Navalni, el último de una larga lista: las otras víctimas del Kremlin

BarcelonaSon muchas las muertes que se atribuyen al Kremlin desde que Vladimir Putin está en el poder. Muchos de sus opositores, pero también gente afín o que formaba parte de su entorno, han resultado muertos en extrañas circunstancias. Desde la invasión rusa de Ucrania, incluso altos funcionarios de la administración rusa también han muerto, a menudo al caer misteriosamente de balcones. Pero la práctica de silenciar las voces críticas a tiros, con el agente nervioso Novichok o con un té de polonio es una costumbre que viene de más atrás. Hacemos una recopilación de los nombres más destacados de esta lista de víctimas del Kremlin por orden cronológico.

Paul Klébnikov era el editor de la edición rusa de Forbes y como tal investigaba el origen de las grandes y oscuras fortunas de los oligarcas rusos surgidos al calor de la presidencia de Vladimir Putin. Una banda de pistoleros lo asaltó cuando salía de la oficina en 2004 y le disparó varias veces. Tenía nacionalidad estadounidense, pero Moscú rechazó la oferta de la Casa Blanca de ayudar a investigar su muerte.

La periodista del diario Nóvaya Gazeta Anna Politkovskaya, que con sus artículos denunció incansablemente las violaciones de los derechos humanos que cometía el Kremlin y sobre todo los crímenes de la segunda guerra ruso-chechena, fue asesinada a tiros en su casa. Dos años antes ya había sido envenenada, pero sobrevivió.

Alexander Litvinenko vivía exiliado en Londres, donde trabajaba para el multimillonario también exiliado Boris Berezovski. Allí murió en noviembre de 2006 después de tres semanas de agonía. Una década después de su muerte, las autoridades británicas determinaron que había sido envenenado con polonio que habrían introducido en su té, probablemente siguiendo órdenes de Moscú, dos ciudadanos rusos con los que se había reunido. Pero las autoridades rusas denegaron la extradición de los supuestos asesinos.

La periodista y activista por los derechos humanos rusa Natalia Stemirova fue secuestrada en su casa, en Chechenia, en 2009. Pocas horas después apareció asesinada con varios tiros en la cabeza y el pecho. Era miembro de la organización por los derechos humanos Memorial y estaba investigando casos de abusos de los derechos humanos en Chechenia.

Este multimillonario ruso exiliado denunció públicamente y de forma contundente el envenenamiento de su colaborador Alexander Litvinenko. En 2013 él mismo apareció muerto con una soga alrededor del cuello en su casa de Londres. Putin aseguró en una entrevista que no podía descartar que los servicios secretos tuvieran algo que ver con la muerte de Boris Berezovski, pero que no había pruebas. Aunque Berezovski financió la candidatura de Putin en sus primeros años y loi apoyó durante mucho tiempo, acabó siendo también una víctima del Kremlin.

El copresidente del Partido de la Libertad Popular ruso, Boris Nemtsov, que fue viceprimer ministro ruso y que era abiertamente crítico con Vladimir Putin, fue asesinado a tiros en el 2015 mientras caminaba por un puente de Moscú. Zaür Dadáyev, miembro del batallón Severo de las fuerzas especiales de Chechenia, confesó ser el autor intelectual del asesinato, pero después se desdijo. Una investigación posterior determinó que había estado vigilado durante un año por un agente ruso vinculado al asesinato de políticos.

Otro oligarca ruso que pasó de ser amigo íntimo y confidente de Putin a encabezar un intento de golpe de estado contra el presidente ruso es Evgenio Prigojin. Después de liderar el grupo de mercenarios rusos Wagner para defender los intereses del Kremlin con contratos militares en todo el mundo, participó directamente con sus hombres –y otros muchos reclutados en las prisiones rusas– en la guerra de Ucrania. Pero su oposición a la gestión de la guerra que estaba haciendo el gobierno de Putin lo llevó a encabezar una insurrección en junio de 2023. Ahora bien, el enfrentamiento le salió muy caro: a finales de agosto murió en un misterioso accidente de avión en Rusia.