El martes, el Sin ficción nos hacía viajar hasta las tripas del marketing de la ultraderecha con La red ultra. El documental nos adentraba en una realidad que la mayoría sabemos que existe porque hemos visto fragmentos virales que alertan de éstos fachatuberos, de los cuales, precisamente por la ideología y los discursos de odio que defienden, procuramos mantenernos alejados. Pero esto no siempre es posible, y más entre las generaciones más jóvenes, adictas a las redes sociales que, en muchos casos, encuentran en estas comunidades reaccionarias el sentimiento de pertenencia a la tribu. La red ultra lo que hacía era plantarnos esta realidad ante las narices y explicarnos cómo funciona. Después de mostrarnos ejemplos de los contenidos de éstos fachatuberos en las redes, los responsables del documental se entrevistaban con algunos de los especímenes que defienden ideas racistas, islamófobos, homófobos y antifeministas. El planteamiento de los diálogos con esos personajes era muy interesante. Primero se dejaba que tomaran confianza para desarrollar sus tesis y, una vez presentado el discurso, se intentaba profundizar en algunos de los conceptos que ellos mismos habían expuesto. No se les rebatía, no se discutía, no se pretendía convencerles de otro punto de vista, sino que se analizaban sus propias palabras para evidenciar las falacias que defendían y la incompetencia argumentativa cuando tenían un interlocutor razonable. Cuando Adrià Núñez exponía la discriminación masculina, se le consultaba “¿Tú te sientes discriminado como hombre?”, y estaba en la respuesta que tropezaba. Cuando denunciaba con convencimiento las quinientas leyes que favorecían a las mujeres, se le preguntaba por la fuente que las listaba y no sabía decirla. Uno de los momentos más brillantes y esperpénticos es cuando Infovlogger, considerado el “primero youtuber de la derecha española”, sostenía que a él no le habían impartido ideología en la escuela porque había acudido a un colegio de curas. El guionista David Bou queda perplejo: “¿En un colegio de curas no te han intentado dar ideología de ningún tipo?” Y en el razonamiento del youtuber existía su fracaso. El golpe definitivo, la cola final de la entrevista: una pausa de silencio en la que, con la tensión acumulada, Infovlogger manifestaba unos pequeños movimientos incontrolados del cuerpo muy inquietantes. Bou también subrayaba muy bien sus estrategias de viralidad: la combinación de insultos y discursos de odio disfrazados con humor para cubrirse los hombros.
La selección de expertos escogidos para dar contexto a la audiencia sobre las dinámicas conductuales, comunicativas y estructurales de estos individuos complementaba muy bien el relato. Y también la forma de observar las consecuencias de todo ello a través de encuentros de manifestantes y grupos de trabajo de adolescentes.
La red ultra fue una muy buena forma de aproximarse a un mundo sórdido y tóxico y no desde el espectáculo goloso del esperpento sino desde la disección minuciosa y, sobre todo, desde la denuncia de su potencial. Desgraciadamente, el documental volverá a servir en el futuro para entender unas consecuencias sociales y políticas que todavía tenemos que ver, pero que son desesperanzadoras.