El presidente más joven de Chile afronta el mandato más difícil

Boric cogerá las riendas de un país en plena crisis social, política y económica

El presidente electo de Chile, Gabriel Boric, celebra la victoria.
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Santiago de Chile“¡Buenos días, Chile querido! Desde tempranito estamos trabajando en lo que se viene. Un abrazo gigante y gracias por el mandato con el que me han honrado. ¡Seguimos!” Con este tuit ha empezado este lunes el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, después de ganar las elecciones contra la ultraderecha el domingo.

Boric, que será investido el 11 de marzo, tiene por delante un mandato complicado porque el país atraviesa una crisis social y política desde el estallido social de octubre de 2019, a la que se ha añadido la económica, provocada por la pandemia. “Los tiempos que vienen no serán fáciles. Tendremos que afrontar las consecuencias sociales, económicas y sanitarias de la peor pandemia que ha vivido el país en más de un siglo. Será difícil, no hay duda; avanzaremos a pasos pequeños, pero firmes”, dijo durante el primer discurso como ganador.

Desde hace un año, Chile transita por un proceso para modificar la actual Constitución, heredera de la dictadura de Pinochet (1973-1990), que se acabará hacia septiembre de 2022 con un plebiscito de salida. Acompañar este tránsito será uno de los retos más importantes del nuevo gobierno. Consciente de la relevancia que tiene, Boric hizo mención de ello el domingo, cuando habló de “defender y cuidar” el proceso, del cual él mismo fue impulsor. Boric fue uno de los firmantes del acuerdo para una nueva carta magna, contra la decisión de las bases de su partido. Esta decisión le costó críticas muy duras desde la izquierda y una fuga de militantes, que consideraron que el pacto era una manera de salvar a Sebastián Piñera en uno de los momentos más álgidos de la movilización.

Los constituyentes, muchos de los cuales lo han apoyado durante la campaña, esperan que con el cambio de gobierno llegue más apoyo institucional que el que les ha dado, hasta ahora, el actual mandatario, con el que han mantenido varias tensiones.

Un gobierno transversal

Parte de las dificultades que ya se anticipan tienen que ver con el programa de gobierno de la coalición Apruebo Dignidad, formada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, y su encaje con los mercados e inversionistes privados. El futuro presidente ha prometido financiar más servicios públicos a través de una reforma tributaria para aumentar la recaudación en un 5% del PIB en cuatro años. Boric quiere reducir algunas exenciones fiscales e implementar un impuesto a los superricos y a las empresas contaminantes, y un royalty para la extracción de cobre. “Tendrá que incorporar un ministro de Hacienda que dé garantías a los mercados porque su programa tiene algunas debilidades en el aspecto económico”, dice el analista de la Universidad de Talca Mauricio Morales. Según Morales, para poder llevar a cabo las reformas estructurales que propone en materia de pensiones, salud y educación, tres de los principales reclamos de las protestas sociales, Boric “tendrá que formar un gobierno cuanto más transversal mejor y que incorpore sectores de centro, más allá de su propia coalición”.

Boric quiere crear un nuevo sistema de salud público de contribución universal (el actual se mantiene sin las aportaciones de los que son atendidos por servicios privados) y un modelo de pensiones que ponga fin a la gestión de los ahorros solo por parte de administradores de fondos de pensiones privados. “El reto principal será bajar las expectativas, porque, con su entusiasmo, se ha comprometido a muchas cosas que si no se cumplen a corto plazo generan desafección, tristeza y desilusión entre la población, y pueden comportar niveles de desaprobación al presidente una vez asumido el cargo”, dice Morales.

Las propuestas de Boric tienen un marcado enfoque ambiental, muy crítico con el modelo extractivista que impera en el país, y también feminista. El nuevo presidente apoya el aborto legal, libre y gratuito, en un país donde la interrupción voluntaria del embarazo solo se puede llevar a cabo bajo tres supuestos básicos.

El diálogo, a prueba

Hay otros asuntos espinosos que desafiarán al futuro presidente. La seguridad y la lucha contra el narcotráfico y la reforma de Carabineros, la policía militarizada, es uno de ellos. Boric ha dicho en varias entrevistas que “aplicará la ley”, y algunos expertos pronostican que las protestas que hasta hoy se mantienen cada viernes en la plaza Baquedano (o plaza de la Dignidad), epicentro de la revuelta iniciada en 2019, puedan perder intensidad.

También tendrá que posicionarse sobre el conflicto entre el estado chileno y el pueblo mapuche, que en los últimos meses ha intensificado la violencia. La zona sur de Chile está militarizada desde hace más de dos meses. Además, tendrá que hacerse cargo de la inmigración irregular que afecta sobre todo al norte del país, en la frontera de Chile con Perú y Bolivia. El giro para atraer al votante moderado y de centro en la segunda vuelta provocó cambios en este ámbito. A pesar de que primero parecía tener un discurso más abierto, las últimas semanas ha hablado de establecer “mecanismos de empadronamiento y evaluación de la situación de aquellos que, a pesar de los controles, llegan de manera clandestina”.

Las elecciones del 21 de noviembre dejaron un Congreso muy fragmentado y sin grandes mayorías. La futura coalición de gobierno lo tendrá difícil para aprobar sus propuestas tanto en la cámara de diputados como en el Senado. Boric siempre ha mantenido que, para él, esto era una oportunidad, pero sin ajustes en el programa, modificaciones y consensos será difícil cumplir con la agenda. “Necesita sumar tanto respecto al gabinete –que sea cuanto más diverso mejor– como a la hora de aprobar leyes, para que pueda gobernar con mayorías suficientes”, apunta Morales. La capacidad de diálogo del próximo presidente de Chile está, desde ahora, totalmente a prueba. De esta capacidad dependerá, en gran parte, asegurar la futura gobernabilidad.

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