Voluntariado lingüístico

Ser gay y socializar en catalán en Barcelona: "Te encuentras marginado, te giran la cara, te bloquean en Grindr"

Saca la Lengua del Armario promueve grupos de conversación en el ambiente LGTBIQ+ ante la minorización de la lengua

Un encuentro del grupo de Saca la lengua del armario en el bar Moeem de la calle Muntaner de Barcelona.
19/09/2025
4 min

Barcelona"Encuentro LGTBI+ de conversación en catalán / LGTBI+ catalan conversation", anuncia el Meetup, la red de ocio a la que son asiduos expados y turistas de paso por Barcelona. Así se anuncia la cita que llevará, el lunes por la noche en el bar Moeem, un goteo de gente a encontrarse para tomar una copa y hablar en catalán. Acabarán siendo una quincena, la mitad voluntarios lingüísticos catalanohablantes y la otra mitad extranjeros que se defienden bastante bien en catalán.

La entidad Saca la Lengua del Armario es quien organiza los encuentros. Nació hace tres años, al observar que ya es muy difícil salir por la noche al Gaixample y socializar en catalán. "Antes te hablan en inglés que en catalán en Barcelona, ​​y en Sitges aún es peor", dice Jordi, uno de los promotores. Barcelona es un polo de atracción deexpados, inmigrantes, turistas que buscan ocio gay y también sexiliados. "El sexilio, el exilio sexual, aquí lo vivimos de pueblos en ciudades, pero a nivel internacional viene gente de otros países porque aquí hay leyes más liberales, tienes más posibilidades de socializar e ir por la calle cogida de la mano con la pareja", explica Jordi.

Ahora bien, el hecho de ser capital queer tiene efectos lingüísticos. "Desde hace unos años, vivir en catalán dentro del mundo LGTBI se ha vuelto algo muy raro, minoritario, ya menudo no se te entiende. Hay mucha gente que ha venido de fuera porque Barcelona es un refugio LGTBI, pero los que somos de aquí y queremos militar por la lengua y al mismo tiempo por la vida LGTBI debemos hacer unos equilibrios muy difíciles. qué punto, la verdad", plantea Dídac Cerezo. También se siente fuera de lugar cuando los bares están claramente pensados ​​para atraer a extranjeros, con mayor capacidad adquisitiva y con la euforia perenne de las vacaciones.

Poca visibilidad y bloqueo en las redes

"Estamos en un colectivo que da mucha importancia a las minorías ya la diversidad sexual, y lo celebro, pero es curioso que la misma gente que se manifiesta por la visibilidad, cuando te expresas en catalán dentro de este colectivo, te marginan, te giran la cara, te bloquean a Grindr, te hacen un feo, no te responden feo, no te responden feo, no te responden feo y no. contradicción y una hipocresía. Esto ha hecho que para que yo pueda ejercer a la vez de gay y catalán en mi país tenga que recurrir a este grupo", dice David Hornos. E ironiza: "A la LGTBIQ+ deberemos añadir la C de catalán para que nos respeten".

Hornos, militante histórico por los derechos homosexuales, no habría imaginado la situación actual. "No puedes luchar todas las luchas a la vez, y quizás fuimos dóciles. Quizás en ese momento tienes 20 años y priorizas tener un buen sexo y una buena relación afectiva. Y una vez normalizas esto, te das cuenta de que debes poder amar en tu lengua. Sé que muchos gays catalanes cambian al castellano para pasar una buena hambre, a mi edad no viene de aquí", afirma.

"Estos encuentros son la demostración de que la sociedad civil existe cuando las instituciones nos defraudan. Quizás estamos enfermos, pero no estamos muertos", dice David Mallol, también voluntario y militante por la lengua. Para él los dos principales problemas son que a los camareros del Gaixample no se les pida entender el catalán y la agresividad en las redes. "Los insultos y comentarios anticatalanes son habituales. En Grindr estoy bloqueado porque me han denunciado. Como todo el mundo se presenta en castellano, si hablas en catalán pareces antisistema, es una lengua ultramarcada", asegura.

El grupo de Saca la Lengua del Armario un lunes por la noche en el bar Moeem de la calle Muntaner.
El grupo de Saca la Lengua del Armario un lunes por la noche en el bar Moeem de la calle Muntaner.

Quitarse la vergüenza

La única chica, Rita Lino, es portuguesa y acaba de conocer a Dídac Cerezo, que encima es profesor de catalán. "Como gay, los voluntariados lingüísticos pueden generarme inseguridad, porque no quiero volver a meterme en el armario, y puede ser incómodo si viene gente que no reacciona bien a tu sexualidad. Aquí me siento dentro de mi comunidad y puedo compartir el catalán fuera de los ambientes formales, como voluntario y militante", reflexiona Rita, que lleva dos años viviendo en Barcelona, ​​dice que le da "mucha vergüenza hablar catalán" pero aquí ha roto el hielo: "A la gente de aquí le gusta que hable catalán, como a mí me gusta que la gente en mi país hable mi idioma". Lamenta que las chicas sean menos visibles en el ambiente. También faltan jóvenes con conciencia y militancia por el catalán, añade Mallol.

Gonzalo Mayoral lleva más de un año viviendo en Barcelona y el grupo asegura que es quien más ha mejorado su catalán. Sólo sabía algunas palabras, porque sus abuelos eran exiliados catalanes en Argentina, y ahora puede mantener conversaciones espontáneas. Incluso dice tontería en vez de boludez. "Me daba pereza dar clases, porque tengo 50 años y ¡ya he estudiado tanto! –dice este ingeniero agrónomo–. Yo quería avanzar más deprisa y estos encuentros son fantásticos, he hecho amigos con los que hablo siempre en catalán. Incluso pude hacer una comida en catalán con las hijas de primas de mi padre. Fue muy bonito", celebra.

Saca la Lengua organiza encuentros semanales en bares como Moeem y Boxer, un vermut los fines de semana, sesiones de conversación en el Centro LGTBI con el apoyo de Òmnium, fiestas con música en catalán e incluso han creado una lista de Spotify propia para ensanchar el repertorio musical de los bares. "Intentamos catalanizar el ambiente LGTBI, pero también intentamos LGTBizar el catalanismo porque vemos venir por todas partes las oleadas conservadoras", alerta Jordi. Para él, la militancia por la lengua es una extensión de la defensa de su identidad que ha tenido que hacer a lo largo de toda la vida: "En los años 80 o 90 defendía los derechos LGTBI y ahora lucho por los derechos lingüísticos. Porque, yo que soy un gay que tengo passing, me siento más discriminado por catalán que por gay en Barcelona", sentencia.

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