Rusia

La gran obsesión de Putin: que los rusos tengan más hijos

El Kremlin combate la crisis demográfica con multas a las que defiende una vida sin criaturas

Algunas de las doscientas parejas que se casaron conjuntamente en la celebración rusa anual del día del amor, la familia y la fidelidad.
10/08/2025
4 min

MoscúVladimir Putin está obsesionado con que los rusos tengan más hijos y aprovecha cada oportunidad que se le presenta para recordárselo. "Si queremos sobrevivir como grupo étnico, se necesitan al menos dos hijos por familia", dijo en una ocasión. "Muchas abuelas y bisabuelas tuvieron siete, ocho o más hijos. Preservemos y revivamos estas tradiciones", dejó caer en otra intervención. La crisis demográfica lleva más de diez años arrastrando a Rusia. La meta que se ha marcado el Kremlin es revertir el crecimiento vegetativo de cara al 2030 y por eso Putin insiste en la necesidad de aumentar el ratio de 1,4 hijos por mujer hasta 2,1.

Ahora bien, la política del gobierno ruso no funciona. Por este motivo, Rosstat, la agencia nacional de estadística, ha dejado recientemente de publicar la mayoría de datos demográficos. "El nivel de histeria en los ministerios ha alcanzado proporciones épicas", explica en su canal de Telegram Aleksei Rakxa, demógrafo catalogado por el Kremlin como "agente extranjero", la figura legal para desacreditar toda voz crítica. Según sus cálculos, la natalidad sigue a la baja: a finales del 2025, en el mejor escenario, habrán nacido 1,18 millones de criaturas, entre un 4% y un 5% menos que los 1,22 del pasado año. Son cifras que no se alcanzaban desde finales del siglo XVIII. Por el contrario, el número de fallecidos sube ligeramente, un 0,3%, hasta casi 1,85 millones. La guerra de Ucrania es una de las razones de una tasa de mortalidad al alza que el gobierno esconde y que también comporta que la esperanza de vida se estanque.

Cheques para adolescentes embarazadas

"Las familias numerosas deben convertirse en la norma", asegura Putin. Por eso el Parlamento ruso legisla a marchas forzadas para promover el nacimiento de tres o más hijos por unidad familiar y la presidenta del Senado, Valentina Matviienko, incluso ha llegado a afirmar que se han creado unas "fuerzas especiales demográficas". En total, Rusia prevé destinar el equivalente a casi 400 millones de euros en tres años a fomentar la natalidad. Las familias numerosas reciben todo tipo de bonificaciones según el número de hijos que tengan: cheques bebé, ayudas en la hipoteca, exenciones en la guardería, descuentos en servicios esenciales y en transporte público o deducciones fiscales.

Entre los incentivos más polémicos está el pago en algunas regiones a las adolescentes embarazadas. En un país en el que el aborto sigue siendo legal, pero cada vez más restringido, gobernadores como los de Oriol, Briansk y Kemerovo han prometido subsidios equivalentes a unos 1.100 euros para las familias de madres tempranas en edad escolar. Esta semana, sin embargo, el gobernador de Oriol se ha quejado de que, pese a la medida, ningún menor se ha quedado embarazada. Según el medio7x7, al menos cuarenta regiones se han comprometido también a entregar esa cantidad de dinero a las estudiantes universitarias que tengan hijos.

Ahora bien, tal y como explica en el ARA un demógrafo ruso que prefiere mantener el anonimato, "un sistema de incentivos económicos y psicológicos que anima a las personas a tener hijos y las recompensa por tener más nunca ha sido eficaz". Y añade: "Si el estado paga más por el segundo hijo que por el primero, y más por el tercero que por el segundo, y si la carencia de hijos se castiga con impuestos especiales, entonces estamos tratando con un estado pronatalista".

Multas por no querer tener hijos

Las sanciones contra quien no quiere descendencia son la otra cara de la estrategia de Putin para combatir la crisis demográfica. Desde finales del año pasado se multa con más de 4.000 euros a las personas que hagan publicidad de una vida sin niños y el ministerio de Cultura ha planteado prohibir las películas en las que la mujer priorice su carrera por delante de tener niños.

No son las únicas iniciativas punitivas concebidas por políticos rusos. El diputado del partido de Putin Vitali Milonov propuso restablecer el impuesto estalinista sobre la soltería. Contó con el apoyo de la senadora Margarita Pavlova, que animó también a recortar determinados derechos sociales de los solteros, y del director del Instituto de Investigación Social y Económica, Alexéi Zubets, quien recomendó que las familias sin niños compensaran con más de 400 euros el Tesoro.

Pero por más que el Kremlin enseñe la zanahoria y amenace con el bastón, la realidad es que en Rusia hay un problema de condiciones materiales para la procreación: la economía está al límite de la recesión y los tipos de interés (ahora al 18% y durante meses al 21%) dificultan mucho el acceso. "Ninguna política será efectiva si va en contra de los intereses del tipo más extendido de familias urbanas, mujeres y jóvenes", advierte al ARA el demógrafo.

Según él, los llamamientos a aumentar la natalidad y la fertilidad siempre provienen de regímenes conservadores o dictatoriales que buscan más soldados y más mano de obra. Las estimaciones del gobierno ruso es que se necesitarán casi once millones de trabajadores en el 2030, mientras Putin acaba de hacer la mayor convocatoria al servicio militar desde 2011. El demógrafo alerta: "La aparición del pronatalismo estatal es, primero, el inicio de una guerra contra el propio pueblo, y después, contra los demás pueblos".

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