Quién es Frances Haugen, la informática que ha puesto contra las cuerdas a Facebook

Después de filtrar miles de documentos internos al 'Wall Street Journal', la ex trabajadora de la compañía sale del anonimato en el programa '60 minutes'

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Frances Haugen , facebook

Cuando Frances Haugen entró a trabajar a Facebook, en 2019, aceptó la oferta con una condición: que pudiera dedicar sus esfuerzos específicamente a la lucha contra la desinformación. Un amigo suyo había perdido la vida por culpa de unas teorías de la conspiración y sentía que ella tenía que contribuir a mejorar este aspecto de las redes sociales. Faltaban cuatro meses para las elecciones de Estados Unidos y la compañía asignó a aquella ingeniera informática con máster en empresariales por Harvard de 35 años al departamento de integridad cívica.

No fue bien. Cuando, pasados los comicios, disolvieron aquella unidad –la compañía dice que para repartir las funciones entre otros departamentos–, Haugen interpretó que el compromiso de Facebook con la positividad era solo una fachada. El odio daba más beneficios y entre seguridad y dinero la empresa de Mark Zuckerberg elegía dinero. Fue poco más tarde cuando empezó a recopilar informes internos hasta convertirse, un año y medio después, en la principal pesadilla para la billonaria empresa. La documentación fue apareciendo, con la insistencia de una gota malaya, durante buena parte del mes de septiembre en el Wall Street Journal, atribuida siempre a una fuente anónima. Pero Haugen ha querido dar el paso y dar la cara, en este caso con una explosiva entrevista en el programa 60 minutes, una de las catedrales periodísticas del país.

"Lo que vi en Facebook, una y otra vez, es que había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. Y, ante el dilema, Facebook elegía, también una y otra vez, su interés particular y hacer más dinero", explicaba la ex trabajadora, que dejó la compañía en mayo y que anteriormente había formado parte de la plantilla de Google y Pinterest. "Lo dejé porque sabía cómo sería mi futuro en caso de seguir en la compañía. Muchas personas han señalado esta contradicción de Facebook y han acabado degradados".

Entre las revelaciones que ha podido airear está la de un estudio interno donde se admite que "a pesar de ser los mejores" a la hora de actuar contra la polarización, lo hacen "tan solo contra el 3% al 5% de todo el contenido de odio, y solo contra el 0,6% de las instigaciones a la violencia". En otro informe, de las decenas de miles de páginas copiadas por Haugen, se puede leer: "Tenemos la certeza, a partir de varias fuentes, de que el discurso del odio, la polarización o la desinformación de Facebook y sus aplicaciones hermanas están afectando a las sociedades en todo el mundo". En el programa también se citaba un estudio específico realizado entre formaciones políticas europeas: "Los partidos están convencidos de que el cambio de algoritmo les ha obligado a decantarse hacia la negatividad en sus comunicaciones en Facebook, lo cual les ha empujado a adoptar posiciones políticas más extremas".

Pero son los documentos sobre Instagram –también propiedad de Facebook, como WhatsApp– los que han causado más inquietud en la opinión pública. Una de las investigaciones aseguraba que el 13,5% de un grupo de chicas adolescentes con pensamientos suicidas consideraban que esta red los empeoraba. Y un 17% de chicas con trastornos alimentarios atribuían a Instagram efectos perniciosos sobre su autoestima. "Los propios estudios de Facebook explican que estas adolescentes, a medida que empiezan a consumir determinados contenidos, se deprimen más y esto las lleva a usar la aplicación todavía más –explicaba la responsable de las filtraciones–. Esto las hace entrar en un bucle en el que cada vez odian más su cuerpo. No es que Instagram sea peligroso, es que directamente les causa dolor y es particularmente más nociva que otras formas de redes sociales".

A favor de intervenir Facebook

Durante la entrevista, Haugen defendió la intervención del poder público en Facebook. De hecho, en paralelo a las filtraciones de documentos, se ha puesto en contacto con las autoridades federales y la Securities Exchange and Commission (SEC), reguladora de la bolsa en Estados Unidos. "Nadie en Facebook es malo, pero los incentivos crean esta perversión. Yo siento empatía por Mark Zuckerberg y sé que él no se ha propuesto crear una plataforma lesiva. Pero sí que ha permitido que se tomen decisiones con unos efectos secundarios que hacen que el contenido lleno de odio y polarizador consiga más difusión". La informática se refería a la perversa ecuación según la cual los contenidos polarizantes y la ira hacen que los usuarios estén más tiempo en la red social y, como consecuencia, Facebook acabe generando más dinero por publicidad. Recurriendo a la SEC quiere obligar a la compañía a compartir toda la información interna relevante entre sus inversores, como es preceptivo al tratarse de una empresa cotizada.

Facebook, por su parte, declinó la oferta del 60 minutes de entrevistar a alguno de sus responsables. Pero la directora de comunicaciones de la compañía, Lena Petsch, sí que les hizo llegar un comunicado. "Cada día nuestros equipos tienen que equilibrar el derecho de miles de millones de personas de expresarse abiertamente con la necesidad de mantener nuestra plataforma como un lugar seguro y positivo. Seguimos haciendo mejoras significativas para parar la difusión de desinformación y contenido perjudicial. Sugerir que alentamos el contenido lesivo y que no hacemos nada sencillamente no es verdad". La postura oficial es apelar a una cierta idea de situación irresoluble. "Si alguna investigación hubiera identificado la solución precisa para estos retos complejos, la industria tecnológica, los gobiernos y la sociedad los habrían solucionado hace tiempo", dice la compañía.

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