El Parlamento portugués rechaza el presupuesto socialista y aboca al país a elecciones anticipadas

Los comunistas y el Bloque de Izquierda abandonan el PS seis años después del acuerdo que tumbaron los conservadores

4 min
El primer ministro portugués, António Costa

BarcelonaNo ha habido sorpresa en Portugal. El Parlamento ha tumbado este miércoles la propuesta de presupuestos presentada por el Partido Socialista (PS), que gobierna en minoría y que no ha sido capaz de convencer a sus aliados de la izquierda para evitar un fracaso que empuja al país hacia unas elecciones anticipadas, dos años antes de lo previsto. A pesar de los llamamientos a cambiar las posturas contrarias del Bloque de Izquierda (BE) y el Partido Comunista (PCP) anunciadas los días antes, la mayoría de los diputados han rechazado el proyecto de ley, que ha recibido 108 votos a favor (de los socialistas), cinco abstenciones (la animalista PAN y dos diputadas no adscritas) y 117 votos en contra. No ha habido "golpe de volante" ni "magia negra" –conceptos utilizados en la prensa portuguesa en referencia a las expresiones de los líderes políticos los últimos días– capaz de salvar las cuentas. El resultado de la votación es histórico: es la primera vez que no prospera un presupuesto presentado por un gobierno elegido en las urnas.

El ejecutivo socialista ha hecho énfasis en la mejora de la situación del país desde el acuerdo que en 2015 tumbó al gobierno conservador de Pedro Pasos Coelho. El ministro de Finanzas, João Leão, ha recordado que la tasa de paro hace seis años era del 13% y que se ha reducido al 6%. "De presupuesto en presupuesto hemos conquistado la confianza de los portugueses", ha dicho el ministro, que a primera hora de la mañana todavía conservaba la "esperanza" y consideraba prioritario "llegar a un consenso para el equilibrio del país".

Pero no ha habido giro de guion. Los comunistas, que reclamaban medidas sociales más osadas especialmente en cuanto al aumento de los salarios, han justificado que no podían dejar el país "a su suerte", mientras que el Bloque de Izquierda ha sentenciado que "la geringonça –nombre con el que se bautizó el acuerdo de socialistas, BE y PCP en 2015– ha muerto por la obsesión [del PS] por la mayoría absoluta". La líder del BE, Catarina Martins, se refería así a la decisión de los socialistas de ir por libre después de las elecciones de 2019, cuando a pesar de quedarse a ocho escaños de la mayoría absoluta optaron por buscar acuerdos puntuales en vez de firmar un acuerdo de gobernabilidad con los dos partidos de izquierda, como habían hecho cuatro años antes después de tumbar al ejecutivo conservador de Pedro Pasos Coelho.

"Consciencia tranquila"

"El gobierno sale de esta votación con la conciencia tranquila y la cabeza alta", ha asegurado el primer ministro, António Costa, en su última intervención en la cámara baja, donde ha reiterado el esfuerzo que ha hecho para llegar a un acuerdo. "He hecho todo lo que estaba a mi alcance para asegurar la viabilidad de este presupuesto, sin aceptar lo que no considero que el país pudiera soportar", ha añadido. Después de la derrota, ha insistido en que el gobierno no dimitirá y garantizará la estabilidad del país.

El debate parlamentario ha servido para empezar a repartir culpas y responsabilidades por el fracaso. Costa ha criticado al BE que haya justificado su rechazo a muchas cuestiones que "no tienen nada que ver con el presupuesto", como por ejemplo la sostenibilidad de las pensiones. El primer ministro ha subrayado que no era necesario que los partidos de izquierda votaran a favor del proyecto: "Basta con que la izquierda a la izquierda del PS no sume sus votos a los de la derecha". El Bloque de Izquierda y el Partido Comunista, sin embargo, han optado por marcar perfil y reivindicar sus prioridades para enviar el mensaje a su electorado de que no están supeditados a los socialistas.

Ahora los próximos pasos están en manos del presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, que tiene la potestad de disolver el Parlamento y convocar elecciones. El jefe de estado dejó claro el lunes que la única alternativa a un rechazo del presupuesto es el adelanto electoral. Costa había sugerido una tercera opción, la de seguir gobernando utilizando la vía legal para estos casos. No se trata de una prórroga de las cuentas, sino que permite utilizar cada mes una duodécima parte del presupuesto ejecutado de 2021 mientras no haya uno nuevo. Esto, en el primer año de recuperación pospandémica, no era viable, puesto que supondría no poder usar los fondos del plan de recuperación europeo.

Crisis de liderazgo en la derecha

El primer ministro ha dicho que percibía "la alegría de la derecha con la inesperada interrupción de la situación política que se inició en 2015", y ha hecho un llamamiento a conseguir "una mayoría reforzada y estable" de cara a las próximas elecciones.

Los comicios, que podrían celebrarse a finales de enero o principios de febrero, llegan en un momento delicado para el principal partido de la oposición, el Partido Social Demócrata (PSD), de centroderecha, que está inmerso en una crisis interna de liderazgo. El actual presidente de la formación, Rui Rio, se enfrentará al eurodiputado Paulo Rangel en unas primarias el 4 de diciembre. La decisión se tendrá que ratificar, en enero, en un congreso del partido, un calendario que dificulta las cosas para el PSD si las elecciones se convocan para principios de año. Rio, por si acaso, ha utilizado el atril del Parlamento para intentar convencer a los suyos, y ha subrayado la disponibilidad de la principal formación opositora de gobernar: "La geringonça se enterrará hoy".

stats