, figura en la lista de mandatarios del régimen de Al Asad sancionados por la Unión Europea, además de otros países.

"Ha habido oficiales del ejército y líderes de grupos paramilitares que han rechazado integrarse y están siendo arrestados. Algunos incluso se han resistido, lo que ha llevado a choques violentos", comenta Mustafa. Las nuevas fuerzas de seguridad están peinando varias regiones para desarmar a la población, y ya han arrestado a decenas de oficiales. Algunas voces de la comunidad alauí, la confesión religiosa de Bashar el Asad, han hecho circular en las redes sociales la idea de que HTS está llevando a cabo una venganza contra los alauís.

Esta percepción se ha visto reforzada por el asesinato, a menudo en circunstancias poco claras, de numerosos antiguos oficiales, actos que los detractores de HTS consideran "ejecuciones extrajudiciales". "Yo creo que se trata de casos de revancha personal, no creo que haya una política concreta detrás. Hay que tener presente que durante la guerra se cometieron muchas masacres. El nuevo gobierno sabe que la revancha contra los alauís sólo llevaría a una nueva guerra civil", sostiene Mustafa.

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