Uso y abuso de la figura del plebiscito

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Titular de portada de La Razón: "Feijóo plantea el 9-J como un plebiscito final al presidente, que aspira a un empate técnico". Isabel Díaz Ayuso también va diciendo que el 9-J es "un plebiscito". Está muy bien que la gente tenga deseos. Y que los exprese. Lo que cansa es que determinados medios convierten cualquier votación en un plebiscito contra Sánchez, sobre todo cuando es evidente que cada elección tiene su dinámica propia: si no, votaríamos un golpe para las municipales, autonómicas, estatales y europeas y, ha, ningún en casa a hacer bondad.

Pedro Sánchez en un mitin en Cataluña

El caso es que el año pasado ya se echó de narrativa plebiscitesca. "El 23 de julio es un plebiscito sobre Sánchez: o con él, o contra él" (Negocios TV). ¡Y en el 2022, también! Tocaban elecciones autonómicas y, hablando de Castilla y León, El Confidencial explicaban: "Los populares, a la baja en las encuestas, convierten la cita del domingo en un plebiscito contra Sánchez". Un año antes, era Madrid quien tenía elecciones. ¿Lo adivinan? Sí, en este caso Expansión escribía: "El voto en la región que más crece y más empleo crea en el país fue un plebiscito sobre la aptitud de Pedro Sánchez". Para el 2020 no he encontrado referencia alguna a los plebiscitos, porque entre la pandemia y que las únicas elecciones fueron las vascas, costaba hacerlo pasar por un examen al líder del PSOE. Pero en el 2019 ya se intentaba imponer este marco mental: "Pedro Sánchez fracasa en su plebiscito y Vox se dispara a expensas de Ciudadanos", decía El Mundo. Si el lector tiene una junta de vecinos en breve y hay que votar nueva presidencia en la escalera, que vigile: quizás viene algún periodista a recordarle que las elecciones son plebiscito en Sánchez. Las ganas de echarlo acaban generando narrativas ridículas y suponen, además, un desprecio al resto de niveles administrativos.

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