La estrategia a la desesperada de Putin para detener a los drones ucranianos

El Kremlin despliega reservistas en las refinerías y bloquea las tarjetas SIM que entran en Rusia

El presidente ruso, Vladimir Putin, asistía esta semana a un teatro en Moscú.
13/11/2025
4 min

MoscúEn la región de Volgogrado, la antigua Stalingrado, el padre Evgeni Karaváyev hace una oración diferente esta mañana de noviembre. Se ha desplazado hasta la refinería que Lukoil tiene en las afueras de la capital y, cargado con un icono de la Virgen, reza una oración para proteger la planta de los drones ucranianos. Pocos días antes, estas instalaciones habían sufrido un nuevo ataque, el decimocuarto en menos de un año.

El esfuerzo del ejército de Volodímir Zelenski por golpear día sí día también a la industria energética rusa, especialmente la petrolera, y la impotencia de las autoridades para detener esta sangría ha llevado a algunos a invocar una intervención divina. Mientras, desde el Kremlin, Vladimir Putin busca maneras más terrenales para combatir una campaña que ha afectado a más de cien refinerías y depósitos de crudo, ha inutilizado casi un 40% de la capacidad del país de producir combustible y pone en riesgo a uno de los sectores fundamentales para financiar la guerra.

La primera solución que ha encontrado el gobierno ruso ha sido desplegar voluntarios en torno a las fábricas para abatir los drones. En principio, el llamamiento va dirigido a los reservistas, hombres con formación militar, pero en algunas regiones se recluta también a ciudadanos y ciudadanas sin experiencia. Se les ofrece entrenamiento y un sueldo que varía dependiendo del riesgo, es decir, de la proximidad con la frontera ucraniana: algunas administraciones, por ejemplo, no pagan más de 20 euros al mes y algunas dan bonificaciones por cada aparato neutralizado.

Sin embargo, los propietarios de las plantas dudan de la eficacia de este método. "Sólo un sistema de defensa aérea del ejército real puede protegernos", lamenta uno de ellos en el medio independiente Viorstka. Otro cuestiona cómo se elegirán los objetivos a velar si hay cientos de instalaciones que todavía no han recibido ataques, pero que podrían recibirlas en cualquier momento.

Un batallón de drones, en la frente ucraniana.

Para implementar esta estrategia, Putin ha firmado una ley que permite desplegar reservistas en operaciones militares "en tiempos de paz". Por contradictorio que parezca, como Rusia no está oficialmente en guerra, sino que lleva a cabo una operación militar especial en Ucrania, esta norma dará vía libre al Kremlin para utilizar a más hombres en zonas calientes como las fronteras. A los activistas les preocupa, por un lado, que esto abra la puerta a una segunda movilización sin tener que recurrir a una medida tan impopular y, por otra, que los voluntarios a los que se les ha prometido que sólo defenderán las refinerías acaben luchando en el frente.

Desconectar internet, desconectar los drones

La segunda solución que ha puesto en marcha el gobierno ruso busca dejar sin conexión a los drones ucranianos. Con este propósito obligará las compañías telefónicas a bloquear durante 24 horas las tarjetas SIM de los rusos que vuelvan de viaje. El argumento oficial es que hay muchas tarjetas "huérfanas" que Kiiv utiliza para guiar a los aparatos no tripulados. De este modo, quieren garantizar un período que han llamado de "enfriamiento" para asegurarse de que no sirven para llevar a cabo ataques.

Sobre el papel, los usuarios podrán acortar este tiempo de enfriamiento resolviendo un pequeño test para demostrar que son humanos, los conocidos captcha. Sin embargo, este sistema se ha estado probando desde mediados de octubre con las tarjetas SIM extranjeras que entraban en Rusia y ha sido un desastre. Por ejemplo, cada vez que el móvil cambiaba de red, el bloqueo se reiniciaba, las macetas fallaban muchas veces y, en regiones como Kaliningrado, la proximidad con los países de la Unión Europea mantenía los dispositivos permanentemente inservibles.

Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la eficacia de estas medidas para detener los drones. Sin embargo, desde la ONG Access Now, que defiende los derechos digitales, la abogada Natalia Kapriva advierte al ARA de que desconectar la red, especialmente durante un conflicto, es "desproporcionado" y "pone en riesgo la seguridad de las personas, ya que no pueden acceder a la información ni recibir asistencia de emergencia".

Desde la primavera, el Kremlin también invita a los gobernadores a cortar internet cuando hay amenaza de bombardeo. Lo que empezó como una excepción se ha ido consolidando como norma y, en algunas regiones, como Uliánovsk, a mil kilómetros de la frontera ucraniana, las autoridades han reconocido que las restricciones durarán hasta el final de la guerra. Aseguran que los cortes sólo afectan a las áreas cercanas a las infraestructuras críticas, pero los vecinos denuncian que llevan tres semanas sin datos móviles vivan donde vivan.

Para colmo, esta semana se ha impulsado una ley que da potestad al gobierno ruso para aislar al internet ruso del resto del mundo en caso de peligro y que obliga a las teleoperadoras a cancelar los servicios de comunicación si lo piden los servicios secretos, el FSB, el antiguo KGB. "Es bastante obvio que el gobierno ruso está utilizando esta guerra a gran escala como justificación para imponer restricciones de internet sin precedentes que no podría implementarse fácilmente en tiempos más pacíficos", concluye Kapriva.

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