Uso del catalán

"21 días hablando sólo en catalán con todo el mundo: ¿será usted capaz?"

La campaña #repte21dies anima a la población a mantener el catalán para abandonar la subordinación lingüística

Ambiente durante los exámenes de selectividad en la Universidad Pompeu Fabra (imagen de archivo).
08/05/2025
3 min

BarcelonaLas ocho grandes entidades en defensa del catalán se han aliado para impulsar en todo el país el #repte21dies. "Se trata de mantener el catalán durante 21 días, hablar sólo en catalán por todas partes y con todo el mundo: ¿será usted capaz?", plantea el activista Txe Arana en la presentación de la iniciativa. El reto arrancará el 12 de mayo y se alargará hasta el 1 de junio.

Los 21 días son los que, según algunos estudios, se necesitan para consolidar cualquier nuevo hábito. En este caso, el hábito que se quiere dar la vuelta es la norma de cambiarse al castellano: las encuestas indican que ocho de cada diez catalanohablantes cambian al castellano cuando alguien se les dirige en esta lengua, un fenómeno que contribuye -por iniciativa propia de los catalanohablantes- a la sumisión y residualización del catalán. "Sólo que no cambiemos de lengua, el uso social del catalán ya mejoraría", afirma Àstrid Bierge, de Talleres por la Lengua, que ofrece formación en asertividad lingüística.

¿Por qué se cambia de lengua? "En los lugares de alta densidad de castellano hay una mimesis: por no tener una disonancia, siempre se adapta a la persona que está en situación subalterna", que es el catalán, explica la sociolingüista de la UOC Maite Puigdevall. La experta señala que para poder transformar este hábito se necesitan tres procesos: "Darte cuenta de que algo falla, buscar las causas y buscar qué hacer para cambiarlo", dice. Por eso son necesarios al menos 21 días para realizar este proceso de "concienciación y emancipación": "¿Cómo podemos convertirnos de hablantes minorizados a hablantes emancipados como los de las lenguas mayoritarias? Compartiendo nuestra lengua de forma respetuosa, pero sin ceder", afirma Puigdevall. Además de tiempo, alerta de que también hay que ser una comunidad: "Nunca se ha ganado una causa si no es colectivamente", dice la sociolingüista. Por eso señala la importancia de que la campaña sea popular, transversal ya escala nacional. El reto de los 21 días fue impulsado hasta ahora por el Consorcio para la Normalización Lingüística en diferentes ciudades del país de la mano de los Ayuntamientos.

Testimonios de subordinación

El reflejo de pasarse al castellano es lo que quiere superar Leli Camps: "Sin darme cuenta, pum, cambio al castellano. Quizás porque he conocido a la otra persona en castellano y me cuesta cambiar, quizá porque presupongo que el otro no sabe el catalán, y en realidad no haría falta, es un automatismo que debemos cambiar", dice Camps. Gabriel Roca asegura que siempre mantiene el catalán a conciencia hasta que le llaman por una cita médica y le hablan en castellano: "Siento que la otra persona tiene más poder que yo y me siento vulnerable, y al final creo que debo ceder, y lo hago conscientemente. Son situaciones concretas en las que te encuentras con una indefensión". El reto de los 21 días quiere hacer evidentes estas dificultades y que el ciudadano pruebe estrategias para salir adelante.

"La lengua es un elemento simbólico de alto voltaje y es un recurso, que puede ser también un recurso económico. Si no lo compartimos cerramos el paso a mucha gente", apunta Puigdevall. Es lo que les ocurre a los inmigrantes a los que se dirigen por defecto en castellano. "En Catalunya hay miles de personas que están aprendiendo catalán y, al carecer de fenotipos europeos o tienen acentos extranjeros, cuando dicen «buenos días» en catalán les responden «buenos días». Esto es una buena manera de matar a tu idioma", afirma el escritor de origen inglés Matthew Tree.

"Yo soy negra, soy mujer y tengo acento, y muchas veces se me dirigen en castellano. Es algo que me acomplejaba. ¡No hablo tan mal el catalán!", afirma Merlys Mosquera. Cuando llegó, hace ocho años, pensaba: "¿Cómo es posible que esta gente no quiera compartir su lengua conmigo?", recuerda. lamenta. Los prejuicios son constantes: "Me dicen «qué bien hablas catalán», pero es que yo he hecho desde la primaria hasta la universidad aquí", explica. Al mismo tiempo, también pide que se "ponga fácil" la lengua para todos porque "los inmigrantes cargan muchas mochilas" todo nosotros estamos peor cuando adoptamos el catalán, porque padecemos racismo y encima discriminación lingüística", afirma.

Cultural, Softcatalà, y los colectivos Salut per Català, Mantengo el catalán y No me cambies la lengua.

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