Un desequilibrio en las parejas de los 'Telenoticias'
Ya hemos podido ver todas las ediciones del Telediario y apreciar sus características sin la presión del primer impacto. Hay un aspecto que TV3 ha reforzado en esta nueva etapa, común en otras muchas televisiones y que forma parte de una inercia que viene de lejos. Tiene que ver con los nuevos tándems de presentadores. En la edición del mediodía, ahora tenemos a Xavi Coral con Anna Garnatxe, y los fines de semana Júlia López con Joan Raventós. Ambas parejas televisivas tienen una característica común: la diferencia de edad.
Entre Xavi Coral (1971) y Anna Garnatxe (1988) hay diecisiete años de diferencia. Entre Joan Raventós (1978) y Júlia López (1994), dieciséis. Este intervalo de edad entre hombres y mujeres pasaba ya en la etapa anterior con Ramon Pellicer (1960) y Cristina Riba (1980), con veinte años de diferencia entre ambos. En cambio, la pareja que estaba más equilibrada, la del propio Xavi Coral y Raquel Sans (1974), con sólo tres años de diferencia, es la que se ha deshecho. Sintomático. Y no es casualidad. Sorprende que, en esta renovación que apuesta por la modernidad, TV3 se haya caído, una vez más, en esta tendencia pasada de moda. Está caducada porque históricamente tiene implícita una jerarquía simbólica. La edad no tiene que ver con la capacidad y profesionalidad de todos ellos a la hora de afrontar esta tarea, pero sí transmite un mensaje muy antiguo. Tradicionalmente se otorga el rol de veteranía a los hombres, un rol que les favorece en los valores de experiencia, autoridad y liderazgo (tan asociados a la credibilidad). Esto se refuerza con una mujer joven al lado. En ese contexto televisivo de emparejamiento con hombres más veteranos, ellas quedan asociadas a la juventud y el atractivo, que son virtudes consideradas complementarias informativamente. La televisión es imagen, y es obvio que el listón de los cánones hegemónicos de belleza es también bastante más exigente con las mujeres. Es injusto, porque todos y todas están allí por su valía profesional, sin lugar a dudas. Pero a ellas se las arrastra a una tiranía televisiva de otros tiempos. Tanta pantalla vertical, tanta tecnología y tanta modernidad por caer en uno de los grandes estereotipos televisivos más patriarcales y rancios. Esto delata también la enorme dificultad de las mujeres periodistas por envejecer ante la pantalla. Ramon Pellicer ha podido presentar el Telediario hasta los sesenta y cinco años. ¿Podrán hacerlo también Raquel Sans, Núria Solé, Anna Garnatxe, Júlia López y tantas otras presentadoras de la televisión pública?
Hablando de desproporciones en los Telediario, también los hay de otro tipo. Estas pantallas verticales provocan unas estampas ridículas. Convierten a los presentadores y presentadoras de televisión en miniaturas, junto a imágenes proyectadas donde los corresponsales, redactores y protagonistas de las noticias parecen gigantes. En cualquier edición, en medio del plató los presentadores quedan reducidos a entrañables liliputenses. Visualmente, un mensaje incoherente a la hora de transmitir autoridad y credibilidad.