¿Qué por qué autoritarismo? Suyo y te lo cuento

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El Mundo dedica uno de sus módulos de portada a uno de estos temas de fondo que tanto hacen del domingo. El título es "Los jóvenes que ya no creen en la democracia" y en el subtítulo leemos: "¿De qué nos sirve, si ya no progresamos?" Así avanza la seducción autoritaria”.

Al constatar la preocupación del diario por este asunto, me permito sugerir modestamente algunos factores que pueden haber contribuido a esta desafección. Por ejemplo, los medios que deslegitiman a los gobiernos que no son de su agrado, o los que crean un enemigo –sea exterior o interior– para aglutinar a sus lectores en una postura de odio, o los que no pasan semana sin decir que alguien "humilla" o "vexa" España, o los que ante estos partidos que son autoritaristas aún es hora de que los etiqueten como tal, en vez de ponerles mesa y haber naturalizado su participación en la arena pública (todavía que la busquen destruir). También podríamos añadir los que se alinean con las cloacas del Estado para conseguir por la vía trinchera lo que no pueden alcanzar con medios democráticos. O quienes señalan profesores de instituto, foto incluida, de quien después el juez archiva la causa. O también quienes mantienen como articulista a un líder de opinión que hace un tiempo, a raíz del papel de Alemania en la no extradición de Carles Puigdemont, espetaba: “En Baviera pueden empezar a estallar cervecerías. Naturalmente propongo una acción. Claro que debe reaccionarse”. Podemos decir que los jóvenes tal o pascual, pero debe tenerse estómago al verlos como un simple producto del sistema mientras tú tiras decenas de miles de ejemplares favoreciendo tenazmente, llevada a portada, ese estado de cosas.

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