Pashinyan se proclama ganador en las elecciones de Armenia
El actual primer ministro obtiene el 53,9% de los votos en unos comicios que pretenden cerrar la crisis de la derrota en la guerra con Azerbaiyán
Erevan (armenia)El partido del primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, ha ganado las elecciones anticipadas de ayer con un 53,9% de los votos, unos comicios que pretenden superar la crisis política abierta después de la derrota en la guerra contra Azerbaiyán. "Ya sabíamos que habíamos obtenido una victoria convincente en las urnas y ahora la tendremos en el Parlamento", ha proclamado el líder de Contrato Civil, que ha llamado a sus seguidores a manifestarse esta tarde en Ereván. Su rival, el expresidente Robert Kocharyan, que ha quedado en segundo lugar con un 21%, no reconoce un resultado que considera fraudulento: "Tenemos centenares de indicios en los colegios electorales que testimonian una falsificación planificada y organizada y que suponen un buen motivo de falta de credibilidad". La fiscalía ha abierto investigaciones por seis de las 319 denuncias de fraude presentadas.
Acceptar la derrota contra Azerbaiyán a finales de 2020 fue duro para Armenia. El conflicto estuvo dominado en todo momento por las tropas azeríes y Ereván vio cómo el gobierno armenio enviaba a muchos soldados jóvenes, sin experiencia, a la muerte. La mayoría de ellos bordeaban los 20 años. El uso de drones fue una de las grandes cartas de Bakú, con mucha más fuerza militar, que aprovechó la victoria para recuperar buena parte del territorio de Nagorno-Karabakh, reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán pero hasta entonces bajo control armenio.
Movilización popular
Pashinyan llegó al poder de Armenia en 2018, después de una oleada de revueltas pacíficas que, básicamente, clamaban contra la corrupción y la vieja política, los tentáculos de la cual conseguían sobrevivir generación tras generación. El actual mandatario, que se convirtió en una de las voces de la indignación armenia, tenía que luchar contra todo esto y también prometía un acercamiento con Occidente. Pero la ilusión de esos días se ha convertido en frustración, especialmente después de la guerra de 2020. Además del resultado material y político del conflicto, el 60% de los soldados muertos al frente tenían entre 18 y 25 años y esto es una nueva herida para un pueblo que ha vivido un genocidio, deportaciones y varios conflictos bélicos.
Vardan, de 19 años, es uno de estos jóvenes que luchó en Nagorno-Karabakh. Prefiere no hablar de política pero sí explica que todavía se tiene que recuperar mentalmente y físicamente de la guerra. “Ahora bien, volvería a luchar por Armenia dentro de unos años si hiciese falta”, dice. Durante los días que estuvo sirviendo, pasó hambre, frío, vivió numerosos bombardeos con drones. En uno de los momentos más críticos, en el que se encontraba rodeado por soldados del bando enemigo, estuvo tentado de tirarse encima una granada. Pero no lo hizo, pensó que no había ido hasta ahí para morir.
Al acabar la guerra, los armenios que vivían en territorios de Nagorno-Karabakh que Ereván había cedido a Bakú después de firmar la paz se vieron forzados a abandonar sus casas. Antes que dejar que vivieran en ellas azeríes, prefirieron quemarlas, a pesar de que en algunos casos las habían construido ellos mismos. Y es que dentro del territorio afectado por el conflicto, aceptar la derrota tampoco fue fácil. Entre buena parte de la población se vio el acuerdo de paz como “humillante”. El propio Ilham Aliev, presidente de Azerbaiyán, se burló públicamente de su homólogo armenio, riéndose de su derrota militar, a pesar de que más de 5.600 personas de ambos bandos habían muerto durante el conflicto. Algunos armenios no dudaron en tildar al primer ministro de ese momento, Nikol Pashinyan, de “traidor” y salieron a las calles de las principales ciudades a pedir que abandonara el poder después de la derrota.
Tigran (nombre falso para proteger su identidad), otro soldado de 19 años, también prefiere no hablar de política. Como Vardan, rememora esos días. A él lo que más lo impactó fue “la primera hora de lucha”. Es entonces cuando “sales pensando que morirás y recuerdas a tu familia”. Armenia es un país que encuentra en la religión cristiana uno de los pilares fundamentales, quizás por eso este joven dice que en la guerra “sentía la presencia de Dios en todas partes”. Tigran luchó hasta noviembre, momento en el que se firmó el tratado de paz con Azerbaiyán.
El papel de Rusia
Mientras, uno de los puntos clave en estas elecciones también ha sido si los armenios quieren mantener el continuismo de estos tres años de mandato, durante los cuales el país se ha alejado de Rusia, o si prefieren a los políticos que quieren acercarse de nuevo al Kremlin de la mano de viejos conocidos como Kocharián. Según explica el politólogo internacionalista Hayk Kasamanian, las relaciones ente Ereván y Moscú son “las peores en siglos” y esto puede ser malo para el país transcaucásico, porque al final “el único que puede desplegar tanques en la región es Rusia”, ante países como Azerbaiyán o Turquía, que los armenios consideran un peligro.
Rusia, por su parte, valora la amistad con Armenia, porque más de un millar de empresas rusas trabajan en el país transcaucásico. También es consciente de la importancia estratégica de tener ahí bases militares, puesto que el país se encuentra a la puerta del Próximo Oriente.