La UE ante la crisis de Ucrania: "Esperamos lo mejor, pero nos preparamos para lo peor"

Borrell llama a la disuasión, pero avisa a Putin de que cualquier agresión tendrá un "alto coste político y económico"

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Josep Borrell en Bruselas.

Bruselas"Debemos estar a punto para lo que vendrá", decía Gabrielius Landsbergis, ministro de Exteriores de Lituania, al llegar a la reunión con sus colegas europeos este lunes en Bruselas. La Unión Europea hace semanas que recibe los avisos de la inteligencia norteamericana de que Rusia está acumulando efectivos en la frontera con Ucrania. Europa teme lo peor y quiere evitar el conflicto cueste lo que cueste, pero, como pasa desde hace años en la compleja relación que mantiene con la Rusia de Putin, el engranaje diplomático trabaja al máximo por la disuasión mientras se intenta mantener una posición firme: "Esperamos lo mejor, pero nos preparamos para lo peor", ha confesado el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, después del encuentro.

Este fin de semana, el G-7 ya envió un aviso contundente a Putin, que este lunes se ha ampliado con el altavoz de los veintisiete socios europeos. "Cualquier agresión a la integridad territorial de Ucrania tendrá un alto coste político y económico", ha avisado Borrell, como también varios ministros. Los funcionarios europeos y de los diferentes gobiernos trabajan sobre un listado de posibles actuaciones, como por ejemplo nuevas sanciones, que podrían activarse en caso de que Rusia traspase la línea roja, pero ni Borrell, ni ninguno de los responsables de Exteriores europeos han querido dar detalles. Fuentes diplomáticas explican que esta ambigüedad es parte de la estrategia. Putin tiene que saber que la UE y sus socios, es decir los Estados Unidos y el Reino Unido, están a punto para responder con la contundencia necesaria, pero no le quieren dar ninguna pista porque su posicionamiento siempre ha sido defensivo y no ofensivo, sobre todo desde Europa, que confía en el paraguas y la capacidad de los Estados Unidos para evitar la crisis.

"La UE no puede dar ningún motivo a Rusia para la escalada; al contrario, se tiene que hacer todo lo posible para desescalar", ha dicho el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. De momento, lo que han aprobado este lunes los Veintisiete son las sanciones a la empresa paramilitar rusa Grupo Wagner, vinculada estrechamente con el Kremlin, por haber participado en los conflictos de Libia y Ucrania y buscar ahora extender su influencia en África, en el Sahel en particular. La UE sanciona a tres entidades vinculadas y a ocho personas por haber participado en estos conflictos donde se vulneraron los derechos humanos.

El arma económica

Pero comparado con una invasión militar de Ucrania, es decir una guerra, esto no hace ni cosquillas a Putin y, de hecho, es un paquete de sanciones que ya estaba previsto independientemente de esta escalada. A pesar de no querer revelar sus cartas, las posibilidades que la Unión Europea tiene a la hora de responder a Rusia ante la escalada en Ucrania son, más allá de ayudar al ejército del país a defenderse, activar sanciones que, hasta ahora, han hecho poco mal al Kremlin.

Desde los inicios de este conflicto se considera que uno de los últimos recursos sería desconectar a Rusia del sistema internacional de pagos Swift, cosa que sí que implicaría un coste económico para el país. También económicamente hay mecanismos para limitar la conversión a la moneda rusa en bancos internacionales, por ejemplo. La otra carta es la construcción del gasoducto North Stream 2, que Alemania tiene ahora mismo parado pendiente de aprobación. Pero la elevada dependencia energética de Europa y los intereses germánicos hacen que nadie quiera jugar la carta de la suspensión definitiva del proyecto.

Las relaciones entre Rusia y Europa están en un momento especialmente tenso, tanto por el conflicto en Ucrania como en Bielorrusia y por los problemas energéticos. Además, esta semana, la UE otorgará el premio Sájarov a la libertad de conciencia a Aleksei Navalni, el opositor ruso encarcelado, cosa que, de forma estrictamente simbólica, también mide las espaldas a Moscú.

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