He aquí un bonito efecto de la polarización: cuando existe una mala noticia económica es indefectiblemente culpa del gobierno para los medios hostiles, y un asunto estructural para quienes asumen el papel de muleta. Observamos estos dos titulares deEl MundoyAbc, respectivamente: “Escrivá conduce a España al peor agujero de pensiones de toda Europa” y “Europa no se cree Escrivá: su reforma de pensiones forzará un ajuste anual de 12.000 millones”. El ministro aparece aquí como el individuo a lapidar, que precipita a nuestros pobres abuelos en el abismo. En cambio, enEl Paísla noticia se da así: "España debe ajustar el sistema de pensiones en 12.000 euros". ¡Entonces! Aquí el problema ya no es del ministro, sino del país. Y, si abrimos, de los abuelos, que gastan demasiado en sus cortaditos de media mañana.La Vanguardiatambién saca al ministro y su reforma de la ecuación, por lo que es Bruselas quien queda como la Bruja Piruixa de esta historia: “La UE avisa de un ajuste de 11.700 millones en las pensiones”. Así, como caído del cielo. Cuando vuelva a mandar el PP, claro, serán los diarios de la caverna quienes se olviden de los ministros y los demás quienes les señalen. Con la posible excepción deLa Vanguardia, que justamente sobresale en el noble arte de entenderse con quien toca.
Helor
Al día siguiente de que Telefónica conquistara las portadas de toda la prensa de Madrid, más parte de la catalana, el titular deLa Razónes: "100 años del grupo Telefónica con el Rey y la Bolsa a su lado". Aparte de mezclar nabos y coles, la primera página tenía subtítulos jabonadores como “Su red es una de las más modernas de Europa y una de las mejores del mundo”. Han quedado a poco de poner “Telefónica, ¡qué hermosa ereh!” Será la portada menos pudorosa del año.