Asia

Sismo en Afganistán: las mujeres agonizan durante días porque sólo las médicas pueden atenderlas

Nuevas réplicas vuelven a sacudir la zona devastada por el terremoto

Tres niñas afganas, en la zona afectada por el terremoto en la provincia de Kunar. Los talibanes han prohibido tomar fotografías a las mujeres.
Madina Ayar
06/09/2025
5 min

Kabul"He estado durante noches con un dolor insoportable hasta que por fin ha llegado una médica que ha podido atenderme", lamenta Qamro Jan, una mujer afgana que ha estado agonizando durante días después de resultar gravemente herida por el terrible terremoto que el lunes sacudió la provincia de Kunar, al este de Afganistán. Kunar es una de las provincias más conservadoras del país y los médicos varones no suelen atender a las mujeres. Es decir, sólo una médica puede asistirlas. Con los talibanes, esta situación se ha agravado aún más y el terremoto ha resultado devastador: cientos de mujeres heridas han tenido que esperar horas y días sin atención médica hasta que doctoras de organizaciones internacionales han llegado a la zona. Y, sin embargo, no son suficientes.

El terremoto ha causado ya más de 2.200 muertos y 3.600 heridos, y este sábado se han vuelto a producir nuevas réplicas de una magnitud de hasta 5,2 en la escala de Richter. Los equipos de rescate siguen trabajando para ayudar a las víctimas y recuperar los cuerpos de entre los escombros, pero no dan abasto.

Kunar es una zona especialmente montañosa y los deslizamientos causados ​​por el seísmo han bloqueado las carreteras y han impedido la llegada de maquinaria pesada. En muchos pueblos no hay excavadoras y la gente debe desenterrar a las víctimas con picos, palas ya veces con sus propias manos. Cada día se encuentran más cadáveres. Algunos ya están en descomposición: el hedor es nauseabundo y hace el aire irrespirable.

Un hombre observa la destrucción en un pueblo de Kunar después del seísmo.
Las tumbas se cuentan por cientos en la zona del terremoto.

Organizaciones como Unicef, el Comité Internacional de la Cruz Roja y Save the Children han enviado enfermeras y doctoras al lugar del terremoto, pero no son suficientes para atender a las muchas mujeres heridas. Los talibanes aseguran que también han enviado equipos médicos, pero en las fotos oficiales del ministerio de Salud no aparecen mujeres.

Desde que los talibanes llegaron al poder en el 2021, sus sucesivos decretos contra las mujeres han obligado a muchas médicas a abandonar el país. Otras, ante las normas de los talibanes, como la exigencia de un acompañante masculino (mahram) para ir al hospital, han dejado el trabajo o se han trasladado a Kabul u otras provincias con menos restricciones. Además, la prohibición de los talibanes de que las mujeres puedan cursar estudios superiores, incluidos los de medicina y obstetricia, ha impedido la formación de nuevas profesionales de la salud. El resultado es que ahora, en Kunar, apenas quedan médicos.

Las mujeres embarazadas son las más vulnerables. Trabajadores humanitarios aseguran que algunas han sufrido complicaciones graves mientras esperaban en tiendas de campaña que una médica las atendiera. "La situación aquí es crítica. Las mujeres están heridas físicamente y traumatizadas. Intentamos atender a la mayor cantidad de pacientes posible, pero a las que no podemos ayudar las enviamos a hospitales de otras provincias", declara un médico voluntario de una clínica móvil.

Tampoco se sabe qué pasará con las viudas. Tras la muerte de sus maridos en el terremoto, se han quedado solas con sus hijos pequeños y sin ingreso alguno en un país donde los talibanes a menudo impiden a las mujeres trabajar fuera de casa y tradicionalmente son los hombres los que se encargan del apoyo de la familia. ¿Qué será de ellas?

Mujeres y niños se protegen en una tienda improvisada en la zona del terremoto.
Un miembro de la media luna roja atiende a pacientes hombres

En todos los pueblos, los supervivientes relatan las mismas escenas: niños gritando bajo techos derrumbados, madres sacando los cuerpos sin vida de sus bebés entre los escombros, padres buscando a sus familiares con sus propias manos... "Dos de mis hijas, mi mujer y mi hijo quedaron sepultados bajo los escombros -dice con la voz rota-. salvarlos. Incluso mi rebaño, que era el único que tenía por vivir, ha muerto. Sólo una de mis hijas ha sobrevivido, pero está herida".

Algunos heridos han sido trasladados a clínicas locales de Kunar oa hospitales de la vecina provincia de Nangarhar. Pero la llegada masiva de pacientes ha colapsado el ya frágil sistema de salud afgano. No hay camas suficientes, los pasillos están llenos de gente y muchos heridos se están en el suelo o en tiendas de campaña improvisadas. La mayoría sufren fracturas, traumatismos craneales y hemorragias internas. Algunos equipos médicos móviles se han trasladado a la zona del terremoto, pero no dan abasto.

Uno de los equipos médicos móviles que se han trasladado a la provincia de Kunar.

Asimismo faltan medicinas e incluso vendas y analgésicos. En los centros sanitarios se pide a los supervivientes que acudan a las farmacias a comprar las medicinas y el material sanitario que necesitan, pero muchos lo han perdido todo y no pueden pagar las pastillas más baratas. "Antes no teníamos nada. Ahora tenemos menos que nada", lamenta un hombre.

Falta comida y agua potable

Los supervivientes no sólo lloran a los muertos, sino que también luchan por sobrevivir. Las réplicas constantes que sacuden la zona tras el terremoto del lunes obligan a las familias a dormir a la intemperie, con miedo a volver a casa. Tiendas de campaña improvisadas pueblan el paisaje devastado, pero no son suficientes para proteger a la gente del viento y del frío.

La comida y el agua potable también escasean. El Programa Mundial de Alimentos, la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) y el Comité Internacional de Cruz Roja han enviado a la zona convoyes con harina, aceite y lentejas, pero la distribución es lenta y las necesidades superan con creces las provisiones.

Miembros de un equipo de emergencia de Turquía instalan tiendas de campaña para la distribución de ayuda.

Comunidades locales de otras provincias se han movilizado también recogiendo alimentos, medicamentos y tiendas de campaña para los supervivientes. "Vine aquí para ayudar a los supervivientes y traje los víveres que pude cargar. La gente está en una situación desesperada y no podemos abandonarlos", explica uno de ellos, Akhtar Gul, que se trasladó a pie hasta el pueblo de Mazardara, donde las autoridades calculan que más de 1.820 personas han muerto. Otros voluntarios describen escenas horribles: padres cargando los cuerpos de sus hijos sin vida envueltos en mantas, familias enteras enterradas juntas, vecinos organizando funerales para decenas de personas…

Los talibanes han intentado dar una imagen de eficacia ante la tragedia. Por ejemplo, han pedido a empresarios ya ONG que envíen ayuda a la zona devastada y algunos de sus líderes se han trasladado a ella. Los medios de comunicación estatales se han encargado de realizar una buena difusión. Sin embargo, los supervivientes aseguran que la mayor parte de la ayuda ha llegado de agencias internacionales y de afganos de otras provincias que han traído allí comida, ropa y medicamentos.

En esta ocasión los talibanes no han impuesto ninguna censura y han permitido a los periodistas afganos e incluso a los bloggers llegar a las zonas afectadas para informar de ello. Reportajes e imágenes de casas desmoronadas y funerales masivos copan las redes sociales y los medios de comunicación afganos. Con una razón clara: sensibilizar. La catástrofe es tan grave que hace falta ayuda internacional.

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