Xi Jinping promete que China no volverá a ser humillada

El presidente proclama el ascenso "irreversible" del país como potencia mundial de la mano del Partido Comunista

Celebración del 100 aniversario del Partido  Comunista chino

PekínUna ceremonia llena de simbología y sobria según los estándares chinos, porque solo ha reunido a unas setenta mil personas, ha conmemorado el centenario del Partido Comunista en la plaza de Tiananmen, donde el presidente, Xi Jinping, ha pedido lealtad y unidad para que el partido siga afrontando los retos de futuro.

En calidad de secretario general del PC, Xi ha empezado el discurso de una hora elogiando “el irreversible” ascenso de China y ha asegurado que “la época en la que el pueblo chino podía ser intimidado y oprimido se ha acabado para siempre jamás” gracias al Partido Comunista. Una clara referencia al momento de la fundación en una casa de la concesión francesa de Shanghái, cuando las potencias coloniales habían obligado a China a abrir los puertos y controlaban algunas ciudades. El partido y el pueblo, ha dicho Xi, lucharon contra la invasión japonesa, ganaron la guerra y han conseguido desarrollar el país.

Xi ha elegido el mismo lugar donde Mao proclamó la República Popular hace casi 72 años. La misma tribuna y casi el mismo protocolo y escenografía que se utilizan en todas las ceremonias, y que subrayan la continuidad del partido y del gobierno. La parte más aplaudida del discurso ha sido cuando ha ratificado la voluntad de reunificar Taiwán y también cuando ha pedido el compromiso de los jóvenes con el partido para construir el futuro.

En la plaza, y colocados ordenadamente, había representantes de diferentes estamentos y colectivos: militares, policías, trabajadores, deportistas, universitarios y también personal sanitario vestido con batas blancas. Precisamente la referencia al covid-19 ha sido la imagen principal de la plaza, llena de gente sin mascarilla. Transmitía la idea de que la epidemia se ha superado y de que ha vuelto la normalidad. No era una imagen banal en Pekín, donde, como todo el país, la mayoría de la gente sigue utilizando mascarilla en las calles. De hecho, en la plaza muchos la llevaban atada al brazo.

El acto ha empezado a las ocho de la mañana con salvas de cañones. Dos centenares de militares han desfilado marcando el paso ceremonial para izar la bandera. Han recorrido cien pasos justos, los mismos años que tiene el partido. El himno nacional se ha cantado con entusiasmo.

En el cielo, que amenazaba lluvia, unos helicópteros han dibujado el número cien en honor del aniversario y diez aviones de combate han formado el 71, en referencia a la fecha: mes 7, día 1. No ha habido desfile militar, pero 80 aviones han sobrevolado el cielo en formación, entre los cuales seis del modelo de combate furtivo J-20, el orgullo del ejército.

Celebración del 100 aniversario del Partido Comunista chino

La ceremonia se ha acabado con el despegue de palomas y globos sobre Tiananmen. Las celebraciones en China cada vez más apuestan por una estética norcoreana, alejada de la creativa y elogiada ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín.

Xi Jinping ha comparecido con un traje estilo Mao en la tribuna de autoridades, que lo destacaba del resto de invitados. Ha estado acompañado por dirigentes anteriores como el expresidente Hu Jintao y el ex primer ministro Wen Jiabao. También estaban los miembros de más edad de los órganos de poder del partido, como Song Ping, de 104 años.

No ha faltado Carrie Lam, acompañada de alguno de sus predecesores al frente del gobierno de Hong Kong. Desde la tribuna ha oído cómo Xi decía que “defenderá” el acuerdo de “un país, dos sistemas” para garantizar la soberanía sobre Hong Kong y Macao. Precisamente la ceremonia en Pekín contrastaba con la tensa y triste celebración en Hong Kong del 24º aniversario de la devolución de la soberanía de la colonia británica a China. La Ley de Seguridad Nacional, impuesta por China, ha recortado los derechos civiles de la población.

Celebración del 100 aniversario del Partido Comunista chino.

Potencia militar

Xi Jinping también ha enviado mensajes a la comunidad internacional, asegurando que China no pretende ser hegemónica y que “nunca ha oprimido a ningún país ni lo hará nunca”, en una clara referencia a los Estados Unidos y otras potencias occidentales. Pero esta neutralidad no es incompatible con modernizar el ejército para defender la soberanía nacional, y ha insistido en que el partido necesita mantener un “liderazgo absoluto” sobre los militares. No se ha olvidado de destacar lo importante que era que el partido mantenga los vínculos con el pueblo, y ha avisado de que el intento de dividirlo está abocado al fracaso.

Cuando ha repasado los cien años de historia del partido, no ha hecho ninguna referencia a los episodios negros. La Revolución Cultural o los millones de muertos de hambre que causó el Gran Salto Adelante no existen. El cuestionamiento de la versión oficial de la historia no se permite. El revisionismo, o, como se acostumbra a definir en China, el “nihilismo histórico”, es perseguido porque el propio Xi Jinping asegura que socava el poder del partido. Más de dos millones de páginas de internet han sido censuradas antes de las celebraciones.

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