Gabriel Boric, el 'millennial' catalanocroata que aspira a la presidencia de Chile

Con 35 años, se convierte en el mandatario más joven de la historia del país

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El candidato más joven a las elecciones presidenciales de Chile, Gabriel Boric, en un debate a la televisión nacional.

Santiago de ChileCon el triunfo en la segunda vuelta de las presidenciales chilenas de este domingo, Gabriel Boric Font se ha convertido, a los 35 años, en el presidente más joven que ha tenido el país, y en el primero que no pertenece a los dos bloques tradicionales –derecha y centroizquierda– que han gobernado La Moneda desde el regreso a la democracia en 1991. Boric era el candidato de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, integrada por el Frente Amplio y el Partido Comunista. Había liderado todas las encuestas ante el líder de la extrema derecha, José Antonio Kast, que –contra todas las expectativas– ganó la primera vuelta el pasado 21 de noviembre.

Descendente de familia croata por parte de padre y catalana por parte de madre, es el mayor de tres hermanos de la tercera generación nacida en Chile, en un entorno acomodado de la Región de Magallanes y la Antártida, la zona más austral del continente. Estudió derecho en la Universidad de Chile, la más prestigiosa del país: “Me hice de izquierdas cuando adquirí conciencia de que algunos de los privilegios que tenía se sostienen en el hecho de que otros no los tengan”, reconoció en una entrevista

La proclamación de su candidatura no fue un camino fácil. Un mes después de cumplir los 35 años, el mínimo que la ley chilena establece para presentarse como aspirante a la presidencia, su partido lo designó aspirante. Fue el primer paso. Le faltaba convencer al resto de fuerzas del frenteamplismo, recoger 35.000 firmas en tres semanas para validar su postulación y ganar las primarias enfrentándose al candidato del Partido Comunista. También contra todo pronóstico, en julio se consolidaba su candidatura y, desde entonces, ha estado entre los preferidos de la opinión pública.

Movimiento estudiantil y salto a la política

La trayectoria de Gabriel Boric va de la mano de la irrupción del movimiento estudiantil chileno, a partir de la década de los 2000. Formó parte de la llamada Revolución de los Pingüinos que en 2006 lideraron los estudiantes de secundaria, y fue uno de los protagonistas de las protestas universitarias de 2011 contra el modelo educativo heredado de la dictadura de Pinochet (1973-1991).

Ese año Boric fue elegido presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech) y portavoz de la Confederación de Estudiants de Chile (Confech): “Se acerca la articulación de un nuevo movimiento no solo para cambiar la educación sino también para transformar el país entero”, dijo, una vez proclamado ganador. Ya como nuevo representante –junto con otros líderes, como la comunista Camila Vallejo– encabezó en la calle las demandas por el derecho a una educación pública, gratuita y de calidad contra las propuestas del primer gobierno del presidente Sebastián Piñera (2010-2014). La movilización de los jóvenes chilenos tuvo un eco mundial. 

La visibilidad de aquellos años le abrió camino en la política. Junto con otros dirigentes estudiantiles como Giorgio Jackson y Vallejo, que hoy son portavoces de su campaña, en 2014 fue elegido diputado independiente por la región de Magallanes. En 2017 renovó el mandato y se convirtió en el segundo diputado con más votos de todo el país. Durante el estallido social de 2019 fue uno de los firmantes del acuerdo político transversal por una nueva Constitución, un gesto que él siempre ha defendido, pero que fue desaprobado por parte de las bases de su partido, que consideraron que era una manera de salvar a Piñera y frenar la movilización social: “Fue uno de los momentos más difíciles que me ha tocado afrontar”, ha admitido en alguna ocasión. Unas críticas que se han ido atenuando con el tiempo y con los adelantos del proceso constituyente. 

A pesar de que sus rivales políticos le reprochan falta de experiencia, él hace bandera de ello: “No tengáis miedo de la juventud, porque tenemos la experiencia de quienes han luchado antes de que nosotros, aprendemos de sus aciertos y errores”. Durante la campaña se ha mostrado flojo en el manejo de cifras, pero, por ahora, esto no ha revertido la tendencia. Su programa prioriza cuatro reformas básicas en salud, pensiones, educación e impuestos, y apunta a cuatro ejes transversales: feminismo, transición ecológica justa, descentralización y trabajo decente.

Chile será gobernado –en uno de sus momentos más trascendentales– por un joven millennial, ex líder del movimiento estudiantil y procedente de la Antártida. Toda una novedad para el país.

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