Artem Vorobyov, cónsul ucraniano en Barcelona: "Algunos países tienen miedo de provocar a Putin y que haya una Tercera Guerra Mundial, pero ya está pasando"

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Artem Vorobyov

Artem Vorobyov, cónsul general ucraniano en Barcelona, nos recibe en una sala llena de cajas de ayuda humanitaria: medicinas, pañales, chalecos de protección, mochilas... El consulado de la calle Numància es un hormiguero de voluntarios y muchos refugiados hacen cola para hacer trámites. Visiblemente afectado, explica la situación crítica en la que se ha hundido su país después de un mes de invasión rusa.

Mañana se cumple el primer mes de la invasión rusa: ¿cómo ve la situación en Ucrania?

— Usted con sus propios ojos puede ver todos los crímenes que está cometiendo Rusia en nuestro país y cómo nosotros, un pueblo ahora unido, defendemos lo que es nuestro, nuestro patrimonio, nuestro estilo de vida. Un mes de resistencia, de lucha contra esta guerra injusta. Hemos resistido, pero lamentablemente pagamos un precio muy caro. Tenemos más víctimas entre la población civil que bajas militares. Y diez millones de personas han tenido que abandonar su casa por los horrores de esta guerra terrible: 3,5 millones fuera del país y 6,5 millones dentro de Ucrania. Nadie en el mundo, ni Rusia ni nuestros aliados, se esperaban que pudiéramos resistir ante el segundo ejército más grande del mundo. Hoy tenemos la posibilidad de resistir y ganar. Sé que fuera de Ucrania casi nadie se lo cree, pero sí, estamos ganando. Hemos tenido ayuda militar y financiera de nuestros aliados, y las sanciones contra Rusia son importantes, pero solo darán resultado a largo plazo. Necesitamos más presión. En varias ocasiones nuestro presidente ha hecho un llamamiento a los aliados a proteger nuestro espacio aéreo, a establecer una zona de exclusión aérea sobre nuestro país para evitar una catástrofe nuclear y para salvar la población civil. Desgraciadamente, ya sabemos que no será así. Entonces pedimos a nuestros aliados que nos proporcionen sistemas de protección antiaérea y misiles de más rango para poder proteger nosotros mismos, con nuestro esfuerzo, nuestro espacio aéreo.

Parece que lo peor todavía tiene que llegar.

— Rusia ve que no gana. No está consiguiendo lo que había planeado y como no puede avanzar ha optado por el genocidio. Están bombardeando infraestructuras civiles, poblaciones donde no hay ningún objetivo militar. En las ciudades que temporalmente están ocupadas por el ejército ruso, intentan cambiar los gobiernos locales para imponer su régimen. Se están llevando a población civil hacia Rusia contra su voluntad. Necesitamos más presión internacional sobre Rusia de todos los países de Europa: que cierren los puertos a los barcos rusos, que saquen todos los bancos rusos del sistema Swift. Tiene que haber un aislamiento total. Y sanciones personales contra todos los diputados de la Duma que votaron a favor del reconocimiento de las repúblicas autoproclamadas, lo que dio el pistoletazo de salida a la guerra.

¿Ve alguna posibilidad de un alto el fuego?

— Ucrania está dispuesta a negociar, está dispuesta a encontrar soluciones, pero no a ceder a los ultimátums de Rusia. No podemos aceptar ni la cesión de territorios ni el cambio de un gobierno elegido democráticamente. Son líneas rojas.

¿La neutralidad, renunciar a entrar a la OTAN, también lo es?

— Está previsto en nuestra Constitución nuestro camino hacia la Unión Europea y la OTAN, pero nunca hemos tenido ningún compromiso concreto de adhesión. Rusia solo ha usado esta cuestión como un pretexto para la invasión. Y ahora dicen que estamos desarrollando armas nucleares y biológicas. Es todo falso, fuera de toda lógica. Y ya veremos qué se inventan mañana. Lo que más nos asusta es el apoyo de la población rusa en las acciones militares del Kremlin. La gente está totalmente aislada del mundo: han bloqueado los canales de televisión, Facebook, Instagram... y solo los muestran aquello que el Kremlin quiere. Dicen que no hay guerra ni ataques civiles, pero en un mes los rusos ya han perdido en Ucrania a más soldados que en diez años en Afganistán.

¿Entonces están dispuestos a ceder sobre la integración de la OTAN?

— Estamos dispuestos a aceptar un estatuto neutral, pero con garantías reales, no como las del memorándum de Budapest.

En aquel memorándum, firmado en 1994 por Ucrania, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido, Ucrania se adhirió al Tratado de No Proliferación Nuclear y cedió a Rusia 5.000 bombas nucleares, misiles y aviones a cambio de garantías de su integridad territorial e independencia política. ¿Cree que si Kiev hubiera conservado su armamento atómico estaríamos en esta situación?

— Por supuesto que no. Está claro.

Su gobierno ha armado a los civiles, una decisión arriesgada y que puede tener implicaciones para el futuro del país.

— Nos enfrentamos a un ejército muy grande: más de 150.000 militares rusos que entraron en nuestra casa. Nosotros tenemos un ejército muy preparado y que cuenta con la ayuda de nuestros aliados, pero ahora nos hace falta todo, todos y todas los que pueden defender nuestro país. Seguro que tendremos planes para que entreguen estas armas a los militares o a los depósitos especializados. Pero primero hay que ganar la guerra.

Ucrania no tiene una democracia consolidada. Hace unos días el presidente Zelenski anunció la ilegalización de 11 partidos opositores.

— Solo intentamos cortar las vías de influencia de Rusia sobre la población. Estos partidos transmitían las mismas falsedades que la televisión rusa: que no hay bombardeos, que no hay guerra, que no hay víctimas civiles.

¿Tiene esperanza que si Ucrania gana esta guerra pueda ser un país mejor?

— Lo único bueno que ha hecho Putin es unir a todo el pueblo ucraniano y unir como nunca a Occidente. Antes había disputas políticas en Ucrania, ahora todos somos un pueblo que se enfrenta a un enemigo común. Mañana habrá en Bruselas cumbres de la OTAN y de la UE. Esperamos que dejen de temer a Putin y tomen de una vez la decisión correcta de ayudarnos a proteger a nuestra población de los bombardeos. Algunos gobiernos todavía creen que están a salvo y no quieren provocar a Rusia para evitar una Tercera Guerra Mundial. Pero la realidad es que ya está pasando y, si no paramos a Rusia en Ucrania, mañana le tocará el turno a Polonia, a Hungría o a los países bálticos.

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