Una guerra a pie de teclado

Un ejército de troles rusos (a 420 euros al mes)

Se filtran relatos de las grandes centrales de 'astroturfing' en el servicio del Kremlin que practican la guerra desinformativa

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Los trols trabajan anónimamente y llenan las redes de comentarios, a menudo polarizadores

BarcelonaLos reportes de guerra hablan de problemas de abastecimiento entre las tropas rusas. Este es un problema que no afecta a los otros soldados, los que a pie de teclado intentan ganar la batalla del relato y pueden ir a comprar al súper tranquilamente. Eso sí, sin grandes expansiones ni caprichos. Una periodista del medio ruso Fontanka se infiltró en una de estas granjas de troles y ha explicado que se le ofrecieron unas condiciones ajustadas: 420 euros al mes por trabajar entre tres y cuatro turnos (que pueden llegar a ser de once horas) por semana. El salario medio en el país es de 449 euros. La reportera encontró el anuncio de trabajo en Telegram, cuando un grupo que apoya al Kremlin ofrecía unirse "al frente cibernético que repelerá los ataques de los propagandistas de Kiev pagados por Occidente".

Un vistazo a la hemeroteca permite constatar que esta salida laboral no pasa por sus mejores horas. El sueldo se ha mantenido estable entre los 40.000 y los 45.000 rublos, pero la depreciación de la divisa rusa ha hecho que, en la última década, este dinero hayan ido perdiendo valor.

En cuanto al ambiente de trabajo, una gran Z –el símbolo que han adoptado los partidarios de la invasión– preside muchas de las salas. Cada uno de los trabajadores queda asignado a un departamento, que trabaja una plataforma social en concreto. En su crónica, explica como los miembros de su departamento recibieron una abucheada del jefe del departamento de YouTube, que se quejaba del personal que le habían asignado y de las faltas de ortografía que cometían. En su entorno, todo de jovencitos sentados en pufs soportaban el aguacero verbal.

Los troles a sueldo recibían un puñado de direcciones de Gmail desde las que colgar comentarios pro-Kremlin. "No hace falta que digáis que la mayoría de los rusos apoyan al gobierno. Podéis decir que vosotros lo apoyáis. O que tenéis amigos que lo hacen", aleccionaba el coordinador. Este tipo de compañías saltaron a la relevancia pública cuando se lo señaló como responsable de intentar empozoñar la campaña presidencial de Hillary Clinton, en 2016. Dos años después, trece de los trabajadores fueron imputados por el Gobierno de Estados Unidos; se los acusaba de interferir en las elecciones. Los jefes que trabajan ahora negaron en repetidas ocasiones a la reportera que la compañía tuviera ningún vínculo con el gobierno o el ministerio de Defensa. La consigna consistía en repetir que la financiación llegaba solo de empresarios afines.

La principal granja de troles rusa –como se las denomina en argot– es la Internet Research Agency. De nuevo, algunos infiltrados han explicado detalles de una operación que se hace claramente al por mayor: en 2015 hasta un millar de blogueros a sueldo trabajaban en un solo edificio, en la calle Savushkina de San Petersburgo. Vinculada al oligarca Evgeni Prigozhin, también fue acusada de haber interferido con el proceso electoral americano. Y, como en el caso anterior, la política es negar cualquier relación con la estructura de poder de Putin.

Una blogosfera difusa

Más allá de estas agencias que operan discretamente, hay una muchedumbre de iniciativas a medio camino entre el blog y el diario digital que también esparcen consignas muy alineadas con las tesis del Kremlin. Uno de estos medios es SouthFront, que estuvo muy activo durante la anexión de Crimea. El Global Engagement Center del departamento de Estado de EE.UU. elaboró un informe, en agosto de 2020, en el que señalaba "los pilares del ecosistema ruso de desinformación y propaganda". SouthFront aparecía, destacadamente. Meta, la compañía que gestiona Facebook, Instagram y WhatsApp, informó a finales de febrero que había bloqueado un número no especificado de cuentas falsas que estaban diseminando falsedades sobre la guerra. Esta red mantenía vínculos con personas en Rusia y Ucrania, "así cómo con las organizaciones de mediados de comunicación NewsFront y SouthFront, en Crimea".

Contactados por el ARA, desde SouthFront se rechaza cualquier vínculo con las autoridades rusas. "No tenemos nada que ver con ningún cuerpo oficial ruso. Y estamos seguros de que la CIA lo sabe. Pero creen que somos peligrosos porque hablamos sobre la esencia de lo que está pasando, quién tiene intereses y por qué. Hace poco más de un año, Estados Unidos cambió de política y dejó de presionarnos informativamente y desacreditarnos para pasar a bloquear las donaciones de nuestros lectores", explicaba un portavoz, que prefirió permanecer en el anonimato.

Según su versión, el presupuesto de este portal es apenas de unos 5.000 dólares. "Desde 2015, Estados Unidos nos ha estado acusando de todos los pecados mortales posibles. Nosotros, que somos un pequeño portal de análisis, nos dice que hemos interferido en las elecciones americanas, que hemos derrotado a la inteligencia militar de EE.UU., o nos acusa de no apoyar a toda esta histeria por el covid", explicaba el portavoz.

El grupo sostiene que también han sido críticos con las líneas oficiales rusas. "¿Nos quejaríamos de presupuesto si Rusia nos pagara algún dinero? Estados Unidos tiene la capacidad de monitoritzar nuestros flujos financieros y comprobar que, fundamentalmente, somos una organización de voluntarios", explicaba el miembro de SouthFront. Según afirma, cuando se encontraron con que ya no podían recibir dinero vía Paypal, pidieron ayuda al Roskomnadzor, el organismo regulador audiovisual, en la busca de apoyo legal. "Nos negaron cualquier tipo de asistencia y encima con sorna. Probamos de montar un sistema de donaciones a través de plataformas bajo el control del estado, como Yoomoney, Qiwi, VTB y similares. Nos vetaron la entrada". Aun así, un vistazo a los contenidos evidencia una visión rotundamente crítica con Occidente.

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