La cáscara es la cáscara: por qué sale a cuenta aprender catalán
El economista Antonio Di Paolo analiza el rendimiento económico que tiene para los foráneos aprender la lengua catalana ya quien beneficia más
BarcelonaFue por culpa de la microeconometría, que quería estudiar en la Universidad Pompeu Fabra, que Antonio Di Paolo (Pescara, 1981) acabó en Barcelona en el 2004. En Bolonia había aprendido pasivamente castellano de los estudiantes de intercambio que no hablaban italiano y tuvo claro que a él no le sucedería lo mismo con el catalán. Hizo todo lo posible por aprenderlo rápido: se apuntó a las asignaturas impartidas en catalán y se lanzó a la "práctica" hasta poder responder a los exámenes en catalán. Después vinieron las clases que impartía como investigador predoctoral en la Universidad Autónoma y, por tanto, una inmersión total en catalán.
Pronto su experiencia personal y su interés profesional acabaron encontrándose, porque decidió investigar si dominar el catalán realmente tiene un impacto en el mercado laboral, en concreto para los inmigrantes y sus hijos, que son los que no llevan el catalán puesto de casa. Su primer estudio científico, publicado en 2012 en Journal of Applied Economics, revelaba que saber hablar y escribir en catalán incrementa un 18% el rendimiento salarial de esta población. Y había dos factores asociados: "El impacto es mayor entre las personas que tienen estudios más elevados y los que han nacido fuera", afirma el profesor.
La siguiente pregunta fue: ¿en qué sector el catalán genera más rendimiento, en el público o en el privado? Dado que la lengua es un requisito para la mayoría de plazas públicas del país (excepto las de la administración del estado, entre otras), es evidente que el hecho de dominar la lengua condiciona radicalmente la probabilidad de ser trabajador público. El estudio publicado en Hacienda Pública Española demostraba que "una vez que se ha entrado en el sector público, el diferencial entre quienes saben catalán y quienes no es cero, básicamente porque todo el mundo tiene competencias elevadas y, en cambio, en el sector privado se confirma la existencia de un rendimiento positivo", afirma Di Paolo, que lo cifra entre un 5% y un 13% de ganancias extras al mes.
Efectivamente, se puede afirmar científicamente que el catalán está vinculado al ascensor económico, en especial para los recién llegados, como desgranará Di Paolo este sábado en el seminario Semicírculos que organiza Plataforma por la Lengua.
El efecto de las políticas lingüísticas
"El capital humano es una cuestión de oferta y demanda –explica el profesor de economía–. ¿Cuál es el rendimiento de saber inglés en Dinamarca? Prácticamente cero, porque todo el mundo sabe inglés, no significa un plus porque hay mucha oferta. Si hubiera mucha demanda y poca oferta, las pocas personas que tendrían el inglés sacarían un rendimiento muy alto". Para Di Paolo, la clave que ha estructurado y transformado esta demanda y oferta en Catalunya es la administración catalana desde la Transición: "La existencia de las políticas lingüísticas en Catalunya, como en otras realidades multilingües, generan el marco institucional." es decir, más allá del mercado, las políticas públicas son las que han contribuido a crear los incentivos y las recompensas por el hecho de saber la lengua del país. de aquellos alumnos? Un estudio publicado en Economics Education Review en 2018 muestra que "cada año de estudio adicional genera un rendimiento económico en términos de ingresos; para cada año de estudio después de la introducción del catalán en la escuela, el aumento salarial es del 7,9% frente al 6,5% de la educación monolingüe". Es decir, quienes estudiaron en la escuela catalana tienen 1,4 puntos de retorno extra a sus salarios. La escuela bilingüe "genera beneficios e incrementa los incentivos para estudiar más porque, obviamente, si el mercado paga más los estudios, las familias tienen más motivos para invertir en educación", dice el profesor.
Escuela e identidad, ¿atadas?
Pero, además, del estudio se extrae otra conclusión: "Los que más se beneficiaron de la introducción del catalán en la escuela son los inmigrantes de primera o segunda generación del resto de España, que tenían el castellano como lengua inicial. Esto significa que la introducción del catalán en el sistema educativo niveló el terreno de juego en un mercado laboral bilingüe", señala Di. Es paradójico, pues, que sean familias castellanohablantes las que hayan judicializado el 25% de castellano en las aulas.
"El aprendizaje en catalán no es un problema. Se hace demasiada política con la lengua cuando deberían hacerse más políticas para la lengua, y dejar en paz la escuela –sentencia el economista–. Porque en un retroceso hipotético del catalán en la escuela, muy probablemente los hijos de familias no catalanohablantes son los que más perderían". Su estudio más reciente, elaborado desde la Barcelona School of Economics este 2025, analiza la relación entre lengua en la escuela y las variables de identidad, y determina que haber estudiado en una escuela donde se enseña en catalán no tiene un efecto considerable en sentimiento identitario de los alumnos: "La escuela catalana no ha adoctrinado a los jóvenes para sentirse más catalanes, tener preferencias secesionistas o por estar más a favor de la independencia de Catalunya.
Para Di Paolo, en el contexto actual el gran reto es "que se visibilice y se incremente la percepción del beneficio económico y social entre la población recién llegada", por un lado, mejorando y divulgando los recursos para que los inmigrantes aprendan la lengua y, por otro, pidiendo "un esfuerzo considerable a las personas catalanes" catalán; esto significa, por ejemplo, "no pasarse al castellano en la primera". El economista ve un gran margen de actuación sobre todo en el terreno laboral, donde predomina el castellano, como se desprende de el estudio que elaboró por UGT en el 2024. "Hay que explicar que el catalán aporta muchos beneficios, socialmente, en cuanto a la integración y también cognitivamente. Te abre muchas puertas también en el ámbito afectivo, y tampoco es tan difícil, sobre todo para quienes venimos de lenguas románicas –asegura Di Paolo–. Aprender catalán realmente vale la pena".