Trump recibe a Zelenski en la Casa Blanca para firmar el acuerdo sobre los minerales ucranianos

El presidente estadounidense sigue sin comprometerse en firme a garantizar la seguridad de Kiiv

Donald trump saluda al presidente de Ucrania hoy en Washington
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WashingtonDespués de dos semanas en las que Donald Trump le ha espetado insultos –"dictador", un calificativo que este jueves negó que le hubiera dedicado– y durante las cuales se ha ido inclinando cada vez más hacia Moscú, la llegada este viernes de Volodímir Zelenski en la Casa Blanca supone una ligera mejora de las relaciones entre Washington y Kiiv. Una mejora evidenciada horas antes de la entrevista, cuando Trump, en presencia del premier británico, Keir Starmer, rebajó el tono contra su homólogo ucraniano. Aun así, cuando el republicano ha recibido a Zelenski la incomodidad se podía palpar. El ucraniano a lo sumo ha podido gesticular una media sonrisa.

Han pasado diecisiete días desde que el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, se plantó en Kiev con un borrador para el acuerdo sobre las tierras raras ucranianas, que firman este viernes ambos mandatarios. Diecisiete días en los que Zelenski y Europa han intentado que Washington se comprometiera a garantizar la seguridad de Ucrania, pero el texto sigue sin explicitarlo. Zelenski tiene una última oportunidad hoy para conseguir, negro sobre blanco, garantías de seguridad.

Ni las visitas de Macron, el pasado lunes, ni de Keir Starmer, este jueves, las han logrado sellar, más allá de muchas vaguedades. Y sin salvaguardias, una hipotética paz duradera no es posible, cree Zelenski y sus aliados europeos. La advertencia de Macron sobre cómo en el 2014 el presidente ruso, Vladimir Putin, rompió ya un acuerdo de paz por falta de garantías de seguridad y la insistencia de Starmer en la cuestión solo se encontraron un muro. Trump insistía ayer en que confía en Putin para poner fin a la guerra. "No lo creo [que Putin viole la paz], ese será el acuerdo", dijo a los periodistas.

La última vez que los dos mandatarios se vieron en persona fue el pasado diciembre, en el marco de la reapertura de la catedral de Notre-Dame en París. El encuentro fue mediado por el presidente francés, Emmanuel Macron, quien justamente el lunes de esta semana iniciaba la vertiginosa ronda de reuniones con Trump, que ahora ha concluido con la visita de Zelenski. Los detalles de la reunión no trascendieron, pero la foto desde el palacio del Elíseo que compartió Macron en Twitter parece haber envejecido mal en cuestión de meses. "Estados Unidos, Ucrania y Francia. Juntos en este día histórico. Reunidos en Notre-Dame. Continuamos nuestros esfuerzos conjuntos por la paz y la seguridad", escribía el francés en el post donde compartía la imagen.

La perspectiva de un acuerdo que daría en Estados Unidos acceso, presuntamente, a miles de millones de dólares en minerales naturales y tierras raras de Ucrania es una muy arriesgada apuesta política de Kiiv, dada la imprevisibilidad del presidente republicano. Trump, de hecho, ve en el acuerdo, no sólo grandes oportunidades de negocio, sino la mejor de las seguridades para Ucrania. Y afirmaba, también que tiene "mucho respeto" por Zelenski, a lo que considera "muy valiente".

Con el acercamiento a Putin, Trump ha hecho la pinza Ucrania y Europa para quedarse en una posición estratégica: por un lado, obtiene acceso a minerales clave para seguir compitiendo contra China en la carrera por el desarrollo de la inteligencia artificial; ya su vez la vaguedad del compromiso con Kiiv no le obliga a reactivar el apoyo en caso de una nueva agresión rusa, mientras se guarda la carta de poder hacer que el Congreso apruebe el envío de nuevos paquetes de ayuda militar -bajo el argumento de defender los intereses económicos de EEUU- si la relación con Putin se enturbia. Ahora bien, hay una cabeza sin atar: pese a que obtenga tierras raras de Ucrania ante la prohibición de China de exportar más minerales de este tipo a EEUU, Pekín sigue controlando el refinamiento de tierras raras y muchos países se ven obligados a hacerlo a través del gigante asiático.

Trump también previó "un muy buen encuentro" con él y aseguró que los esfuerzos por conseguir la paz "avanzaban bastante rápidamente". Incluso dijo: "Queremos trabajar con él y trabajaremos con él. Creo que el presidente y yo realmente tenemos una buena relación, quizás ha sido un poco complicada". De igual modo, destacó: "La relación entre Zelenski y Putin no es buena, no sé si lo has notado". El acercamiento de Washington a Moscú sigue siendo la tónica, mientras las fricciones persisten con Kiiv. Trump elogió al presidente ruso y destacó que está haciendo "un buen trabajo" para lograr el acuerdo de paz.

La ambigüedad también planea sobre el día siguiente a que se firme la supuesta paz entre Ucrania y Rusia. Ni la efusividad masculina ni la invitación real de los portavoces europeos ha sido suficiente para esclarecer qué ocurrirá con las tropas de paz europeas que tanto Macron como Starmer están dispuestos a enviar al territorio. Trump dijo al galo que Rusia no se opondría, pero el Kremlin ya lo ha desmentido. Por el momento, el presidente estadounidense ha apostado por decir que se encontrará una solución que "satisfaga" a todas las partes. Starmer tuvo que ayer plegarse a las palabras de Trump y repitió el mismo mensaje que el republicano: primero hay que firmar el acuerdo para decidir qué ocurre con las tropas de paz.

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